Hace exactamente un año, una persona gatilló un revólver en la cabeza de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, mientras ella saludaba a ciudadanos y ciudadanas, afuera de su propia casa. La bala no salió. Quisieron matar a una de las líderes populares más importantes de los últimos tiempos, que es también una de las figuras políticas más atacadas, hostigadas y violentadas de los últimos años. No pudieron, pero dejaron un claro mensaje: van por todo, incluso por nuestra democracia. Es inadmisible.

El intento de femi-magnicidio no fue un hecho aislado; fue parte de una violencia política por razones de género creciente, que tiene como objetivo corrernos del debate público y la participación política. Fue también un ataque a todas las mujeres, lesbianas, trans y travestis que tenemos voz pública, que participamos en política y que luchamos para transformar la sociedad en una más justa. Esa fue la muestra explícita de lo que ya estaba pasando y un anticipo de lo que se venía: era la derecha avanzando con odio, con discursos que dividen, con persecuciones, hostigamientos, noticias falsas, mentiras, con violencia, muchísima violencia.

Desde ese entonces, no existen caretas: está a la vista, quieren descuidar la patria. Pero no podemos permitirlo, porque cuando la derecha avanza, retrocede la participación democrática y los derechos del pueblo. Retroceden, sobre todo, los derechos de las mujeres y las disidencias; y aún más, los de quienes sostienen las ollas, las originarias, las migrantes, las rurales, las marginadas.

No podemos retroceder ni salir del juego, porque cuando dicen que quieren achicar el Estado y cerrar un Ministerio que ya asistió de manera directa a más de un millón 600 mil mujeres y LGBTI+ en situación de violencia o de vulnerabilidad, lo que en realidad están diciendo es que no les interesa cuidar la vida de las mujeres, que nos quieren dejar solas. Cuando dicen que quieren terminar con la obra pública, lo que muestran es que no les interesan los 30 refugios para personas en situación de violencia que construimos en todo el país; ni tampoco les importa la construcción de escuelas, centros de desarrollo Infantil, clubes, casas de día para jóvenes: todas, obras que alivianan la carga de los cuidados que hoy recae mayoritariamente sobre las mujeres. No les interesa la igualdad, y no les tiembla el pulso para agrandar las desigualdades. Frente a este escenario, la respuesta no puede ser otra que convocar a una gran unidad nacional en defensa de la democracia.

A lo largo de nuestra historia, la lucha del pueblo argentino logró establecer consensos sociales que hasta hace no mucho parecían irrompibles. El movimiento feminista ha logrado dar vuelta el tablero en momentos verdaderamente hostiles. Fueron las mujeres en las calles y las diputadas y senadoras en el Congreso quienes impulsaron leyes históricas en materia de igualdad, por las que hoy la Argentina está a la vanguardia en el mundo. En la dictadura, fueron las madres y abuelas las que vencieron el silencio y el miedo para buscar a sus hijos y nietos desaparecidos; con su búsqueda incansable, nos enseñaron que no hay imposibles cuando se trata de hacer memoria, de revelar la verdad, de conseguir justicia. En los años 90, fue una mujer, Norma Pla, la que se puso a la cabeza de la defensa de las jubilaciones. En el 2001, fueron las mujeres quienes salieron a parar las ollas. ¿Nos vamos a rendir?

Este año se cumplen 40 años de vida democrática en nuestro país, y es el pacto democrático lo que está en juego. Todavía podemos reconstruirlo. Podemos dar vuelta el tablero una vez más. Podemos defender la patria, la educación pública, la salud pública, nuestros derechos. Tenemos la oportunidad de hacerlo, para mejorar lo que hay que mejorar y seguir avanzando hacia una Argentina para todos, todas, todes. La salida nunca puede ser retrocediendo. Nunca puede ser con odio y con violencia. La salida es con diálogo, reconociéndonos, abrazándonos, militando y defendiendo la patria. Es avanzando. Es con más democracia y la democracia es con nosotras.

*Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad.