Ángel Di María, tal vez el futbolista que más veces se permitió llorar delante de las multitudes y de las cámaras -y durante mucho tiempo, en la selección, no fueron justamente lágrimas de alegría sino de bronca-, lo volvió a hacer tras 18 años en Europa.
A sus 37, y ya convertido en uno de los jugadores más importantes de la historia del fútbol argentino -una mesa encabezada por Diego Maradona y Lionel Messi pero en cuyos laterales se pueden sentar muy pocos-, el campeón del mundo en Qatar 2022 volvió a conmoverse en su regreso a Rosario Central.
En la entrada en calor, en la formación previa y en la celebración del gol, Di María se emocionó como el viejo sabio que regresa a su casa luego de un largo camino en el que encontró la iluminación. El fútbol argentino, eso sí, lo recibió con los brazos abiertos pero también con las manos en guardia: pocos minutos después de que tuviera que dejar la cancha en camilla por un pisotón de de un rival, Vicente Poggi, Godoy Cruz llegó al empate 1-1 en tiempo de descuento.
«Fue un pisotón ahí en el hueso nomás pero nada, todo tranquilo. Siempre igual, es así el fútbol argentino. Queríamos darle una alegría a la gente, arrancar bien el campeonato, el semestre, pero no se pudo. No perdimos, que es importante también, sumamos, hay que pensar en lo que viene», dijo Di María.
El hombre de los goles en las finales además lo es en la primera fecha. Si Di María convirtió en la final de la Copa América 2021 contra Brasil en el Maracaná, de la Finallísima ante Italia en Wembley y del Mundial de Qatar 2022 frente a Francia en el Lusail, también convirtió en Arroyito en el primer partido del Clausura 2025. El 1-0 parcial, a los 32 minutos del segundo tiempo, llegó tras un penal al menos polémico cobrado por el árbitro, Pablo Dóvalo. También es así el fútbol argentino.
Los rumores sobre la cercanía demostrada por la dirigencia de Rosario Central hacia el presidente de la AFA, Claudio Tapia (una bandera colgada ayer en el estadio saludó a Chiqui), serán un runrún, justificado o no, en lo que resta del semestre.
No deja de ser una curiosidad de los calendarios y del nuevo juguete de la FIFA: Di María volvió a Central y convirtió un gol mientras se sigue jugando un torneo, el Mundial de Clubes, en el que Fideo todavía es uno de los goleadores. En sus últimos partidos en Benfica, Fideo anotó cuatro goles, todos de penal, uno ante Boca, dos ante Auckland City y otro contra Chelsea -finalista este domingo frente a París Saint Germain-, y seguramente terminará el torneo con ese galardón compartido junto a Gonzalo García (Real Madrid), Marcos Leonardo (Al Hilal, de Arabia Saudita) y Sehrou Guirassy (Borussia Dortmund).
Es cierto que, entre los dos equipos finalistas, Fabián Ruiz, del París Saint Germain, y Pedro Neto, de Chelsea, tienen tres goles y pueden alcanzarlo o superarlo este domingo en Nueva Jersey. Pero lo más probable es que Di María sume ese título personal a su carrera repleta de éxitos.
Pese al empate, Di María regresó a un buen Central, que en el Apertura terminó primero en su grupo y luego no pudo escaparase de la telaraña del extraño reglamento de nuestros torneos. Tras haber ganado todos los partidos como local en la zona A, el sistema de playoffs insertado en lo que solía ser una liga, el equipo de Ariel Holan sumó otro triunfo en los octavos de final ante Estudiantes pero le bastó una única derrota, ante Huracán en cuartos de final, para quedar eliminado. Con un segundo regreso esperado desde Europa, el del delantero Alejo Vélez -más la base ofensiva de Jáminton Campaz, titular en Colombia contra Argentina en las últimas Eliminatorias, e Ignacio Malcorra-, los rosarinos arrancaron el semestre y el partido en base a ese favoritismo.
Sin embargo, de a poco, Godoy Cruz demostró también que ningún rival será sencillo, algo que ya comprobaron los tres regresos de River en los últimos meses, los también campeones del mundo Gonzalo Montiel, Marcos Acuña y Germán Pezzella. Siempre recostado sobre la derecha, Di María mostró su jerarquía individual aunque pocas veces consiguió ganar en el mano a mano. Tuvo un par de situaciones de gol, bien intervenidas por Franco Petroli, el arquero que luego sería engañadado por el propio Fideo en el gol.
En la próxima fecha, Di María y Central visitarán Lanús. Luego recibirán a San Martín de San Juan y, ya en la cuarta fecha, irán a Tucumán para enfrentar a Atlético. En todos los estadios, una ovación de agradecimiento abrazará a un héroe del fútbol argentino, alguien que regaló alegría. Luego le seguirán partidos bravos a cargo de rivales difíciles, con los manos en guardia.