«Si no tengo resultados, haré otros cambios», la frase que Mauricio Macri pronunció desde el Sur, mientras vacaciona con su familia, retumbó en Buenos Aires. Varios funcionarios saben que pueden ser los próximos «nominados» luego de que Alfonso Prat-Gay fuera borrado del Ministerio de Economía.

Daniel Chaín, secretario de Obras Públicas, parece tener todos los boletos para dejar su cargo, al igual que otros subsecretarios del área frigerista como el massista Adrián Pérez (Asuntos Políticos e Institucionales) o el peronista Domingo Amaya (Habitat). La chaqueña Aída Ayala (Asuntos Municipales)partiría por motivos electorales.

Chaín es un íntimo amigo de Macri y estuvo ocho años a cargo del poderoso –y oneroso– Ministerio de Desarrollo Urbano porteño. Con sorna, algunos malintencionados recordaron la pica que existe entre arquitectos e ingenieros, pero los «malos resultados» son los que sellan su partida. Desde Casa Rosada afirman que dejará de pertenecer al gobierno a mediados de enero una vez que Macri haya vuelto de vacaciones.

El último jueves, el ministro coordinador, Marcos Peña, le dio un espaldarazo a Carlos Balbín, jefe de los abogados del Estado, otro de los que corría peligro de eyección. Las plegarias no le estarían dando los resultados esperados a Sergio Bergman: varios apuestan por el fin de su carrera ministerial en Medioambiente, aunque no subestiman su influencia. En 2011 y 2013 el rabino encabezó las listas de legisladores y diputados macristas.

Casi nadie en el «mejor equipo de los últimos 50 años» derramó lágrimas por la salida de Prat-Gay, cuyos modos serían aún peores que los resultados de su gestión. «Cree que es un emperador. Tiene un ego demasiado grande, le habíamos advertido a Macri que podía haber complicaciones», le dijo a Tiempo un dirigente que conoce a Prat-Gay de sus tiempos mozos, cuando pertenecía a la Coalición Cívica.

Son varios los nombres que se agitan, pero hay una dirigente que puede respirar aliviada. «Sería bueno mandarla de embajadora a Abu Dhabi», gruñó un colaborador presidencial que a diario debe enmendar los errores que la vicepresidenta Gabriela Michetti comete en su rol parlamentario y político. El último tropiezo casi le cuesta muy caro a Macri: la oriunda de Laprida adelantó que el oficialismo vetaría el proyecto opositor de Ganancias si era votado por el Senado y generó una crisis hacia el interior del gobierno.