Desde miles de kilómetros de distancia, el papa Francisco realizó el rezo de Ángelus en el Vaticano y pareció nuevamente dar un mensaje dirigido a lo que se juega en estas elecciones en Argentina.

En el mediodía italiano, consideró que es una «esquizofrenia» separar la fe «de la justicia social y la política» y llamó a los habitantes del mundo a ser «ciudadanos responsables» que devuelvan lo que la sociedad ofrece a través del compromiso por el bien común y el pago de impuestos.

Los dichos de Francisco

«Nosotros, que en esta realidad estamos inmersos, debemos restituir a la sociedad lo que nos ofrece a través de nuestra contribución de ciudadanos responsables, prestando atención a lo que se nos confía, promoviendo el derecho y la justicia en el mundo del trabajo, pagando honestamente los impuestos, comprometiéndonos por el bien común y etcétera», señaló el sumo pontífice.

Francisco negó además que la fe se pueda separar de «la vida de todos los días». «No. Esto es una esquizofrenia, como si la fe no tuviera nada que ver con la vida concreta, con los desafíos de la sociedad, con la justicia social, con la política y etcétera», indicó.

El mensaje del Papa se basó en un pasaje bíblico con palabras de Jesús sobre el pago de impuestos que, planteó, «se han convertido en algo de uso común, pero a veces se han utilizado de manera equivocada, o al menos reductiva, para hablar de las relaciones entre Iglesia y Estado, entre cristianos y política». Para el Papa, los dichos «a menudo se entienden como si Jesús quisiera separar a César y a Dios, es decir, la realidad terrenal de la espiritual».

En los últimos días, el Papa tuvo varias referencias a las elecciones presidenciales y, sin nombrarlo, a Javier Milei, el candidato libertario, que se ha referido a Francisco como “impulsor del comunismo” y “el representante del maligno en la Tierra”.

En una entrevista días atrás con Télam, dejó clara su posición frente a los avances de la ultraderecha y aseguró que de las crisis «no se sale solo». «Todos fuimos jóvenes sin experiencia y a veces los chicos y las chicas se aferran a milagros, a mesías, a que las cosas se resuelven de manera mesiánica. El Mesías es uno solo que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos de mesianismo», aseguró.

«Yo le tengo mucho miedo a los flautistas de Hamelin porque son encantadores. Si fueran de serpientes los dejaría, pero son encantadores de gente… y las terminan ahogando. Gente que se cree que de la crisis se sale bailando al son de la flauta, con redentores hechos de un día para el otro», sostuvo y añadió: “Las grandes dictaduras nacen de una flauta, de una ilusión, de un encanto del momento. Y después decimos «qué lástima, nos ahogamos todos».