El ampliado Consejo de la Magistratura comenzó a delinear su nuevo carácter. Este martes se llevaron a cabo las elecciones de los representantes de jueces y abogados, con un resultado beneficioso para la oposición. Tras los comicios del organismo creado en 1994, quedaron confirmados los ocho representantes necesarios para cumplir con la reciente redefinición. La cantidad de integrantes fue modificada en abril de este año mediante el fallo de la Corte Suprema de Justicia en el que se declaró inconstitucional la ley promulgada durante la presidencia de Néstor Kirchner, en 2006, que establecía una composición de 13 escaños. La Corte, al mismo tiempo, invadiendo potestades del Congreso, repuso la ley derogada y el organismo volvió al número de 20 integrantes, entre ellos el presidente de Corte Suprema, Horacio Rosatti.

Con los resultados del martes, el organismo quedó en un virtual empate entre oficialismo y oposición.

La lista “Abogacía por la Independencia judicial”, comandada por Miguel Piedecasas -candidato de la UCR nacional – y Jimena de la Torre -candidata del PRO y alfil de Mauricio Macri-, ganó con el 50% de los votos y obtuvo dos bancas dentro del Consejo. Las otras dos fueron para los abogados Héctor Recalde y María Fernanda Vázquez, candidatos apoyados por el oficialismo nacional y el consejero Diego Molea, respectivamente.

Molea, rector de la universidad de Lomas de Zamora, mantiene un estrecho vínculo con Sergio Massa, lo que podría implicar que el oficialismo sume otra aliada. Desde el despacho del senador Mariano Recalde no confirman ni niegan esta información y sólo se limitan a decir que “confían en la posibilidad de construir mayorías”.

En cuanto a la elección de los jueces, la Lista Bordó, comandada por el juez de la Cámara Federal de Casación Penal, Diego Barroetaveña, y su compañera de fórmula, la jueza civil de primera instancia, Agustina Díaz Cordero, se consagró ganadora. En segundo y tercer puesto quedaron las listas Celeste y Compromiso Judicial, por las que ingresarán Alberto Lugones y Alejandra Provítola, sus principales candidatos.

Los nuevos ingresantes accederán a sus bancas el próximo 20 de noviembre. Con estos resultados preliminares, el oficialismo contará con tres representantes -Recalde, Lugones y el representante del ejecutivo Gerónimo Ustarroz- y la oposición con cinco -Piedecasas, de la Torre, Barroetaveña, Díaz Cordero y Provítola-. Sin embargo, y a pesar de la, hasta ahora, evidente mayoría opositora, la división no será tan pareja.

Las internas detrás del telón

Estas elecciones, como presagio de las que vendrán, estuvieron cargadas de internas opositoras. La cabeza de lista de Juntos por el Cambio se definió tras una disputa dentro de la UCR. Gerardo Morales y Mario Negri, del radicalismo nacional, impulsaban la candidatura de Piedecasas, mientras que las boinas blancas porteñas y Daniel Angelici, ex presidente del club Boca Juniors, apoyaban a Carlos Matterson, vicepresidente del Consejo. Este último fue, además, criticado por Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica, quien sostuvo que Matterson “representa los intereses y negocios de Angelici”. El conflicto, que casi culmina en ruptura, logró cerrarse con un acuerdo: Piedecasas será sucedido por Alberto Maques, titular del consejo en Capital Federal y hombre del ex-xeneize.

Aunque alejada del seguimiento público y mediático, esta elección resulta fundamental para preparar las bases de cara a 2023. La mayoría de las decisiones del organismo se toman con el aval de dos tercios de los representantes. Es decir que cualquier movimiento debe estar aprobado por, al menos, por catorce de los miembros. La necesidad de generar mayorías es clave para poder avanzar o bloquear resoluciones. Ante la parda en cantidad de integrantes del oficialismo y la oposición, las negociaciones dentro del Consejo serán moneda corriente porque un voto define el partido. En este punto, la figura de Vazquez se queda con el protagonismo. La abogada se mantiene bajo la premisa de la independencia, por lo que su voto, y el de su padrino político lomense, se vuelven fundamentales en las definiciones. Quedará en la capacidad de seducción del oficialismo o la oposición de tenerlos como aliados o adversarios.

Además de los magistrados, el Consejo se compone de ocho representantes del Congreso, cuatro por diputados y cuatro por senadores. A esto se le suman las dos bancas de los académicos, una del ejecutivo y la última corresponde al presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti. En el primer grupo, las definiciones son centrales. Por ley, la primera minoría parlamentaria accede a dos bancas, la segunda a una y la tercera a otra. Este mecanismo se repite en ambas cámaras.

Aunque el reparto matemático es parejo, la política lo complica. El desdoblamiento de bloques para acceder a más lugares en el Consejo es una herramienta utilizada tanto por la oposición como el oficialismo, lo que complica aún más, las resoluciones. Las últimas designaciones de legisladores -Martín Doñante del Frente de Todos y Roxana Reyes del radicalismo- terminaron con procesos judiciales cruzados, por lo que queda expectativas de cómo se resolverá esta vez el reparto de asientos.

Con la «ruptura» del frentetodismo en el Senado, el Frente Nacional y Popular, comandado por José Mayans, pasaría a ser la primera minoría, mientras que Unidad Ciudadana, con Juliana Di Tullio a la cabeza, sería la segunda. De esta forma, el oficialismo ingresaría tres representantes y la oposición solo uno.

Aunque las definiciones deberían ser precisas, las internas desatadas en los dos principales espacios alimentan las dudas de cómo quedará conformado el organismo. El futuro del Consejo continúa siendo un misterio.