Son las 18.33 de la tarde del jueves 28 de septiembre en la Ciudad de Buenos Aires y la marcha feminista, convocada a las 16 sobre diferentes puntos de Avenida de Mayo, continúa pasando.

Se escuchan los redoblantes y el eco de los cantos, amortiguados, que atraviesa los vidrios del café que elijo para hacer una pausa y contar cómo se desarrolla esta jornada. La movilización tiene sabor a reencuentro esperado. A pesar de que, en estos años, desde la pandemia, los feminismos han marchado en fechas clave como el 8 de marzo, esta caminata colectiva se vive de otra manera, de cara a las elecciones presidenciales.

La marcha de hoy es un grito de acción global por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Pero también se pone en cuerpo en la calle por muchas reivindicaciones.

Con la ronda de las Madres de Plaza de Mayo

Ya a las 15.30 no pasa ningún vehículo por Avenida de Mayo. En medio de la calle, cerca del Cabildo, una persona me entrega un volante que es una carta abierta de trabajadoras y trabajadores del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación. Entre otras cosas, denuncian que hay candidatos y sectores conservadores que se pasean en medios masivos de comunicación y redes sociales, amenazando la continuidad del ministerio.

Detrás de ellos, hay más de 50 mujeres, en su mayoría con niñes, que forman una columna tras una enorme bandera roja y esperan. Todas tienen una gorra roja que dice “Las Mariposas” del Movimiento Teresa Rodríguez, una organización territorial del Gran Buenos Aires. Ninguna quiere conversar con la prensa sobre la marcha, pero aplauden y sonríen.

Mientras se multiplican a la vista los pañuelos verdes y los colores morados en la vestimenta o en el pelo, avanzo hacia la Plaza de Mayo. Recién llegan las activistas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Extienden su bandera sobre el piso para acomodar las cañas y, por megáfono, anuncian que ya están ahí, que todas pueden unirse a la columna.

La Plaza de Mayo es un hormiguero verde. Hay grupos de mujeres y activistas dispersos en el césped y cerca de la fuente, pero más allá, hacia el centro, el clima es diferente porque todos los jueves, desde las 15.30, marchan las Madres de Plaza de Mayo desde hace más de 40 años.

Ahora mismo la ronda de la línea fundadora dibuja un círculo alrededor del mástil y repite algunos de los nombres de los 30.000 detenidos desaparecidos y las más de 50 personas que las acompañan gritan “presente”. Detrás de las madres Mirta Acuña de Baravalle y Elia Espen –que avanzan en sillas de rueda- van militantes y también feministas.

Hay organizaciones de madres protectoras y sobrevivientes de abuso sexual que se convocaron media hora antes de la otra marcha para acompañarlas. También están presentes las activistas de Ni Una Menos que enarbolan una bandera rosa que dice “las guerrilleras también son nuestras compañeras”.

Nosotras no bajamos los pañuelos

Gio Eiriz es docente y forma parte de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Es la encargada del megáfono y con un grito le da la bienvenida a la regional oeste que llega y se producen abrazos.

Dice que es una fecha histórica y que las marchas se suceden hoy en varios países. “Sabemos que, aunque sea ley, no hay garantías de que se cumpla el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, esto lo conquistamos con una lucha de décadas de salir a las calles, por eso seguimos aquí hoy, nosotras nunca nos fuimos”, asegura.

La experiencia de la ley de Educación Sexual Integral (ESI), señala, es la prueba de lo que puede pasar si no nos movemos. “Es una ley que tiene 17 años y su implementación sigue siendo voluntaria por parte de los docentes”, comenta. Si bien una parte de los activismos colgó el pañuelo como una insignia cuando salió la ley, asevera que este es el momento para volver a ocupar los espacios de militancia.

“Muchos nos dijeron que era el momento de terminar la lucha, hasta nos dijeron se le había puesto fin al patriarcado, pero seguimos aquí, nosotras no bajamos los pañuelos, hay que volver a las asambleas, invitamos a todas las compañeras a que se acerquen a la Campaña”, expresa. En relación al contexto actual, asegura: “Entendemos que se vienen tiempos de más ajuste, por eso no hay que dar ni un paso atrás en relación a los derechos que conseguimos”.

