“¿Cuál es el sueño que más la impresionó? ¿Cuál es el último que recuerda? Redáctelo y envíelo por correo a nuestra sección ‘El psicoanálisis le ayudará’”, fue -con palabras afines- la insólita invitación de la revista femenina Idilio desde octubre de 1948. El psicólogo social y fundador de Paidós, Enrique Butelman, les respondía a las lectoras, el sociólogo Gino Germani interpretaba los sueños recibidos y la fotógrafa Grete Stern los ilustraba con fotomontajes. Ahora se puede visitar en el Museo del libro y de la lengua (Las Heras 2555) la exposición de esa sección de Idilio: El inconsciente óptico.
La exhibición El inconsciente óptico tiene entrada libre y gratuita y de martes a domingos de 14 a 19, incluye por primera vez las 136 reproducciones fotográficas de “El psicoanálisis le ayudará” en la página 2 de la revista semanal Idilio, para recobrar la historia de esa sección “en la que confluyeron el psicoanálisis y la fotografía, la imagen y la palabra, las vanguardias y la cultura de masas”, formula el Museo del libro y de la lengua, sobre esta idea de Gino Germani -el genial sociólogo científico- y Enrique Butelman (ambos bajo el seudónimo de Richard Rest) junto a la fotógrafa alemana Grete Stern.

Es lo que testimonia la muestra El inconsciente óptico. Para la sección “El psicoanálisis le ayudará” las lectoras debían responder veintiocho preguntas sobre el sueño que más las había marcado; luego Stern haría su fotomontaje interpretativo siguiendo técnicas novedosas para la época. ¿Qué ocurrió? La redacción de Idilio se pobló “de cartas de mujeres que necesitaban hablar sobre sus frustraciones, sus miedos, sus fantasías y sus sueños, hasta ese momento, inconfesables”, prosigue el Museo del libro y de la lengua. Y Grete Stern generó sus inspirados fotomontajes, pioneros para representar los anhelos y los secretos velados de las mujeres en pleno peronismo.

Idilio se editó por la editorial Abril de 1948 a 1951 y Germani y Stern mantuvieron la sección “El psicoanálisis le ayudará” durante ciento cuarenta números. La Biblioteca Nacional posee la única colección de la revista y, si bien faltan los números 59, 66, 110 y 131, “su conservación fue fundamental para reconstruir el valioso trabajo de Stern y Germani”, dicen desde el Museo. Pero hay otra sorpresa: los fotomontajes de la alemana se transformaron en Sueños, una serie fotográfica autónoma, que se expuso por primera vez en el ‘56.
Grete Stern había nacido en Wuppertal-Eberfeld, Renania, en 1904. Estudió fotografía en Berlín y sumó influencias del surrealismo y de la Bauhaus. Huyó a Londres por el nazismo y en 1935 emigró a la Argentina, donde instaló un estudio con su marido Horacio Cóppola. Cuando Germani y Butelman la convocaron para los fotomontajes de los sueños en la sección “El psicoanálisis le ayudará”, Stern alteraba proporciones y perspectivas y generaba escenas imposibles para expresar el inconsciente colectivo de las lectoras.

“Fue un flechazo cuando fui a pedir a la Biblioteca Nacional la colección de la revista -revela la fotógrafa Inés Ulanovsky-, que es parte del equipo de curaduría y producción del Museo del libro y de la lengua-. Me puse a leer los sueños, esos textos que había escrito Gino Germani con el seudónimo de Richard Rest, y me impactó muchísimo, sobre todo porque Idilio era una publicación semanal”. Además “se divulgaba el psicoanálisis en el ‘48, apenas un año después del voto femenino”.
El inconsciente óptico
En calidad de curadora de El inconsciente óptico, Ulanovksy definió junto al equipo del Museo del libro y de la lengua: “Nos pareció interesante mostrar todas las páginas de la sección ‘El psicoanálisis le ayudará’, de Idilio, disponibles en la Biblioteca Nacional. Acá hay 136 de esas publicaciones y faltan cuatro números”. ¿Qué la sorprende de los fotomontajes de Stern? “Es muy lindo ver las decisiones que ella fue tomando. Sobre todo, sus escenas surrealistas: Grete Stern veía que los fotomontajes eran clave para representar los sueños”.
Desde su mirada de fotógrafa, Ulanovsky ve “que las imágenes de Grete Stern tienen fuerza por sí mismas. Incluso entran en tensión con los sueños que representan de las lectoras. Son fotomontajes muy potentes e inquietantes: hay mujeres que están en escenas imposibles y hay otras muy significativas desde el punto de vista feminista: se cuestionan los lugares establecidos de la mujer”. Para el año ‘48, “más allá de su excelencia técnica era muy moderno el punto de vista de Grete Stern”.
Y fue muy interesante que ella llevara sus ideas de vanguardia, traídas de Alemania, a una revista destinada a la mujer de clase media, trabajadora: a la ama de casa. “Así como desde Idilio se invita a las mujeres a responder el cuestionario para los sueños que tenían que mandar por correo -aporta Ulanovsky-, más adelante la revista empieza a hacer preguntas reveladoras: ‘¿Usted se siente inferior?’, ‘¿Conserva sus amistades?’, ‘¿Le gusta su empleo?’, ‘¿Está usted realmente enamorada?’”. Y allí estaban los fotomontajes de Grete Stern para problematizar la realidad femenina.

Inés Ulanovsky los recuerda: “Pienso en uno que se llama ‘Los sueños de conflictos matrimoniales’, donde hay un hombre que está siendo planchado, literalmente, por las manos de una mujer. Hay otro que se llama ‘Los sueños de evasión’, donde una mujer está tratando de trepar una tabla de lavar la ropa de un hombre, con una expresión de total terror. Era la evasión de la realidad para la que estaban pensadas las mujeres”.
Otra escena de Grete Stern “es una mujer tratando de tocar un violín, pero con una escoba. Y también tiene cara de angustia. Y ‘El sueño del encierro’ es una mujer metida dentro de un caracol con cara de aburrimiento”, recuerda Ulanovsky. “Es vital cómo se daba la confluencia entre fotografía y psicoanálisis en una publicación destinada a las mujeres que tenía muchísimas ventas”.
Y amplía: “Es interesante pensar que esas imágenes de Grete Stern, que después se convirtieron en sus obras, surgieron de las cartas de mujeres remitidas a la editorial, necesitando respuestas a sus angustias, a sus sueños, a sus fantasías”.
Por eso en la muestra El inconsciente óptico a la par de las reproducciones fotográficas de “El psicoanálisis le ayudará” instalaron una pared con sobres, junto a los mensajes de esas mujeres, con seudónimos, para proteger sus intimidades: esos secretos inconfesables. En sintonía, “era llamativa la bajada de la sección, por la forma en la que invitaba a las mujeres a escribir las cartas con los sueños”, describe Ulanovsky.
¿Qué decía esa bajada? “Queremos ayudarle a conocerse a sí misma, a fortalecer su alma, a resolver sus problemas, a responder sus dudas, a vencer sus complejos y a superarse -lee la curadora-. Conteste usted todas las preguntas que le formulamos aquí. Escriba con toda espontaneidad. No se preocupe por la forma literaria ni por las palabras que emplee. Exprese simple y sinceramente todo lo que piensa y siente”. Bastará asistir a la muestra para comprenderlo: “Si bien eran hombres los que escribían eso, habilitaban la voz de las mujeres en un momento histórico de ebullición total”.
La muestra El inconsciente óptico podrá visitarse hasta el 31 de mayo.