Podría decirse que se trata de una foto con proyección histórica. Por lo pronto, fue difundida como una de las noticias sobresalientes del último día hábil de abril: la cúpula del PRO –el partido con más precandidatos presidenciales por metro cuadrado– posando en un living.

De izquierda a derecha (en un sentido no político, claro): Patricia Bullrich, Diego Santilli (con un ojo en compota a raíz de un accidente hogareño), Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri, el ya olvidado Fernando De Andreis, Cristian Ritondo y María Eugenia Vidal. Todos tiesos como estalactitas y con los labios estirados a manera de sonrisa. Menos Larreta (vaya uno a saber la razón), quien, sin embargo, escribió en su cuenta de Twitter: «Juntos, como hace 20 años, cuando empezamos con el sueño de cambiar la Argentina para siempre».

Pues bien, estos «soñadores», más allá del rencor que se tienen entre sí debido a sus respectivas angurrias proselitistas, también están «juntos» por compartir un proceder: la naturaleza delictiva del financiamiento de sus anhelos de poder.

PRO

Un asunto –en apariencia, menor– que merece ser puesto en foco.

Lo cierto es que el estilo recaudatorio del PRO no se fija en gastos, ya que, en algún caso, aquello hasta supo provocar un impacto devastador en la economía nacional, cuyos efectos enturbian el presente.

Ese caso fue el recurso con el cual Macri solventó su derrota electoral de 2019, al quemar con semejante fin gran parte de los 45 mil millones de dólares obtenidos del FMI, propiciando asimismo una fuga masiva de capitales.

Los directivos del Fondo sabían que dicho préstamo tenía fines de campaña, y lo consideraron una excelente inversión. De hecho, fue el préstamo más grande que el organismo le otorgó a un solo país en lo que va de su existencia.

También fue el más veloz en volatilizarse. Porque, a los pocos meses, de esa suma no quedó ni un solo dólar. Pero sí la deuda, con las consiguientes exigencias del FMI. Un negocio redondo.

Meses después: Macri esgrimió al respecto un argumento notable: «Esa plata la usamos para pagar a los bancos comerciales que se querían ir porque tenían miedo de que volviera el kirchnerismo«. Total normalidad.

Ahora, reducido por las encuestas a un ícono simbólico del PRO, al expresidente se lo ve en la foto forzando su sonrisa, junto a Bullrich y Vidal.

Ambas también lucen una mueca similar, a pesar de las jaquecas que, en estos días, les deparan ciertas pesquisas judiciales.

Ellas, aunque sin haber recurrido al Fondo, tampoco son trigo limpio en lo que a sus recaudaciones de campaña se refiere.

Bullrich es, en tal sentido, muy reservada. Y únicamente reconoce que les cobra 300 mil pesos por cubierto a empresarios y partidarios que desean almorzar con ella. Una ganga, que la buena de «Pato» explica con una lógica aplastante: «Horacio tiene la caja de la Ciudad, nosotros nos la rebuscamos«.

Tanto es así que no es el kirchnerismo, ni la prensa, ni un juez, quienes pusieron al descubierto las fuentes económicas «genuinas» de la carrera del alcalde hacia la Casa Rosada, sino la exministra y sus operadores. Así se convirtió en un secreto a voces que su recolección de fondos es fruto de otorgar permisos excepcionales a grandes constructoras, de prorrogar licitaciones a recolectoras de basura y de repartir pauta publicitaria, además de encomendar tareas proselitistas a empleados municipales, entre otras cositas que posibilita la función pública.

Larreta rechaza tales insinuaciones con mucha vehemencia, sin que por ahora tuviera que lamentar alguna citación a indagatoria. Un tipo con suerte.

Pero vayamos a los «rebusques» de Bullrich. Éstos acaban de quedar a la intemperie, luego de que la Inspección General de Justicia (IGJ) denunciara que ella utiliza un sello de su inventiva, el denominado Instituto de Estudios Estratégicos en Seguridad (IEES) –en teoría una asociación sin fines de lucro–para cubrir sus gastos políticos y personales.

Con respecto a esto último, dicha ONG le abonó «honorarios» (por tres millones y medio de pesos documentados en once facturas). También saltaron a la luz pagos al inefable Gerardo Milman (por dos millones y medio de pesos documentados en ocho facturas), a Martín Siracusa (por un millón y medio) y a otros miembros de la Comisión Directiva de la presunta fundación.

PRO
Foto: Télam

En líneas generales, únicamente en 2022, el IEES recibió 90 millones de pesos por supuestos almuerzos, seminarios y donaciones de empresarios, con los cuales –en el mismo período– se pagaron pasajes de avión, gastos de hotel, de catering, de salones alquilados, honorarios y hasta 15 líneas de celulares.

La cuestión es que en estos días la IGJ solicitó la intervención del IEES, además de efectuar una denuncia penal por «la posible violación de la ley de financiamiento de los partidos políticos mediante un ardid».

El problema para Bullrich es que esa presentación quedó en manos del juez Sebastián Ramos (enredado a su vez en el «escándalo de los chats» con el exministro larretista, Marcelo D’Alessandro, de quien es muy amigo), aunque equilibra tal desventaja con el fiscal de la causa, Carlos Stornelli (un prócer del espionaje macrista) que de ningún modo le va jugar en contra. El mundo es un pañuelo lleno de máculas verdosas.

En rigor a la verdad, la exgobernadora Vidal no la tiene más fácil. Es que la Cámara Nacional Electoral acaba de confirmar un fallo del juez federal Alejo Ramos Padilla, quien reprobó de manera tajante la rendición de cuentas sobre sus gastos de campaña en las PASO bonaerenses de 2017.

Al año siguiente, una investigación del periodista Juan Amorín, junto a una denuncia de la actual senadora provincial, Teresa García, dejó al desnudo lo que se conocería como la causa de los «aportantes truchos«.

Su ingeniería fue elemental: consistió en el uso de supuestos donantes que en realidad no estaban en condiciones económicas de entregar las sumas que figuran en los registros. Y eso salió a la superficie al constatarse que sus nombres coincidían con unos mil beneficiarios de planes sociales registrados por la ANSES. Un fraude muy al estilo de la incompetencia del PRO.

Validada la pesquisa contable de Ramos Padilla por la Cámara Nacional Electoral, la siguiente instancia de la causa será determinar la responsabilidad penal de sus hacedores, encabezados precisamente por “Marieu”.
En medio de tan vidriosas circunstancias, la prensa amiga interpretó la foto del viernes como «una señal de unidad». Es que entre esos «halcones» y «palomas» al final había algo en común. «