Como ya hizo tras la megadevaluación que llevó el dólar de 46 a 62 pesos el día después de las PASO, el gobierno nacional salió a acusar a la oposición por un nuevo día negro de la economía argentina.

Puntualmente, acusaron al candidato más votado, Alberto Fernández, de tener una actitud “incendiaria” al cuestionar el vínculo con el FMI y la responsabilidad del organismo en la crisis argentina.

La estrategia del ejecutivo fue respondida por Fernández desde sus redes sociales: “Presidente, no busque más culpables fuera de su propio gobierno”.

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«Este no es un período de transición pero hoy la estabilidad no es solo un compromiso del Gobierno sino que debe ser también de los otros sectores; una declaración de ayer de Alberto Fernández le costó al país US$ 300 millones», acusó el ministro de la Producción, Dante Sica, uno de los primeros en cargar contra el Frente de Todos.

Le siguió más tarde Patricia Bullrich. «Algo pasó del Alberto de la semana pasada, moderado y buscando que la Argentina aterrice tranquila, a un Alberto como el de ayer, que salió con un discurso totalmente explosivo», sostuvo la ministra de Seguridad.

Para Bullrich, «hubo alguna conducción en el medio que le dijo ‘cambiá el discurso'», en referencia, remarcó, a «Cristina» Fernández y al «kirchnerismo que está atrás de la fórmula Fernández-Fernández».

«Me da la impresión de que siempre está esta idea egoísta de la política: en la medida que todo esté peor, yo voy a tener un cheque en blanco de más tiempo», dijo Bullrich, y subrayó que la «actitud» de Fernández fue «incendiaria».

Con el mismo discurso salió el candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto, quien aseguró que “la visión de Cristina es muy clara: ninguna colaboración con el gobierno ni ningún diálogo. Si todo se puede incendiar más, mucho mejor para su proceso electoral”, lanzó y agregó: «Eso agita los demonios y perjudica a todos los argentinos».