El informe de la Gendarmería Nacional sobre cómo murió el fiscal Alberto Nisman no dice lo que le hicieron decir. El fiscal Eduardo Taiano y el juez Julián Ercolini le pidieron un trabajo exhaustivo que arribara a «una única conclusión, clara y precisa, con certeza científica, respecto de la naturaleza del hecho investigado, debiéndose especificar cuál es la hipótesis causal de la muerte violenta (homicidio o suicidio)”.

El trabajo habla del «homicidio» como la «hipótesis más probable». La menciona de esa manera en 22 oportunidades. Una expresión diferente a «certeza científica».


Pero además, sobre el final del documento, en la página 371 de un total de 388, Gendarmería condiciona la evaluación a «los análisis de evento criminalística que podrían aportarse desde otras áreas de esta junta interdisciplinaria».


La ausencia de certeza, según explica la GNA, se debe a los errores y omisiones (cuanto menos) cometidos a continuación del hallazgo del cadáver de Nisman. El trabajo es muy crítico -sin nombrarla- de la labor de la fiscal Viviana Fein. Pero también de la médica legista Gabriela Piroso, quien estuvo en ese baño al momento del levantamiento del cuerpo, y de todos los funcionarios judiciales y de fuerzas de seguridad que acudieron al departamento de Le Parc aquella noche/madrugada del 19 de enero de 2015. Faltó alguien que, con autoridad, organizara la tarea: «no se logra individualizar la figura de un Oficial ‘COORDINADOR’ de las actividades que se deberían llevar a cabo, y más aún cuando se posee personal de distintas reparticiones e instituciones trabajando en el mismo caso. La presencia de esta pieza, es clave en la escena de cualquier hecho que se investiga, debido a que le permite a la figura judicial presente, fiscal o juez, tener un único canal de comunicación para la entrega de las órdenes a llevar adelante».

Atento a que no hubo una preservación integral de todo el departamento como escena de la muerte, jamás se podrá saber cómo entraron los supuestos asesinos, cómo salieron y qué hicieron en el living o la cocina. Tampoco cuánto tiempo permanecieron ni cómo consiguieron huir dejando la puerta cerrada por dentro, con las llaves colocadas y sin que nadie los viera.

Las falencias en la investigación no fueron totales. Hubo algo que, según GNA, se hizo bien, el dato central que perite afirmar que Nisman no se suicidó: la toma de muestras de las manos del difunto fiscal que muestran la ausencia de los tres elementos que deben estar, sí o sí, para que el resultado sea positivo. «Del pormenorizado estudio del video que consta en los antecedentes del expediente, en el que se registró el momento en el que se tomaron las muestras de adhesivos de carbono en ambas manos de la víctima, no se verificó ningún procedimiento objetable».

Gendarmería también avaló los procedimientos científicos realizados en un laboratorio de Salta, en los que sí se hallaron restos «consistentes» con un disparo (aunque insuficientes para un «positivo»), pero también con otras manipulaciones, por ejemplo pirotecnia. Nunca se investigó si Nisman había estado tirando cañitas voladoras o rompeportones en los días y horas previos a su deceso.

La ketamina 

El hallazgo de ketamina en el cuerpo de Nisman abrió la posibilidad de que los supuestos asesinos lo hubieran drogado para controlar su voluntad y simular un suicidio. Pero la cantidad de ketamina hallada en el cuerpo, así como otras sustancias químicas, no pudo ser cuantificada por lo escasa.


El informe explica que «el resultado ‘no cuantificable’ presentado en la Tabla I, indica que las drogas halladas se encontraron en baja concentración (cercano al límite de detección)». Sobre las otras sustancias, el trabajo indica que «benzodiazepinas como las mencionadas, son eficaces en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizado, el trastorno de pánico y la ansiedad situacional. Además de sus efectos ansiolíticos, las benzodiazepinas generan acciones sedantes, hipnóticas, anestésicas, relajantes, anticonvulsivas y relajantes musculares». ¿Las otras drogas también fueron suministradas forzadamente a momento del supuesto ataque, o el fiscal tomó esos medicamentos voluntariamente?

En este último caso, ¿para qué? Quienes conocían a Nisman y descartan el suicidio indican que estaba «en su mejor momento» y que «jamás» habría pensado en quitarse la vida, de acuerdo con su personalidad. El informe de GNA pone un signo de interrogación en ese punto: “Estimamos necesario puntualizar que no contando con elementos suficientes y científicamente válidos, no es posible arribar a un diagnóstico de personalidad, ni siquiera en términos probabilísticos; sin desconocer que en ocasiones se ha escrito o efectuado estudio, sin haber contado con el examen presencial. Dichos escritos o ensayos son mayormente de investigación académica y no con el objetivo de constituirse en una herramienta pericial válida dentro de una investigación criminal. Con rigor científico el diagnóstico de personalidad exige el examen personal, constancias de salud y/o Historia clínica o bien de la conformación estricta de una autopsia psicológica».

