Después de las 22.30 del domingo, cuando las tendencias ya estaban consolidadas, Patricia Bullrich caminó sobre las mismas tablas que eligió en la noche del 13 de agosto. Ese día le ganó las PASO a Horacio Rodríguez Larreta y comenzó su campaña como candidata presidencial de Juntos por el Cambio. Para no jugar de visitante en un escenario controlado por el larretismo, mudó el bunker de Costa Salguero a Parque Norte. Este domingo por la noche clausuró su aventura electoral con escenografía propia. Rodeada de los principales dirigentes del PRO y la Coalición Cívica, la exministra de Seguridad asumió el peor golpe para JxC desde su creación. Reconoció una derrota histórica que la dejó afuera del balotaje. El golpe puso en jaque la supervivencia de la alianza opositora ante la segunda vuelta del 19 de noviembre y desnudó la fragilidad de su conducción para controlar la crisis que les generó perder la competencia ante Javier Milei y Sergio Massa.

En las primeras 24 horas posteriores a la derrota crece una alternativa para canalizar el debate interno sobre a quién votar en el balotaje. Para evitar una fractura de la alianza se barajan paliativos. No optar por ninguno de los dos aparece como una posibilidad, aunque no venga sola e incluya la libertad de acción. Los socios menores de JxC prefieren que el PRO pague los costos de un debate cruento. Si hay una ruptura -susurraban anoche en Parque Norte- que sea dentro del partido que fundó el expresidente Mauricio Macri y no en toda la alianza.

Este lunes la Coalición Cïvica ya formalizó su posición. «Aceptamos el resultado electoral, pero no votaremos por ninguna de las dos opciones que competirán en el ballottage: proponen gobiernos irresponsables basados en imposibilidades morales y políticas y pacto de impunidad. En consecuencia no es ni con Massa, ni con Milei», aseguró la Mesa Nacional de la CC en un comunicado que no dice nada de los demás socios. Mucho menos del PRO, donde retumba la versión de una comunicación reciente entre Macri y Milei después del resultado para explorar acuerdos que otra parte de JxC no quiere ni ver.

En la UCR algunos dirigentes abrazan la misma idea de la prescindencia para evitar más crujidos internos. Sin embargo, el rechazo que les provoca Milei podría empujarlos a un pronunciamiento más asertivo. Podría ser más duro si finalmente Bullrich avanza en reconstituir su relación política con Milei. El economista propuso resetear el vinculo con su competidora como una manera de buscar los votos que le faltan para revetir la desventaja de casi siete puntos de este domingo. La derrotada habló de seguir luchando contra el populismo y, a pesar de la mala relación con Milei, le hizo un guiño. El mensaje que la candidata lanzó en Parque Norte fue auspiciado por Macri, pero enfureció al radicalismo y especialmente a su titular, Gerardo Morales, que había pactado otro tono. El chispazo prefigura la discusión que se avecina. Posiblemente recrudecerá cuando Massa comience a explorar puentes con dirigentes radicales y adyacentes que eran del PRO, como el extitular de la Cámara Baja, Emilio Monzó.

En el entorno de Morales señalaron que cayeron mal los guiños de Bullrich a Milei.
Foto: @GerardoMorales

El tironeo sobre Massa o Milei atraviesa a todos los socios, pero la mayoría de sus conduciones busca formas para evitar que ese debate se los lleve puestos. En la UCR no convence la idea de tomar distancia de la segunda vuelta y en el PRO no hay margen para hacer la plancha por la debilidad de Bullrich, la soledad que comienza a rodearla, el rol jabonoso de Macri y la fortaleza relativa del radicalismo.

Rodríguez Larreta confesó hace poco que no se esperaba caer ante Bullrich en la pelea por la hegemonía del partido que fundó Macri. «No la ví venir», lamentó. A su vencedora le pasó lo contrario. Desde que ganó la interna quedó en el tercer lugar y nunca pudo salir de ahí. Transitó toda la campaña presidencial en esa posición y el escrutino de este domingo sólo cristalizó el miedo a perder que se registró en las PASO. La incertidumbre la incrementó Macri desde que felicitó a Milei por la victoria y recién se animó a criticarlo una semana antes de las generales.

