La salud no conoce de planillas de Excel. Tanto lo remarcaron los trabajadores del Hospital Posadas, que los efectos están empezando a verse. Porque pasa el tiempo, se profundizan los despidos (ya superan los 1300) y el desmantelamiento, y en el medio hay personas que esperan, cuando en materia sanitaria cada día que se pierde puede ser vital. Así quedó demostrado con una paciente que ingresó al Posadas en un estado lúcido aunque urgente, y terminó en coma tratándose en el hospital de El Cruce porque el Posadas no tenía los insumos necesarios.

Quien lo denunció fue el neurocirujano Martín Acosta, despedido del Posadas el 22 de agosto, tras 34 años de servicio en ese centro de salud. «Doctor Leonardi», comenzó escribiendo en su Facebook, aludiendo a Juan Ignacio Leonardi, director general de Recursos Humanos del Hospital, el principal responsable de los más de 200 de despidos de empleados ocurridos en el último mes y medio. Continúa Acosta: «Se está comenzando a ver su buena gestión. Lo vemos en la joven de 30 años que ingresó el día 24 a la noche el día 25 con una angiografía hecha se hace el diagnóstico de ruptura de aneurisma cerebral. La paciente entro lúcida y ayer recién pudo resolverse el caso en el hospital de El Cruce. Sólo que la paciente ya estaba en coma. No pudo resolverse en el hospital Posadas por falta de insumos. La paciente Contreras perdió el mejor momento de su tratamiento por su política. Usted es el primer responsable».

En diálogo con Tiempo dio más detalles sobre el caso de la paciente, Marcela, de 30 años, internada el 24 de septiembre a la noche en la Unidad de Terapia Intensiva 17: «Llegó lúcida, con un cuadro que advertía una gravedad importante. Una hemorragia subaracnoidea, cerebral. El 25 se le hace una angiografía y se le detecta dos aneurismas, uno de ellos el causal de la ruptura, y el que había que resolver en primera instancia. Pero la gente de Hemodinamia informa que no cuenta los insumos para resolverlo. Se necesitaban coils, que son para rellenar el aneurisma. Y no los tenían. Siempre hubo ese tipo de insumos en el hospital, pensá que esa patología siempre se ha resuelto en un hospital de la magnitud del Posadas; no puede dejar de tener ese elemento para resolver una patología aguda».

Según su relato, los médicos consultan con la Dirección qué hacer, y las autoridades les informan que los familiares debían solicitarlos ante el Ministerio. Algo que puede tardar semanas. «En este tipo de patologías se te puede morir el paciente en cuestión de horas, en la cama», remarca Acosta. Ella no murió, pero la inacción y falta de respuestas se prolongó, no horas, sino días. Recién el viernes la trataron, aunque en El Cruce. «Hoy está en estado irrecuperable, vegetativo», se lamenta. 

A esto se suman los pacientes que quedan a la deriva porque el médico que los iba a tratar fue cesanteado. Le ocurrió al propio Acosta. El día que iba a operar a una persona, le informan que debía dejar el centro de salud. Le adjudicaban no haber ido a trabajar entre enero y julio, cuando en realidad durante ese tiempo estuvo como empleado del Posadas llevando adelante el área de neurocirugía del Hospital Belgrano, en Villa Zagala, San Martín, a raíz de un convenio entre los dos hospitales siete años atrás, cuando el Belgrano adquirió un tomógrafo, pero no contaba con especialistas que lo llevaran adelante. La dirección del Posadas lo desconoció y lo echó, junto a otros cientos, aduciendo en todos los casos que los médicos no iban a trabajar. Y esto a pesar de que el propio director del Belgrano (Roberto Gallino Fernández), según comenta Acosta, emitió una carta al del Posadas informándole que Acosta durante el primer semestre de este año estuvo trabajando con ellos, y destacó su tarea. «Me declaré en disconformidad y recién al mes pude tener acceso al expediente, con la sorpresa de que la carta del director del Belgrano no existía en el expediente. Después de investigar descubrí que Leonardi no la adjuntó, abrió otro expediente y lo mandó al Archivo General de la Nación para que quede ahí oculta. Es posible que accionemos directamente contra él», advierte Acosta.

Mientras tanto, el hospital continúa militarizado. Y la violencia interna se recrudece. La semana pasada, la médica especialista en psiquiatría, Gisela Mariel Mannoia, denunció ante la justicia agresiones y amenazas de efectivos de seguridad, cuando ella colocó un cartel en la puerta de acceso al servicio, informando a los pacientes los médicos despedidos, «dado que hay aproximadamente 1000 pacientes que estaban a cargo de ellos».

Ante la magnitud de la crisis y el conflicto, el gobierno sólo atinó a hablar de errores: «Si hubo algún error seremos los primeros en hacernos cargo de revertirlo”, declaró a Clarín el director del Hospital Posadas, Pablo Bertoldi. En el medio, hay vidas en peligro, que no saben de errores ni de tiempo. Que necesitan ayuda.