Actualmente, las mujeres representan el 36% en Diputados y 42% en Senadores. De las 24 provincias que componen la Argentina, siete son las provincias que cuentan con leyes para garantizar la representación equitativa: durante el 2016 Buenos Aires, Salta, Chubut y Neuquén se sumaron a Río Negro, Córdoba y Santiago del Estero, que ya contemplaban la paridad para cargos legislativos. La paridad es un tema impulsado desde el Congreso por mujeres y, en forma posterior, se sumaron otros a la iniciativa.

Es cierto: la Argentina fue precursora en la sanción de una ley de cupo femenino que, 25 años después, se transformó en un «techo de cemento» para las mujeres. Pero la situación hoy es de «total estancamiento», como advierte Paula Rey, de ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) en presencia equitativa en las bancas. 

Durante el año pasado se debatió acerca de la paridad en los cargos de representación política, a tal punto que cada una de las Cámaras del Congreso Nacional aprobó los proyectos con cláusulas de paridad. Sin embargo, finalizado el período de sesiones, sigue siendo una deuda pendiente a pesar de haber tenido amplísimo apoyo de todos los bloques en ambas Cámaras. 

El 18 de noviembre pasado, el CEDAW – Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la mujer, mostró su preocupación por la desigualdad estructural entre varones y mujeres, por lo que pidió a la Nación que apruebe los proyectos de ley de paridad de género en los cargos legislativos. 

A comienzos del mes de marzo de este año, se lanzó la campaña con piezas gráficas ya desarrollada durante 2016, #MujeresALaPolítica, unos días antes de la apertura de sesiones del presidente Mauricio Macri en el Parlamento. Si bien, en ambas Cámaras se habían aprobado proyectos de paridad de género, en el discurso presidencial se omitió el tema, deslizando por parte del presidente una breve mención a la reforma electoral. 

Desde Amnistía Internacional Argentina y ELA difundieron piezas gráficas para asegurar la continuidad en la concientización por la importancia de todas las voces. Los carteles muestran la imagen de algunos diputados y senadores nacionales de un importante y diverso arco político. 

“La voz de una mujer tiene el mismo valor que la de un hombre”, se lee en una serie de carteles en las cercanías del Congreso Nacional. La frase acompaña fotos de los legisladores de diferentes fuerzas políticas, tales como Ricardo Alfonsín (UCR), quien lo retuitó el 8 de Marzo desde su cuenta de Twitter, Axel Kicillof (FPV), Felipe Solá (Frente Renovador); Federico Pinedo (PRO) -con voto en contra-, y Néstor Pitrola (Partido Obrero)- con abstención- hablando en el recinto. Algo parece fuera de lugar: sus bocas están intervenidas con una calcomanía que transforma sus labios en los de una mujer con labial rojo.

Según Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional en Argentina, aclara: “El principio de igualdad y no discriminación, reconocido en la Constitución Nacional y en los diversos instrumentos internacionales de Derechos Humanos que la integran, obliga al Estado a promover la paridad en la conformación de espacios de poder político. Sin embargo, la situación de las mujeres en la política es aun desigual”. 

Por su parte, Natalia Gherardi, directora ejecutiva de ELA, expresó: “La paridad es un compromiso ético y político que parte de la convicción de que las mujeres deben estar presentes en los espacios de representación política”. Para Gherardi, “asegurar la diversidad en la integración de los cargos públicos, en particular en el Legislativo, que es el ámbito deliberativo por excelencia, mejora la calidad del debate público y fortalece los valores de la democracia”. 

Los carteles pueden verse en las principales calles y avenidas en las cercanías del Congreso y a través de las redes sociales de las organizaciones, además de las cuentas de la iniciativa de #MujeresALaPolítica. El objetivo de la campaña es desnaturalizar la idea de que los varones están mejor calificados que las mujeres para ocupar cargos legislativos. Además, se busca interpelar a la ciudadanía vinculando la demanda por la igualdad en la política con la superación de otras formas de discriminación hacia las mujeres.