Carmen Ledda Barreiro dice que colecciona años. Tiene “una pila” ya acumulados. Los últimos 45 los dedicó a la búsqueda de hijos e hijas de desaparecidos apropiados durante la última dictadura, entre ellos su nieto o nieta, nacida durante el cautiverio de su hija Silvia Muñoz, secuestrada el 22 de diciembre de 1976 en La Plata cuando estaba embarazada de dos meses.

Ledda integra la comisión directiva de Abuelas de Plaza de Mayo y encabeza la filial que tienen en la localidad de Mar del Plata, donde lograron restituirle la identidad a seis jóvenes y continúan con su lucha, que en poco tiempo será desde su nueva sede.

“El otro día, mientras acomodaba material viejo que tenía, pensaba que nosotras somos de una época en la que las mujeres estaban adentro de la casa, eran pocas las mujeres casadas que trabajaban, pero así y todo, cuando desaparecen nuestros hijos, ni siquiera le preguntamos a nuestros maridos, agarramos y nos fuimos a la calle y ahí empezaron las marchas. Es extraordinario el camino que fuimos haciendo sin tener nada de dónde copiarnos, creando las cosas”, dice Ledda en diálogo con Tiempo en las horas previas al 45 aniversario de la conformación de Abuelas y en el marco del Día Nacional del Derecho a la Identidad.

Antes de ser Abuela, como casi todas ellas, Ledda fue Madre y también sobreviviente. La casa que compartía con su marido Alberto Muñoz y sus hijos Antonio, Silvia y Fabián era un lugar de encuentro permanente de amigos y compañeros de militancia en Mar del Plata. Antonio integraba la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y Silvia, la Juventud Universitaria Peronista y Montoneros.

El año 1975 fue bisagra. La persecución en la localidad atlántica de parte de la policía y la CNU resultaba intolerable, así que Antonio y Silvia decidieron salir de la ciudad con sus parejas. Tras un ataque del grupo paraestatal a su casa, en el que los golpearon y torturaron, Ledda, Alberto y Fabián, de 9 años, también se fueron de la ciudad para vivir en distintos lugares del país.

Pocos meses después, en Mendoza, Antonio, de 18 años, fue secuestrado junto a su compañera Ivonne Larrieu y su hija recién nacida. La llegada de su familia permitió que los blanquearan apenas antes del golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976 y que unos años después recuperaran la libertad.

Silvia, de 21 años, continuó con su militancia en La Plata con su compañero Gastón Larrieu, hermano de Ivonne. El 22 de diciembre de 1976 la joven fue secuestrada en la calle.  Estaba embarazada de dos meses y ese mismo día planeaba contárselo a su familia, con la que se iba a encontrar en una cita secreta en la República de los niños. Al día siguiente también fue secuestrado Gastón y ambos se encuentran desaparecidos.

El 14 de enero de 1978, tras volver a Mar del Plata, Ledda y su esposo Antonio fueron secuestrados y los llevados al Centro Clandestino de Detención “La Cueva”, donde permanecieron desaparecidos y fueron sometidos a torturas durante tres meses.

Una vez en libertad, aún bajo vigilancia policial, Ledda comenzó la búsqueda de su hija. Empezó a participar de las reuniones de las madres y familiares en la Parroquia Santa Ana de Mar del Plata y de las marchas que hacían por la calle San Martín. “Éramos amas de casa casi todas y salimos a la calle. Íbamos por San Martín, la calle principal, y cuando veían que llevábamos el pañuelo blanco, cuando nos veían de lejos, cerraban las puertas, nos tenían miedo. Nos miraban detrás de los vidrios de los negocios y realmente nos hicieron sentir que estábamos solas,”, recuerda y agrega: “Todavía no estaba conformada Abuelas, así que buscábamos a mi hija y a mi yerno, más que nada”.

Un dato clave

La noticia de que Silvia continuó con su embarazo durante el cautiverio le llegó un tiempo después, cuando Adriana Calvo, sobreviviente del Circuito Camps, le contó que la había visto en el centro clandestino de detención “Pozo de Banfield”. “Adriana Calvo se la jugó. Porque en esa época, después de que la dejaron vivir, le dieron la libertad, ella vino a Mar del Plata y nos buscó. Había que tener un coraje… Se dieron cuenta de que a Silvia la iban a dejar tener su hijo o hija porque le daban un vaso de leche a las mujeres que estaban embarazadas, para que no caigan en la desnutrición y poder llevarse el bebé”, describe.

A partir de esos datos, a los que luego se sumaron los relatos de otras dos sobrevivientes, la familia supo que el bebé de Silvia habría nacido entre julio y agosto de 1977. Así empezó su búsqueda personal y el camino para conformar, junto con Antonia Acuña “Negrita” de Segarra, la filial Mar del Plata de Abuelas. “Nos separamos de las Madres porque el objetivo nuestra era encontrar a los niños vivos. Era otro camino, otras herramientas y así empezamos de a poquito”, comenta. 

Ledda repasa los viajes de Abuelas a Europa para conseguir financiación y difundir lo que pasaba en el país, los encuentros con genetistas para poder desarrollar una técnica para comparar la sangre de sus nietos y nietas con la suya o de otros familiares y la creación de un banco para guardar las muestras de sangre como los hitos de la lucha del organismo. 

A más de 46 años del secuestro de Silvia y Gastón y tantas décadas de buscar al bebé que tuvieron en cautiverio, la lucha de Ledda, y la de las Abuelas, continúa y se expande a través de sus hijos y nietos. Su deseo es que su nieto o nieta pueda conocer su verdadera identidad. “Me parece que le conozco la mirada, es una locura, pero es así. Es una fantasía, pero es así”, dice y añade: “Ahora somos muy pocas, entonces la cuestión es que Abuelas de Plaza de Mayo no muera con nosotras. Dentro de toda esta tragedia, tenemos suerte porque hay muchos nietos que recuperaron su identidad y que ya hace unos años que trabajan en Abuelas. Ellos van a quedar a cargo y eso nos da mucha tranquilidad porque la sangre va a estar en el Banco y no importa cuántos años tengan, van a poder saber quiénes son y va a haber una familia que los buscó y siempre los quiso conocer”. «

Una conmemoración colectiva

Para recordar estos 45 años de lucha y conmemorar el Día Nacional por el Derecho a la Identidad, Abuelas se unió a distintas instituciones y figuras de la cultura y confeccionó una agenda que incluyó un homenaje en la Legislatura porteña, una obra colectiva a cargo de 29 artistas que intervinieron un pañuelo gigante en la vidriera del Centro Cultural Borges, un ciclo de cine en la Casa por la Identidad ubicada en la e ESMA, y el Festival “Abuelas 45 años, la búsqueda continúa”, que se realizó este sábado en Tecnópolis.


El acto institucional por el aniversario de Abuelas, en tanto, se realizará el miércoles 26 a las 18 en el Centro Cultural Kirchner.


En este mes, Abuelas lanzó también dos nuevas campañas: #TeBuscoDesde a partir de la cual invitó al público general a a compartir fotos, audios, videos, dibujos, collages, que respondan dónde, cómo, cuándo, con quiénes se busca a las nietas y nietos apropiados, y La Pregunta, un spot, disponible para descargar y replicar en medios de todo el país y, también, en redes sociales.