Los naipes actuaban de nexo entre mate y mate entre cada compañero que compartió la noche de la vigila en La Casa de las Madres, ese lugar donde ellas conservan intactos los registros de más de 40 años de lucha. Ahí donde el tiempo parece estancarse ahí dentro y donde la memoria resiste los ideales de aquellos 30000 desaparecidos.

La mañana del lunes un grupo de funcionarios judiciales intentaron allanar el lugar  con una orden del juez Fernando Perillo, en busca de libros y documentación vinculada a la Fundación Sueños Compartidos. “No hay nada de eso acá”, dijo insistentemente Hebe de Bonafini, titular de la Asociación.

Rápidamente militantes sindicales y diferentes organizaciones se acercaron para protegerlo. La orden de allanamiento se conoció una semana después de que el Gobierno de la Ciudad levantara las baldosas que homenajeaban a las Madres en Plaza de Mayo.

Precisamente, al final del pasillo, están aquellas baldosas que ahora protegidas con nylon siguen formando la figura del pañuelo blanco, símbolo de la lucha por los Derechos Humanos.

El lugar genera perplejidad: una inmensidad de fotos y cuadros recrean las más de cuatro décadas de lucha y resistencia llevadas adelante por las incansables mujeres trabajadoras. Sin embargo, es inevitable el recorrido permanente en las horas posteriores.

Durante toda la tarde del lunes, muchos militantes y allegados a la Asociación decidieron quedarse en ese espacio a pasar la noche con el sólo objetivo de defenderlo, como una defensa a sus propios ideales.

El anochecer se tiñó de charlas debate entre los presentes donde el denominador común era la coyuntura política que atraviesa el país. Basándose en vivencias estudiaban diferentes variantes de cómo afrontar el atropello de las políticas económicas y sociales que implementa el gobierno de turno.

Así, pasó la noche como guardianes de la casa. Con los primeros reflejos de luz, la ronda volvió a formarse en torno, estaba vez al mate para recargar energías y esperar que lleguen las primeras Madres para continuar con su labor incansable.