Sin embargo, el trabajo recoge algunas descripciones sobre la personalidad de Nisman, entre ellas que tenía una «vida social mayormente referida a lo familiar» y «reservado en sus afectos».


Nisman, al momento de la muerte -agrega el informe- «hallaba con ‘anestesia disociativa’, siendo su voluntad abolida pero con conservación de su tono muscular, lo cual habría facilitado el posicionamiento de la víctima dentro del baño para la posterior maniobra homicida, mediante el mecanismo denominado ‘Sumisión Química’”. Ese fenómeno se produce inmediatamente después de que la ketamina llega al cuerpo y se extiende por lo menos durante 40 minutos. Pero la sustancia no fue hallada en el torrente sanguíneo de Nisman sino en el «pool de vísceras» conservados en un pequeño frasco por el Cuerpo Médico Forense. Es decir ya había pasado por la sangre y llegado a las vísceras. ¿Cuál es la base científica para hablar de «sumisión química»? El informe no lo explica; antes bien, indica que «presupone que debió haber existido insoslayablemente una vía de administración de dicha droga a manera de sumisión química». Los peritos tampoco pudieron determinar cómo llegó la ketamina al cuerpo, pero tácitamente descartaron que Nisman la hubiera consumido voluntariamente; «en base a la dinámica planteada, se podría atribuir que fue luego de la reducción, sin poder precisar con exactitud la vía de administración».

Nisman sí había consumido alcohol poco antes de morir. Lo que se halló en la autopsia en su estómago no fue producto de la fermentación de alimentos sino de lo que comúnmente se denomina «un trago» de una bebida alcohólica no determinada.


Según este dato, los supuestos homicidas, además de ketamina, también pudieron obligar a Nisman a tomar alcohol.

La hora de la muerte

Mediante un complejo cálculo basado sobre datos de la autopsia y temperatura ambiental, la GNA concluyó que Nisman supuestamente fue asesinado a las 2.46 de la madrugada del domingo 18 de enero. Ni el sábado por la tarde, ni el domingo por la mañana. GNA tiene «una certeza del 98%» de que el deceso ocurrió a esa hora.

Atento a que una computadora de Nisman registra un acceso a varias páginas, entre ellas la del diario Página 12, alguien estuvo en el departamento de Le Parc cuando el ex titular de la UFI Amia ya estaba muerto.

¿Cómo se llegó a la estimación de la hora de la muerte?

El propio documento lo explica: «El método para estimar el intervalo post mortem a partir del aumento de potasio en humor vítreo es válido siempre y cuando se tenga en cuenta que no se comporta de forma lineal. La temperatura ambiental promedio a la que podría haber estado expuesto el cuerpo se calculó utilizando los datos del reporte del servicio meteorológico nacional. El valor estimado es de 22,549°C. Teniendo en cuenta las temperaturas mínimas y máximas a las que pudo haber estar expuesto el cuerpo se pudo determinar que al aumento en 1°c de la temperatura ambiente, le corresponde una disminución del IPM de aproximadamente una hora. Se estima que el IPM a la temperatura ambiente promedio dio un valor más probable de 29,2 horas con una certeza de 98%. La muerte se debería haber producido aproximadamente a las 02:46horas del día domingo 18 de enero del 2015».

Si la hora de la muerte es correcta, ¿los asesinos mataron a Nisman a las tres menos cuarto de la madrugada y se quedaron al menos cinco horas en el departamento para, entre otras cosas, leer el diario?

La Clave


Esa mancha de sangre en el lavatorio del baño en el que murió Nisman es clave en toda la historia. El informe criminalístico anterior sostenía que esa sangre salió de la boca del fiscal al momento del disparo. Pero ahora los científicos de GNA lo descartan. Según ellos, Nisman no se disparó estado de pie frente al espejo, porque la mancha no hubiera quedado así.

«En esta posición, se debe de colocar indefectiblemente el brazo izquierdo por delante del cuerpo, que al posicionar el arma sobre la región temporal derecha, implica que el antebrazo izquierdo debería hallarse por delante de la boca o próximo a ella, por lo cual, en el hipotético caso de que se diera la expulsión vía oral de fluidos hemáticos, tal como lo planteara la defensa que sostiene que esa sería la vía de origen de lo que se ha denominado como “franja central” sobre la mesada del vanitory, ésta circunstancia de la anteposición del brazo izquierdo dificultaría su conformación, con el agravante de que analizando las imágenes del cuerpo de la víctima, el antebrazo se encuentra sin vestigios hemáticos visibles».