Este domingo estuvo en la primera línea junto a Bullrich, con un rostro tan demudado como el que mostraron Rodríguez Larreta, la exgobernadora María Eugenia Vidal y la fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. Salvo Lilita, los demás se habían visto las caras en Lomas de Zamora el jueves para acompañar a Bullrich en el último acto de campaña. Sólo hubo rostros de preocupación ante una escasa participación. Era el preludio del resultado menos deseado. También la expresión de la bronca que tiene la mayoría de la dirigencia de JxC y del PRO con el expresidente. El malestar es directamente proporcional a la desconfianza que cosecha Macri con cada uno de sus movimientos. El expresidente está al tanto de los reproches que le revolean por la espalda, pero los aumentó a pesar de los gestos que repartió para mostrar fidelidad.

En el cierre de campaña hubo pocos radicales y este domingo casi ninguno, salvo el mendocino Luis Petri, compañero de fórmula de Bullrich. Con los ojos rojos le puso el cuerpo a la derrota, que también se extiende como una mancha pegajosa sobre la UCR y especialmente sobre el sector que bancó respaldar a la exministra de Macri, liderado por el gobernador electo de Mendoza, Alfredo Cornejo, uno de los tres distritos que tuvo elecciones entre las PASO y este domingo. Los otros dos fueron Chaco y Santa Fe, donde también se impusieron los radicales Leandro Zdero y Maximiliano Pullaro.

En Mendoza la fórmula Bullrich- Petri este domingo volvió a quedar detrás de Milei como sucedió en las PASO. En Chaco, donde Zdero se impuso hace un mes, la candidata quedó tercera detrás de Massa y Milei. El fenómeno se repitió en Santa Fe, uno de los territorios más ásperos en la disputa Bullrich-Larreta. En la interna provincial la exministra respaldó a Carolina Losada como una forma de imponerse al candidato de Larreta, pero la periodista  perdió con Pullaro, perteneciente a Evolución Radical. Es el sector del partido que lideran el senador Martín Lousteau y el diputado y vicerector de la UBA, Emiliano Yacobitti, uno de los dirigentes que más esfuerzos hace por contener la bronca que tiene con Macri desde que eligió a Milei.

La reconquista radical de Santa Fe encierra una importancia inadvertida en la nueva distribución de poder dentro de la UCR y también de JxC. Una muestra es la desconfianza que generó en el PRO el resultado de este domingo. En las PASO, Bullrich le ganó a Larreta y JxC quedó segundo detrás de Milei. En las generales la candidata quedó tercera, casi seis puntos detrás de Milei y 2,79% de Massa. Los más benévolos sostienen que la aspirante no pudo contener a los votantes de Larreta. Pero hay quienes ven una venganza de Pullaro y una parte de la ofensiva radical que busca despegarse de Bullrich ante su deterioro.

Foto: Edgardo Gómez

En Jujuy, gobernada por el titular de la UCR, Gerardo Morales, se repite la debacle santafesina para Bullrich. Perdió frente a Larreta en las PASO y JxC quedó segundo detrás de La Libertad Avanza. El domingo la candidata quedó tercera detrás de Milei y de Massa en ese orden y tuvo menos votos que en agosto.  Corrientes completa la saga de desconfianzas con el radicalismo. Gustavo Valdés respaldó a Bullrich. En las PASO le ganó a Larreta y JxC quedó primero, pero este domingo la exministra quedó segunda detrás de Massa por cinco puntos de diferencia.

Los reveses y deterioros se repiten en las otras tres provincias que JxC ganó en las elecciones desdobladas de este año. En Chubut, donde se impuso el senador macrista Ignacio Torres, Bullrich quedó tercera. San Luis y San Juan fueron parte de dos victorias locales para JxC que cortaron con hegemonías peronistas de 20 años. Ganaron dos aliados del larretismo, como Claudio Poggi en tierra puntana y Humberto Orrego en la segunda provincia cuyana. Este domingo Bullrich quedó tercera en las dos provincias detrás de Milei y Massa, en ese orden.

Entre Ríos hizo la diferencia para el PRO. El diputado y exministro del Interior, Rogelio Frigerio, ganó las elecciones para gobernador que se realizaron en forma simultánea con las presidenciales. El candidato reeditó la experiencia que se registró en dos provincias cuyanas y cortó con 20 años de alternancia peronista. Reunió el 41,68% de los votos y le ganó por dos puntos a Adan Bahl. En la misma jornada Bullrich sumó el 30,09% y quedó segunda detrás de Massa, que alcanzó el 33,25%. En las PASO había pasado lo contrario: la exministra le había ganado a Larreta y la sumatoria de ambos registró el primer lugar con el 32,11%.

