En este último trayecto hacia la definición de las elecciones presidenciales somos muchas las personas preocupadas frente a la posibilidad de que un candidato abiertamente antiderechos sea presidente en Argentina. Este avance es parte de un fenómeno que excede lo nacional, y se observan patrones que se replican en distintos lugares del mundo.

Uno de los patrones más recurrentes está relacionado con el movimiento anti “ideología de género”. Son movimientos que vienen demostrando una organización coordinada a nivel mundial, en donde rechazan todos los avances en materia de derechos por parte de los movimientos feministas.

En Argentina, luego de la última ola de los feminismos, que tuvo su punto de inflexión con el #NiUnaMenos en 2015, la reacción conservadora no tardó en venir. Se expresó fuertemente en contra de todos los avances en materia de derechos de las mujeres y el colectivo LGBTIQA+, como la legalización del aborto, la educación sexual integral (ESI), o la ley de identidad de género. Si bien conquistas como ESI o la ley de la identidad de género son previas a la “oleada feminista argentina”, estos derechos son el resultado de los activismos que alimentaron y precedieron a esa ola.

Cómo se fabrica el odio

De esta forma, esta reacción a los feminismos, -que en inglés se conoce como “backlash”-, es algo que excede a nuestro país y que se pudo ver en Estados Unidos con la presidencia de Donald Trump, o en Brasil, a partir de la figura de Jair Bolsonaro. En ambas experiencias, los movimientos reaccionarios parten de la base de que existe una agenda homogénea en todos los países sobre un feminismo que viene a alterar el orden establecido y que va contra el “orden natural”. De esta manera, van creando teorías conspirativas que intentan asustar a los votantes y ciudadanos mientras construyen un enemigo al cual culpar de los males que existen en las sociedades. 

Quienes luchan contra «la ideología de género» difunden información falsa con la intención de manipular lo que es la perspectiva de género o la perspectiva feminista, e incluso sus implicancias en términos de políticas públicas. Lo hacen contraponiendo el «orden natural» (la heteronorma, el binarismo, la sumisión de la mujer al varón) a la presunta ideología de género feminista.

Esto implica que no permiten siquiera cuestionar que el orden que presentan como natural no es más que la ideología sexista que reproduce los estereotipos de género actuales y nos deja a las mujeres y disidencias, sistemáticamente, en un lugar de mayor vulneración económica, política y social. Una tradicional reacción defensiva al statu quo que invisibiliza la heterogeneidad propia de los feminismos actuales, además de su horizonte de construir sociedades más igualitarias.

Una mirada a la desinformación

Más allá del resultado del próximo domingo, debemos prestar atención a la desinformación en la cual se sustentan este tipo de discursos que conforman verdaderas militancias de odio hacia sectores de la población que ya se encuentran en desventaja. Está claro que no da igual el resultado del balotaje para la realidad que vamos a enfrentar las grandes mayorías, pero, de la misma manera, está claro que estas construcciones de odio no terminan tampoco en las elecciones.

Desde Ecofeminita desarrollamos un bot, junto a Meedan, que busca recopilar las noticias falsas que circulan en el marco de las elecciones en relación a la agenda feminista. Es así que recabamos más de 600 participaciones que nos dieron más de 100 tipos de contenido (imágenes manipuladas, videos, enlaces, artículos) en donde se compartía información falsa con la intención de manipular y reproducir estereotipos de género. 

En el tipo de contenido falso que recopilamos encontramos desde bonos para personas LGBT, negaciones de la brecha de ingresos de género, hasta conspiraciones sobre la agenda 2030 y su geopolítica (lo que se conoce como la “agenda globalista”). Este tipo de fake news fue replicada de manera insistente por el espacio de La Libertad Avanza y el propio candidato a presidente, Javier Milei. Vemos con preocupación, entonces, el tipo de desinformación que circula en redes sociales, ya que nos da un pantallazo de la información que tiene la ciudadanía a la hora de definir su voto y cómo se construye un monstruo a partir de la realidad de las personas más vulneradas económicamente. 

Seguimos recopilando la información por lo que es muy pronto para sacar conclusiones. De todas formas, queda claro que las burbujas que se crean con los algoritmos de las redes sociales fomentan que a la ciudadanía le llegue un sólo tipo de información y construye, así, la polarización y el sesgo de confirmación. El fenómeno ya fue estudiado en distintas latitudes ya que pone en jaque la posibilidad de generar debates abiertos, informados y honestos sobre los horizontes que queremos trazarnos como sociedad. 

En un contexto donde la desinformación abunda y, en particular, los movimientos reaccionarios lo hacen en contra de los feminismos, cabe preguntarse por qué ante una situación de crisis económica profunda se nos señala como las culpables o como “el enemigo” de dichos movimientos.

Venimos remarcando hace años que las crisis económicas tienen un impacto diferenciado en términos de género y lo mostramos a través de las cuentas nacionales con fenómenos como la feminización de la pobreza y la carga extra de los trabajos domésticos y de cuidados remunerados y no remunerados. Esta foto de la actualidad nos invita a pensar que necesitamos mejorar las oportunidades para todos, todas y todes. Sin embargo, nos encontramos con campañas que buscan deslegitimar los reclamos a partir de información falsa.

Quedó claro en Argentina y en todo el mundo: la extrema derecha milita en contra del avance de derechos impulsados por los movimientos feministas y lo hacen de manera coordinada y organizada. Ceder ante esta agenda y ante el corrimiento de estos discursos hacia lógicas más conservadoras no puede ser la salida ni la respuesta de confrontación.  Desde los feminismos, venimos impulsando una militancia activa en contra de este tipo de discursos y lo hacemos poniendo a disposición, de manera libre y gratuita, información y herramientas para fomentar el debate público transversal. Es por esto que nos parece importante seguir construyendo entre todas, todos y todes lógicas solidarias y organizadas para defender los derechos conquistados y apostar por una sociedad igualitaria sin dar un paso atrás.

La nota es parte de la alianza entre Tiempo Argentino y Ecofeminita, una organización aliada que trabaja para visibilizar la desigualdad de género a través de la elaboración de contenidos claros y de calidad.