Nisman estaba de rodillas frente a la bañera, perpendicular al lavatorio, según esta hipótesis. «la posición final del cuerpo (NDR: estirado, paralelo a la bañera) no guarda relación con una posición inicial de rodilla a tierra, provocando con ello que para poder darse la unión del punto inicial con el final, es necesaria la participación de terceras personas en el lugar», sostuvo GNA.

¿Para qué «desacomodarían» los asesinos el cuerpo, que pudo haber quedado sobre la bañera, si lo que querían era simular un suicidio? Añade el informe: «Para el caso de una eventual posición rodilla a tierra de la víctima con una caída asistida, tal como lo ha planteado la querella en el desarrollo de su secuencia fáctica del hecho, la alfombra que se hallaba por debajo de las piernas debería tomar otra posición al deslizarse por el piso, totalmente distinta de la observada en la fotografías e imágenes, pero no debe de olvidarse que en esa secuencia fáctica, se plantea la presencia de una persona como perpetrador del hecho, por ello no se descarta que el mismo fuera producto de acomodar la alfombra de tal manera que pretenda simular una caída en parámetros normales, lo cual daría explicación de los pliegues verticales para unir las piernas por sobre la alfombra». Dicho de otro modo: los asesinos mataron a Nisman, en lugar de dejarlo caer lo acomodaron paralelo a la bañera, y luego estiraron prolijamente la alfombra de baño (que debió haber quedado arrugada) bajo sus piernas.

Pero además, pusieron el arma en un lugar extraño si la intención era disfrazar un homicidio en suicidio. El arma apareció debajo del hombro izquierdo del cadáver, pero el disparo ingresó por la sien derecha. Dijo GNA: «El motivo por el cual se sostiene que la ubicación del arma guarda relación con la ‘hipótesis más probable’ planteada por la presente junta interdisciplinaria, se basa principalmente en la participación de terceras personas en la escena, que a nuestro entender, deberían ser quienes colocaron el arma en esa posición a los fines de intentar simular una hipotética situación suicida». Los asesinos, en lugar de dejar el arma cerca de la mano y el lugar del impacto, la cruzaron hacia el lado opuesto. ¿Por qué?

Otro detalle saliente es la puerta del baño y las manchas de sangre que registró. «De acuerdo a la observación de los distintos patrones hemáticos presentes en las inmediaciones a la puerta de acceso al baño y en concordancia con lo aseverado en el punto pericial precedente, se desprende de la evidencia allí existente que los mismos corresponden a patrones hemáticos producidos por la víctima al caer al piso, golpeando de manera tal que esa fuerza produce el desprendimiento de fluidos que se observan tanto en el piso como por debajo del bidet y puerta, hecho que se diferencia de una “caída asistida”, en donde el cuerpo de la víctima es asistida en su caída».
No sólo en ese punto parece haber una contradicción con la «hipótesis más probable». Según el informe, después de reducir a Nisman con golpes, ketamina y alcohol, los asesinos lo llevaron al baño y pese a que había tres personas en un lugar de dos por dos, cerraron la puerta antes de matarlo.


¿Está descartado el suicidio?

La redacción del informe parece descartar por completo la posibilidad del suicidio. Sin embargo, en varios pasajes deja abierta la posibilidad de que el disparo haya sido autoinfringido. Si bien los peritos de GNA sostienen que Nisman nunca empuñó el arma que le causó la muerte, no cierran definitiva y categóricamente esa posibilidad.


Uno de los puntos de peritaje interrogó sobre el ángulo del disparo que causó la muerte de Nisman. «¿Qué relevancia tiene en cuanto a la posición del tirador y su compatibilización anatómico con un hipotético disparo auto infligido?». La respuesta fue: «En el caso de un análisis aislado, sin considerar el escenario y los elementos hallados en la causa que nos ocupa, serían viable ambas hipótesis, por lo que esta angulación no tendría relevancia alguna, ya que el disparo con el cañón angulado, es viable tanto para la dinámica con un tirador como para un disparo autoinfligido. Ahora bien, en este caso en particular y basados en los indicios, evidencias y lugar en el que se desarrollaron los hechos, el disparo autoinfligido no sería viable correlacionando e integrando estos elementos».

Corolario

En la página 124 del informe de la Gendarmería se lee la siguiente expresión: «Al final lo que sabemos es a menudo mucho menos de lo que no sabemos».