El largo paréntesis parlamentario que comenzó la madrugada del 9 de agosto de 2018 llegó a su fin. Este jueves 10, el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo hace su reingreso a la cámara que le supo dar una media sanción. Son muchas las variables a favor que se sumaron desde entonces. Están: el apoyo contundente del Poder Ejecutivo, la decantación del proceso de despenalización que se dio en el debate anterior, el plebiscito electoral y la renovación de ambas cámaras del Congreso, en particular de la presidenta del Senado, y la complementariedad del proyecto de los Mil Días, para acompañar embarazos intencionales.

Después de tres días de exposiciones, el Ejecutivo logró, hasta el momento, cumplir con su objetivo de encauzar la discusión sobre el eje de salud pública y frenó los intentos violentos de algunos expositores antiderechos. “Dentro del Congreso hay un clima muy distinto, de mucho respeto. Se entendió la complejidad de la problemática”, relata Mara Brawer, diputada del Frente de Todos.

El debate también cambió. El estigma social que pesa sobre la decisión de abortar, todavía presente incluso entre quienes están a favor, se fue esfumando en los discursos de los expositores y de los diputados. Los expositores que bregaron por la sanción del tan postergado derecho avanzaron un paso más. El obstetra del Hospital Italiano Mario Sebastiani dijo el martes: «Hay que resolver esta situación por la salud pública, pero no pidiendo disculpas. Vamos a despenalizar el aborto por la libertad de las mujeres». 

El viernes fue la presidenta del plenario de comisiones, Cecilia Moreau, la que contó cómo a sus 16 años tuvo que enfrentar la clandestinidad cuando decidió interrumpir un embarazo.

Del otro lado, los representantes a favor de la continuidad del aborto clandestino retrocedieron en la propuesta de penalización de las personas gestantes que abortan.  Pero siguen oponiéndose a la legalización, ahora bajo el argumento contrario: la diputada del PRO Carmen Polledo llegó a afirmar que no era necesaria la legalización porque las mujeres ya no iban más presas.

Es que con la mayoría de la opinión pública a favor de la sanción, los sectores opositores quedaron reducidos a algunas iglesias evangélicas y al sector más elitista y conservador de los católicos, como el Opus Dei, representado entre los detractores al derecho al aborto por los docentes de la Universidad Austral. Si bien no usan argumentos religiosos, como sí lo hizo el cura José María Di Paola, sí enmascaran sus posiciones morales con argumentos jurídicos. Fue el intento del docente Fernando Toller, de esa casa confesional de estudios. Cambió la cosmogonía cristiana por la del Señor de los Anillos.

Respecto al debate en Diputados, hay dudas sobre los cuatro diputados cordobeses schiaretistas, quienes podrían cambiar su voto positivo a negativo. A su vez, según pudo saber Tiempo Argentino, desde el oficialismo se están negociando algunas ausencias o abstenciones para neutralizar los negativos propios.

En tanto, en Juntos por el Cambio hubo una discusión sobre si dar quórum o no, ya que la sanción de este derecho se coló en la interna opositora, donde predomina la posición de oponerse a todas las iniciativas del oficialismo, en particular, de las que pueden tener éxito. Allí fue clave la posición de las diputadas Silvia Lospennato, del PRO, y Brenda Austin, de la UCR, quienes lograron que el bloque aceptara dar quórum.

La intención de bloquear el debate pasó entonces a las objeciones sobre el protocolo sanitario. Juntos por el Cambio exigía una modalidad presencial absoluta, cuando es imposible garantizarla ya que hay diputados que integran los grupos de riesgo. Luego de muchas deliberaciones, la sesión del jueves será con mayoría presencial, en el recinto, sólo se habilitarán excepciones por cuestiones de salud, que serán evaluadas por una subcomisión y los diputados exceptuados podrán participar de manera virtual. Los detalles de la sesión, como la duración del debate y la cantidad de oradores, se definirán el miércoles a las 19 en Labor Parlamentaria, cuando se firmen los dictámenes del Programa de los Mil Días y de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).

Para este jueves se espera un debate intenso y extenso. Afuera del recinto, en la calle, en las plazas y en las redes sociales, condicionada por el covid, la marea verde utilizará vías alternativas para hacer notar su potencia.

La presidenta del cuerpo

La Cámara Alta es la cancha difícil. Allí las cúpulas eclesiásticas provinciales ejercen un poder de lobby fuerte sobre los senadores. Sin embargo, la diferencia de 7 votos que dejó aquella madrugada de 2018 en la que se lució Pino Solanas, se descuenta al partir la diferencia y sumar dos posibles voluntades más a favor. Son la de la senadora Luclia Crexell y la del senador santafesino Roberto Mirabella, que reemplazó al ahora gobernador Omar Perotti. La otra diferencia clave es el remplazo de Gabriela Michetti por Cristina Fernández, ante la necesidad de un eventual desempate que coronaría de mística una votación que se prevé histórica.

La sanción de este derecho no sólo solucionará un problema de salud de las mujeres y personas gestantes, tal como lo explicó en su exposición uno de los primeros altos funcionarios en pronunciarse a favor del aborto, el ministro Ginés González García. También saldará una deuda con la democracia al hacer más libres a las personas que por fin podrán ejercer una mayor autonomía sobre sus cuerpos y sus vidas. «