Contra la violencia judicial

La columna de la Campaña encabeza una marcha detrás de otra que ya avanza por la Avenida de Mayo, es la independiente que reúne a activistas de los partidos y movimientos de izquierda, el megáfono devuelve un canto metálico.

Casi llegando a la Avenida 9 de Julio, activistas, sobrevivientes y madres protectoras de la organización Yo sí te creo, caminan conmigo hasta la columna de Ni Una Menos, que se concentra cerca de la calle San José y Avenida de Mayo. Vienen de marchar con las Madres de Plaza de Mayo.

Dicen que la mayoría no puede identificarse al hablar con la prensa porque son sobrevivientes o familiares de abuso sexual, que muchas tienen bozal legal o amenazas de juicio por parte de los agresores. Si bien desde hace más de 10 años se organizan de forma independiente, se organizaron de manera colectiva a raíz del impulso que les brindó la denuncia pública de Thelma Fardin.

“En realidad cada una de nosotras representamos a otras que no pueden estar aquí porque están judicializadas como la mamá de Arco Iris en La Rioja”, asegura. Hoy marchan por el derecho al aborto legal pero también “con esta avanzada conservadora es fundamental la ESI y además venimos a denunciar que sufrimos la violencia judicial, en los juicios donde los abusos se prueban, los jueces les dan la libertad utilizando el falso Síndrome de Alienación Parental”, expresaron.

Asimismo, expresaron que marchan porque “el Estado tiene que garantizar que se cumplan los tratados internacionales que establecen el derecho de las infancias y mujeres a una vida libre de violencias, incluida la violencia judicial”.

Mayor organización

María Carolina Rodríguez es referente del Movimiento Mujeres de la Tierra y junto a sus compañeras lleva en las manos una planta de brócoli. Dice que es la forma que encontraron de que la marcha también hable de las mujeres rurales que son productoras y que trabajan la tierra. Vienen desde La Plata, El Pato y Los Pereyra y cuenta que tienen viveros donde las mujeres que son víctimas de violencia de género trabajan para lograr su independencia económica. Que ella sobrevivió a esa violencia.

“Marchamos porque necesitamos un Estado presente también en el campo, que nos garantice el derecho a la salud y que todas las políticas públicas estén abiertas a las mujeres del sector”, asegura. También afirma que “las mujeres del campo estamos organizadas, no sabemos lo que va a pasar con las elecciones, pero estamos luchando”.

Más adelante, cerca de las Socorristas en Red, se escucha un cántico y que “Milei es facho y liberal, es un machista de la casta patriarcal” y hay gritos y aplausos. Ivi tiene 17 años y marcha con una columna de alrededor de 100 estudiantes de la secundaria, ella es del Normal 1. “Venimos porque el avance de la derecha no puede continuar, está manijeando cada vez a más pibes y a nosotras nos importan nuestros derechos”, asegura entre cánticos y saltos de sus compañeras.

Dice que Milei captó la atención, sobre todo, de los varones más jóvenes quizá porque “son más bobos” pero en realidad porque “no entienden que el patriarcado también los afecta y que también sufren por eso”. Es necesario, afirma, mayor concientización y además que el voto en las próximas elecciones, sea el voto popular a favor de los derechos.

La derecha es hambre y ajuste

La marcha avanza y casi llegando a Congreso, la columna de la Casa de Lohana y Diana, que viene desde La Matanza, canta que “no están perdidas, se las llevaron para ser prostituidas”.

Florencia Guimaraes, activista transfeminista, dice que muchos se preguntan para qué quieren y defienden las travestis el derecho al aborto. “Pero cómo no venir a marchar si las travestis hemos sido parte de esta histórica lucha, Lohana Berkins fue parte de la Campaña, abrazamos esta lucha porque somos profundamente transfeministas”, expresa.

Dice que se trata de un momento clave para salir a la calle. “Como travestis- trans venimos a pronunciarnos en contra de los modelos fascistas que emergieron en Argentina, nosotras conocemos la historia desde nuestros cuerpos siliconados, sabemos que la derecha es hambre y es ajuste”, manifiesta. Detrás las columnas de sindicatos, agrupaciones partidarias y políticas se multiplican. La marea verde sale de nuevo a las calles y la movilización promete.