La Argentina es el primer país en América Latina en sancionar una legislación para la “preservación, señalización y difusión de los sitios de memoria del terrorismo de Estado”. La Ley 2669 de 2011 recién encontró una sucesora en Uruguay en el año 2018. En el resto de la región, la sociedad civil avanzó en la creación de sitios de memoria pero no logró el marco institucional que permitiera garantizar sus objetivos de transmisión en el largo plazo.

“Con el cambio de signo político en la región, los espacios que habían logrado apoyo estatal lo perdieron, lo vieron licuado, o directamente sufrieron un grave giro en sus lineamientos”, cuenta Verónica Torras, directora de Memoria Abierta, una acción coordinada de organismos de Derechos Humanos argentinos. “Quizás el caso del Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia es el más emblemático, porque ni bien asume el presidente Iván Duque nombra un nuevo director que comienza a llamar a familiares de perpetradores para cambiar la política de memoria del sitio. Directamente arma un relato que les quita responsabilidades y hasta los pone como víctimas”, detalla quien también coordina la Red de Sitios de Memoria Latinoamericanos y Caribeños (RESLAC), que nuclea a más de 80 sitios de 12 países. “En Chile –detalla–, en el último mes y medio hubo 13 ataques a los sitios de memoria por grupos fascistas y de derecha”. Para proteger a los sitios, RESLAC bregó por una resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que llegó a fines de 2019. La CIDH envió a todos sus países miembro “recomendaciones para el diseño, elaboración e implementación de políticas públicas de memoria”, que incluyen los procesos de identificación, señalización, construcción o recuperación y gestión sustentable de los sitios de memoria. Todo basado en el trabajo realizado en la Argentina por impulso de los organismos de Derechos Humanos.

LOS ESPACIOS

En el RUVTE (Registro Único de Víctimas de Terrorismo de Estado) se encuentran consignados aproximadamente 800 sitios de memoria.

Más de 220 lugares emblemáticos se encuentran señalizados.

Unos 38 sitios ya fueron refuncionalizados como Espacios para la Memoria en todo el país. Están proyectados más de 15 nuevos, entre ellos «El Campito», que funcionó en Campo de Mayo.

La impronta de cada Espacio está dada por la participación permanente de mesas locales de memoria, constituidas por sobrevivientes, familiares, organismos de DD HH, organizaciones de la sociedad civil, vecinos y vecinas.

Entre todos reciben aproximadamente un millón de visitantes por año, en su gran mayoría escolares.