Pedro Troiani, extrabajador y delegado de la planta de General Pacheco de Ford Motor Argentina, fue secuestrado en abril de 1976 de su lugar de trabajo y llevado a un centro clandestino de detención que funcionaba en los quinchos de la empresa. El mismo día de su desaparición, Ford envió el telegrama de despido. Cuando recuperó su libertad, casi un año después, Pedro no tenía trabajo ni posibilidad de reclamar por una indemnización.

Este lunes, en un acto con la presencia virtual de la titular de la CIDH, Julissa Mantilla Falcón, el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Martín Soria, el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla y la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta presentaron formalmente el acuerdo con el organismo para reconocer y reparar la denegación de justicia en su reclamo laboral.

Pedro falleció el año pasado, pero participó de los primeros trabajos para lograr el acuerdo. Junto a los funcionarios, estuvieron también la viuda de Troiani, Elisa Charlin de Troiani y su abogado Tomás Ojea Quintana.

Durante el acto, el ministro Soria leyó el reconocimiento de la responsabilidad del Estado argentino por la violación de los derechos en perjuicio de Pedro Troiani a la integridad y libertad personal, garantías judiciales, igualdad, protección judicial, y desarrollo progresivo en materia de derechos laborales, establecidos en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Como parte del acuerdo, el Estado también deberá reparar estos delitos a través de medidas tanto individuales sobre el caso Troiani como colectivas, en relación a trabajadores y trabajadoras víctimas de delitos de lesa humanidad con motivación económica.

“El caso de Pedro sintetiza el funcionamiento y el colaboracionismo por parte de estructuras del empresariado argentino con el objetivo primario de desarticular la organización de trabajares y trabajadoras y desmantelar el sistema sindical argentino”, señaló Soria, quien repasó la historia de Troiani y su lucha por obtener justicia.

Recordó que en 1992 la justicia rechazó el reclamo por su despido injustificado y de sus compañeros, mientras estaba detenido en la clandestinidad, por considerar que ya estaba prescripto, por lo que recurrieron a la CIDH por la falta de justicia.

Casi 30 años después, el caso de cerró formalmente con este reconocimiento. “La Comisión Interamericana de Derechos Humanos valora la celebración de este acto de reconocimiento de responsabilidad, que ahora es parte de los compromisos internacionales del Estado argentino. Ese tipo de actos constituye un componente esencial de la reparación integral, ya que la reparación de los hechos por parte del estado y el reconocimiento de los mismos dignifica la memoria de las víctimas y sus familiares y trasmite un mensaje a toda la sociedad de la reprobación oficial de las violaciones a los derechos humanos cometidas”, señaló la titular de la CIDH.

“El acuerdo contempla diversas medidas que buscan reparar las violaciones a los derechos humanos y, a través de varias medidas de no repetición, cumplirá un rol clave en el impulso de acciones en materia de memoria, verdad, justicia y reparación sobre la responsabilidad de empresas en graves violaciones de derechos humanos ocurridas en la dictadura argentina”, añadió Mantilla Falcón.

Pietragalla, por su parte, destacó que este acuerdo y reconocimiento por parte del Estado “va a plasmar un antes y un después”. “No por arte de magia, sino porque todos los militantes políticos del país van a entender qué pasó y estamos obsesionados porque entiendan que nuestra realidad está asociada a los grandes enemigos de los sectores nacionales y populares”, sostuvo el secretario, en referencia a las grandes corporaciones económicas y a los sectores políticos que quieren volver a instalar el neoliberalismo en el país.

“Pensar la causa Ford como un hecho aislado sería un error histórico. Lo que hace este acto a 46 años del golpe es reafirmar que esos 30 mil compañeros y compañeras resistieron a un modelo económico que se iba a instalar. Aislar este hecho de la difícil tarea que tenemos de ordenar este país sería un error histórico, donde vemos que las grandes corporaciones económicas arremeten contra los sectores nacionales y populares, que nos cuesta un montón reparar los daños económico que dejaron los 4 años de neoliberalismo”, agregó.

Gómez Alcorta, quien fue abogada de Troiani en el juicio por la “Causa Ford”, destacó el rol muchas veces invisibilizado de las esposas e hijas de los trabajadores secuestrados. “Mujeres que los buscaron desde el primer día, que fueron una y mil veces a Ford a reclamar, que fueron clave a la hora de prestar testimonio sobre esos crímenes y poder fundar la responsabilidad penal de los ahora condenados”, detalló y añadió: “Que hoy no este Pedro en esta mesa es una mala jugada del destino, pero también es parte de los tiempos del Estado, que no son los tiempos de los compañeros y compañeras. Sin embargo, que esté Elisa es un acto de justicia”.