La jueza federal María Eugenia Capuchetti rechazó en la tarde del martes la recusación en su contra presentada ayer por la querella de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en la causa en la que se investiga el atentado en su contra ocurrido el 1° de septiembre.

La magistrada elaboró un informe de 43 páginas que concluye con el rechazo a la recusación y la elevación del incidente a la sala primera de la Cámara Federal porteña, para que sea el tribunal de apelaciones el que decida si le corresponde seguir interviniendo en la causa.

«La presunta parcialidad de la suscripta que fuera alegada por la querella, no vislumbra correlato alguno con datos objetivos de la pesquisa, que permitan fundar la posible existencia de un temor de parcialidad de esta jueza», sostuvo la magistrada en la resolución.

Las diferencias entre la jueza y la querella surgieron a partir de la línea de investigación vinculada al diputado nacional Juntos por el Cambio (JxC) Gerardo Milman, a quien un testigo dijo haberlo escuchado en un bar hacer supuestas referencias al atentado contra la vicepresidenta dos días antes de que ocurriera.

La querella, según consignó Télam, siempre se quejó del hecho de que la jueza se negara a secuestrar los teléfonos celulares de las dos asesoras que acompañaba a Milman el 30 de agosto en la confitería Casablanca cuando, según un testigo de la causa, habría pronunciado la frase: «Cuando la maten yo voy a estar camino a la costa».

La jueza expuso los motivos de aquel rechazo, que se encuentra apelado ante la Cámara Federal porteña y relató las medidas dispuestas en relación a esa pista a la vez que aseguró que aún se investiga en la causa el posible vínculo entre una de las asesoras de Milman con una persona que habría tenido vínculo con los imputados.

Antes de adentrarse en los motivos del rechazo, la jueza dedicó más de 20 páginas a realizar un repaso de cómo se desarrollaron las líneas de investigación denominadas «David-DEA», «Joa», «Marcodina SA», «Carroll» y «Milman», en el que reseñó cuáles fueron las medidas propuestas por la querella y cuáles (y en qué momento) las ejecutadas por el juzgado.

«Corresponde destacar que fueron exploradas todas las hipótesis investigativas traídas a esta sede, incluso aquellas sostenidas por la parte querellante que luego fueran desestimadas en mérito al resultado de las diligencias proyectadas y dirigidas a determinar su eventual corroboración», sostuvo la jueza en un pasaje del informe con el que rechazó su recusación.

“Si esta instrucción la completa María Eugenia Capuchetti, todos seremos noveles Sócrates que solo sabremos que no sabemos nada. La instrucción habrá estado a cargo de alguien que ni sabe ni quiere investigar”. El escrito de la recusación presentado por los abogados de la vicepresidenta subrayó las llamativas circunstancias en que se perdió una prueba clave: el contenido del teléfono de Sabag Montiel, que se borró supuestamente de manera accidental cuando fue manipulado por efectivos de la Policía Federal en el despacho de la jueza.

No fue lo único. “La prueba más relevante que pasó por las manos de Capuchetti terminó destruida, tardó semanas en hacer los allanamientos más básicos, y toda línea fuera de Sabag, Uliarte y Carrizo se la tuvo que marcar esta querella. Nunca reclamó los refuerzos de personal que la Corte no le dio, con el argumento de que su juzgado podía afrontar la investigación. Pero todas las pruebas relevantes las señalamos dos abogados, por nuestra cuenta, y no el dream team judicial, que ni siquiera pudo (o no quiso) ver a Milman en un video de pocas horas. En las testimoniales, la jueza investigadora no realiza preguntas y los testigos los llama sólo a pedido de parte”, apuntó la recusación.