La sorpresiva renuncia de Susana Malcorra como ministra de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación dio paso a la sorpresiva designación de Jorge Faurie como su reemplazante. El flamante canciller, que asumirá el 12 de junio, es un diplomático de carrera que se destacó durante el menemismo, luego ocupó cargos en época de la Alianza, más tarde formó parte del gobierno de Eduardo Duhalde y durante los 12 años del kirchnerismo en el poder. Desde 2015, cuando asumió Mauricio Macri como presidente, pasó a ser el embajador en Francia. 

Durante la década del 90 fue director de Mercosur del Ministerio de Relaciones Exteriores, luego Jefe de Gabinete de la Secretaría de Relaciones Exteriores y también director nacional de Ceremonial de ese mismo ministerio. Cuando Carlos Ruckauf fue designado como canciller de Duhalde, en 2002, lo llevó a Faurie como vicecanciller. Pero no llegó a completar un año en el cargo. Ante denuncias tras su paso por el menemismo, debió pasar varias veces por Tribunales acusado por diferentes delitos. La primera vez por una supuesta compra irregular de flores y elementos de protocolo en Cancillería. La segunda por haberle otorgado un pasaporte diplomático a Zulemita Menem y al secretario privado del presidente, Ramón Hernández, que expiraban seis meses después del fin de la presidencia de Carlos Menem. Este tipo de pasaportes permiten a quienes lo poseen pasar por cualquier aduana del mundo sin que se le revisen el equipaje. Y la tercera fue propiciada por la Oficina Anticorrupción en septiembre de 2002, que presentó ante la Justicia una denuncia por la omisión en su declaración jurada de una sociedad (Costes SRL) que había constituido junto al Ramón Hernández. 

Como viceministro de Ruckauf al frente del Palacio San Martín también dejó una marca: fue uno de los funcionarios que se encargó de negar la extradición a Francia del marino Alfredo Astiz, luego de ser detenido en diciembre de 2001 y requerido por la justicia gala por el secuestro, asesinato y desaparición de Dagmar Hagelin y las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet.

Tras estas denuncias, Faurie fue designado embajador en Portugal, cargo que ocupó hasta 2013. Ese año el gobierno kirchnerista lo designó al frente de la Secretaría de Coordinación y Cooperación Internacional de la Cancillería, cargo que ocupó hasta el fin del mandato de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta de la nación. Según la agencia Télam, Faurie era uno de los pocos diplomáticos con contacto asiduo con la cúpula del PRO, en buena parte «debido a que se sentía destratado por el kirchnerismo», y tuvo a su cargo toda la organización del traspaso de mando presidencial el 10 de diciembre de 2015. De ahí en más pasó a ser embajador en Francia. 

Faurie, de 66 años, egresó en 1976 del Instituto del Servicio Exterior de la Nación y se transformó en el cuarto diplomático de carrera en llegar a ocupar el cargo de canciller en la historia del país. El último había sido Alberto Juan Viñes, que fue nombrado en 1973 durante la presidencia interina de Raúl Lastiri y luego siguió durante el tercer mandato de Juan Domingo Perón. 

El mismo Faurie calificó como “una sorpresa” su designación como canciller y habló del honor que significa ocupar este cargo. Llegará al país en las próximas horas y comenzará la etapa de transición con su equipo junto a la gente que acompaña a Malcorra. Y asumirá dos semanas después.