Hoy no es un domingo más. Es el Día de la Memoria. Es el día que recordamos el horror para no repetirlo, reclamamos verdad para encontrar a los que siguen ausentes y exigimos justicia como forma democrática de reparación.

Como cada 24 de Marzo, millones de argentinos se movilizarán para recordar a los 30 mil desaparecidos, para buscar a los más de 400 bebés secuestrados que hoy son adultos sin acceso a su verdadera identidad. Para respaldar la continuidad de los juicios a los genocidas y pedir que se sienten al banquillo los cómplices civiles que amasaron fortunas mientras reinaba el terror. Para sostener la histórica lucha de Madres y Abuelas, las «locas de la Plaza» que iniciaron la larga marcha en soledad y hoy son un ejemplo mundial de pelea, tesón y dignidad.

Cada desaparecido identificado, cada nieto recuperado, cada genocida condenado y cada centro clandestino transformado en espacio cultural expresan la consigna que Madres y Abuelas legaron como lema de resistencia: «La única lucha que se pierde es la que se abandona».

El enunciado es un antídoto contra el desánimo y la frustración, dos sentimientos que anteceden a la consagración de la impunidad. La Argentina varias veces se vio cara a cara con el diablo del olvido. La autoamnistía decretada por los dictadores, las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, el indulto y las maniobras de dilación judicial fueron intentos de impunidad conjurados por la persistente lucha de organizaciones de Derechos Humanos, dirigentes y ciudadanos que se negaron a convalidar el olvido impune camuflado en envenenadas ofrendas de paz y «reconciliación» nacional.

La resistencia a esos intentos de impunidad multiplicó ciudadanos comprometidos con preservar la memoria y luchar por la justicia y la verdad. La posta se pasa de generación en generación cada 24 de Marzo en la Plaza de Mayo, donde la lucha comenzó.

El trasvasamiento generacional trajo consigo nuevas formas y demandas. En la marcha de hoy estarán los pañuelos blancos. Pero también los violetas que representan la lucha contra la violencia machista, los verdes que claman por el aborto legal y los naranjas que exigen la separación entre Iglesia y Estado. Habrá pancartas y glitter, modos tradicionales y novedosos de expresar el renovado reclamo por derechos postergados.

Para quienes hacemos Tiempo, además, el 24 de Marzo es un día de gratitud. Esta cooperativa nació el Día de la Memoria de 2016, cuando una multitud nos alentó a recuperar la voz que el vaciamiento patronal pretendió callar. Tres años después volvemos al lugar donde nacimos para agradecer a las lectoras y lectores que nos parieron. Y sumar nuestra voz recuperada al reclamo de Memoria, Justicia y Verdad.

Nos vemos en la Plaza. «