En Entre Ríos ganó Frigerio, pero Bullrich quedó detrás de Massa.

El resultado entrerriano acompañó la victoria de Jorge Macri en la Ciudad de Buenos Aires. El primo del expresidente no pudo evitar el balotaje porteño porque no reunió el 50% de los votos. Los arañó y llegó al 49,61. Le ganó a Leandro Santoro, de UxP, que sumó el 32,20% y al legislador de ultraderecha Ramiro Marra (13,89%). Todo indica que habrá segunda vuelta pero Santoro podría resignar su candidatura ante las pocas chances de revertir la desventaja con Macri.

Los liderazgos macristas y radicales que definieron las elecciones provinciales achican la influencia de Bullrich después de su derrota. Los nueve mandatarios podrían ser el catalizador del debate sobre el balotaje ante la fragmentación de la Mesa Nacional y la caída estrepitosa de otros candidatos ligados a la exministra, como el excandidato a gobernador bonaerense e intendente de Lanús Néstor Grindetti. Le ganó la interna al larretista Diego Santilli en agosto y este domingo perdió ante Axel Kicillof. El gobernador bonaerense superó los 45 puntos y Grindetti los 26, aunque la derrota se incrementó cuando se confirmó que su delfín, Diego Kravetz, perdió la intendencia de Lanús a manos del peronismo, liderado por Julián Álvarez. La caída del PRO en un distrito clave de la tercera sección electoral del conurbano fue vivido en JxC como un daño de alcance provincial. El mismo escenario podría repetirse en La Plata si se confirma el triunfo de Julio Alak sobre el actual intendente Julio Garro.

Con ese saldo, la Ciudad de Buenos Aires es el único lugar que controla JxC donde Bullrich se impuso. Los daños registrados en las tres provincias donde ganó el PRO o sus aliados aumenta una debilidad que forjó el radicalismo extendiendo su influencia de tres a cinco provincias. Bullrich perdió en todas. El resultado revela el nivel de autonomía que acumuló la UCR para llegar a la definición de una segunda vuelta presidencial sin depender del PRO.

La geografía de desventajas que tuvo JxC este domingo también incluye una provincia clave para Bullrich. Córdoba fue una de las provincias donde le ganó a Larreta en las PASO. La alianza llegó al 25,16% y se quedó en el tercer lugar detrás de Milei y de Schiaretti, en ese orden. El domingo se repitió la foto, Bullrich no sumó votos sino que perdió casi tres puntos en uno de los distritos donde buscaba recuperarse. Los malheridos apuntan al radicalismo de haberle quitado el empuje necesario y observan con estupor a Schiaretti que había terciado en la interna de JxC con un pacto con Rodríguez Larreta y ahora multiplica gestos a favor de Milei. Este domingo Massa dijo que también buscará esos votos y le sumó centralidad al Gringo en un momento donde la gravitación de Bullrich se derrumbó por la derrota.

La situación de los nueve distritos donde gobernará JxC revela la soledad del PRO, que sólo controlará la Ciudad y Chubut. Es uno de los escenarios donde se administrará el menguante poder de JxC. En términos formales falta una reunión de la Mesa Nacional de la coalición para comenzar a ordenar el debate sobre el balotaje. Pero los temores de una ruptura son tan grandes que la prescidencia sigue apareciendo como un paragolpes que les evite amortiguar el choque de posiciones.

El veredicto de las urnas de este domingo también redujo la composición de JxC en el Congreso a partir del 10 de diciembre. Las 116 bancas que tiene el interbloque en Diputados se reducirá a 94 y en el Senado los 33 escaños actuales serán parte del recuerdo dentro de dos meses. Desde el 10 de diciembre la coalición opositora sólo contará con 24 senadores y senadoras, en una cristalización de la fuga de votos que beneficia a Milei. Parte de los espacios que perderá JxC serán capitalizados por LLA, que elevó su bloque de diputados de 3 a 37 miembros. También desembarcarán por primera vez en el Senado con ocho representantes, en una combinación que también le restará poder de fuego a JxC para negociar. Lo urgente es sobrevivir al balotaje, con el PRO entero, o con el fragmento que no se vaya con Macri.