Pese a la sensación extendida que en Argentina se vive un boom del crédito hipotecario, lo cierto es que la cantidad de beneficiarios de las herramientas financieras para acceder a viviendas es menor que en 2014 y 2015.

Según publicó el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) en 2014 se otorgaron 40.700 créditos y en 2015, 41.000. Mientras que en 2016, 24.800 y en lo que va de 2017 sólo 19.000.

Desde el informe del CIFRA no sólo se desprende la baja en la cantidad de créditos otorgados, sino el cambio de composición ya que en años anteriores los créditos PROCREAR duplicaban a los otorgados por el sistema financiero y en la actualidad es el sistema financiero el que otorga la mayor cantidad.

Los 20.000 millones de préstamos con garantía hipotecaria otorgados en el primer semestre de este año equivalen al 1,0 por ciento del total de préstamos bancarios al sector privado no financiero, y al 3,3 por ciento del total de préstamos a personas físicas.

Entre 2013 y 2015 los créditos PROCREAR suplieron la falta de crédito hipotecario del sistema financiero, representando en promedio el 73,6 por ciento del total de préstamos para la vivienda. En 2016, aún a pesar de que existió cierta reactivación del mercado de créditos hipotecarios, la caída de las sumas prestadas por PROCREAR implicó que en conjunto los préstamos para la vivienda en Argentina se redujeran en 39 por ciento.

 El cambio de paradigma también trajo un cambio en la composición de la población beneficiaria. Los PROCREAR estaban pensados y destinados para familias o personas de ingresos medios y medios-bajos y tiene una fuerte representación en el interior del país. Las familias que hoy acceden a los créditos hipotecarios son de ingresos medios y medio-altos, residen en grandes ciudades y especialmente en la de Buenos Aires.

En este contexto, quizá la sensación de que estamos ante un boom de los créditos hipotecarios no tenga que ver con los números sino con la caja de resonancia que genera el sector beneficiado.