Giselle Robles, la exabogada del financista arrepentido Leonardo Fariña, ratificó ante el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, que hubo un “coucheo” a su cliente para que involucrara con información aportada presuntamente por servicios de inteligencia al empresario Lázaro Báez en la causa denominada “la ruta del dinero K”. La estrategia –según se desprende de la declaración-  era una suerte de carambola que finalmente terminara impactando en la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Robles declaró durante unas cuatro horas ante Ramos Padilla, pero permaneció hasta casi la medianoche en el juzgado de Dolores aportando información de su teléfono celular en el que contaban chats con Fariña; con la diputada Paula Olivetto; con el ministro de Justicia, Germán Garavano; y con el periodista Luis Gasulla, entre otros.

La abogada recordó que Fariña solía vanagloriarse de tener “vínculos con distintas personas de diferentes organismos del Estado, especialmente que tenía vínculos con la AFI”.  Fariña permanecía preso cuando a principios de 2016 “estaba bastante preocupado dado que le habían prorrogado la prisión preventiva”, recordó Robles. “Sin embargo me decía que me quedara tranquila que iba a ir con el Plan B, que es algo que él estaba negociando para el caso de que pasara esto. El Plan B era cambiar su declaración e introducir la obra pública y hablar de un plan sistemático para poder tener la libertad”.

Allí irrumpió –según la letrada- el supuesto “coucheo”.  “Me pasa la casilla de correo de Protonmail y me dice que ahí le iban a llegar distintos mails. Que se los imprimiera y se los llevara, así de esa forma iba estudiando el relato para poder ampliar su indagatoria”, reconstruyó.

Si bien no podía tener acceso a Internet, desde el penal, Fariña “hablaba telefónicamente con muchas personas, entre esas personas está Luis Gasulla, que es un periodista”.

El 8 de abril de 2016, Fariña declaró como imputado colaborador ante el juez federal Sebastián Casanello. Todavía no se había sancionado la nueva ley del arrepentido, de modo tal que no tenía obligación de decir verdad. Es decir, podía mentir sin que ello implicara la comisión de un delito, como sí ocurriría hoy.

Robles recordó que, después de aquella declaración, Fariña quedó “acogido al programa de protección de testigos en la causa que tramitaba en Comodoro Py,  mientras que él estaba detenido con una prórroga de la prisión preventiva en la causa que tramitaba en La Plata, que es la de evasión fiscal agravada”.  Tres días después de declarar ante Casanello, el 11 de abril, Robles pidió la excarcelación de Fariña. “El señor Gasulla se comunica ese día conmigo y me manifiesta que tanto Patricia Bullrich como (Elisa) Carrió estaban interesadas en la excarcelación de Fariña, que me comunique con la doctora Paula Olivetto, que ella me iba a dar una mano”. Fariña, finalmente, fue excarcelado un día y medio más tarde, el 13 de abril.

Robles ratificó que en los mails que ella imprimía y le llevaba a Fariña estaban las instrucciones de lo que debía declarar para obtener la libertad, entre otras cuestiones sobre irregularidades en la obra pública adjudicada a Báez durante el kirchnerismo. “De obra pública él no tenía la más mínima idea sino que lo instruyeron para que declarara en ese sentido”, insistió.

La abogada fundamentó sus expresiones con documentación, especialmente una serie de manuscritos “de puño y letra de Fariña” en los que “surge cómo va acomodando todas sus declaraciones y sus versiones”. En ese punto, Robles aclaró: “No estaría mal si no hiciera después todas estas cosas de perseguirme, denostarme en los medios”.

La abogada también aclaró una situación con su socio y exco-defensor de Fariña, el abogado Franco Bindi, a quien el financista señala como el presunto responsable  de haber diseñado esta última serie de episodios para perjudicarlo y, al mismo tiempo, atacar al ministro de Justicia, Germán Garavano. “Deseo que se certifique el contenido del celular porque hay ahí mensajes de Fariña donde amenazaba vincular al Dr. Bindi con Oscar Parrilli. Aclaro como ya dije que la causa denominada ‘la ruta del dinero K la llevaba yo’. Bindi únicamente participaba en la causa en La Plata”, amplió.

Sobre la reunión entre Fariña y Garavano, la abogada ratificó que fue gestionada por el periodista Luis Majul y que la intención original del exmarido de la modelo Karina Jelinek era conseguir mayores “libertades” dentro del régimen de testigos e imputados protegidos. Pero esa conversación, en el despacho del ministro, derivó hacia otros andariveles. Fue allí donde –según Robles- el titular de la cartera de Justicia le dijo que se despreocupara por el juez federal de La Plata Carlos Rozansky porque “ya está afuera” y que su mismo camino seguirían el camarista federal Eduardo Freiler y el juez porteño Daniel Rafecas. Pero a ellos sumó otro nombre: Sebastián Casanello. “Todavía no sabemos qué vamos a hacer con él”, señaló Robles que le dijo Garavano a Fariña, pidiéndole –además- que sobre el tema no hiciera “comentarios”.

El comentario sobre la situación de Casanello “viene después de que Fariña le dice que iba a presentar la ampliación de la declaración pero esta vez de forma escrita, para poder aclarar aquellas cosas que quedaron en forma dudosa o poco claras en su declaración del día 8 de abril».

Y agregó: «La reunión con el ministro fue el veintipico de junio. El ministro le contesta ‘seguí por la misma línea que estás y aportá lo que tengas que aportar’. A partir de ahí, cuando aporta su declaración escrita, cambió su situación habitacional”.