Dos ex funcionarias del gobierno nacional salieron esta semana a hablar de las internas en el Ejecutivo. La saliente Canciller Susana Malcorra blanqueó sus diferencias con el jefe de Gabinete, Marcos Peña en una entrevista el día siguiente a su renuncia, mientras que Isela Constantini volvió a los medios meses después de su salida para blanquear que fue echada por el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.

«Con Peña hubo diferencias”, señaló Malcorra en una entrevista con Clarín y admitió que se enfrentaron por la forma de encarar la crisis en Venezuela.

“La Jefatura de Gabinete naturalmente tiene control y seguimiento sobre los distintos ministerios. Eso le da un espacio para actuar e intervenir en cada uno. Sí, es cierto que no siempre coincidí en cien por ciento con la Jefatura de Gabinete», afirmó.

«Tiene que ver con la aplicación famosa de la cláusula democrática para Venezuela. Cuando se utilizó aquello, se estaba enmarcando de una manera no exacta y me tocó explicárselo al Presidente aun cuando no había asumido la jefatura de la Cancillería. En algunas cuestiones desde la especificad que significan las relaciones exteriores, y el funcionamiento de los sistemas, traje, espero, un valor agregado que a veces pudo haber generado opiniones encontradas», detalló.

Y aclaró que su opinión «fue escuchado y atendido». «Sobre todo el Presidente ha sido muy abierto a las perspectivas que tenía como canciller y que efectivamente no siempre han coincidido, como en cualquier gestión, con la que tiene la Jefatura de Gabinete», agregó.

Meses después de su salida de Aerolíneas Argentinas, Isela Constantini también habló de las diferencias internas en el gobierno.

«Yo no me fui, eso es importante. Mucho se habló y no quise salir a hablar. Fue una decisión de mi jefe, del ministro (de Transporte, Guillermo Dietrich)”, aclaró y añadió: «Teníamos backgrounds diferentes y eso va generando un desgaste y un quiebre de confianza».

La salida de Constantini coincidió con una apuesta clara del Ejecutivo a las líneas aéreas privadas low cost.

En diálogo con La Nación, la ex funcionaria reconoció que «fue un momento difícil»: «Los resultados habían sido muy buenos. Fue como un choque frontal, jamás me había pasado», sostuvo.

«Mi desafío era convertir esta empresa (Aerolíneas Argentinas), sanearla y ser reconocidos a nivel internacional, que realmente tuviera su espacio a nivel global», sostuvo y explicó que “tenía una forma muy diferente a la que tenía mi jefe (Guillermo Dietrich) a la hora de enfrentar un problema, a cómo manejarlo y eso genera un desgaste».