El 21 de febrero comenzó el juicio contra Michelle Youayou, la mujer francesa de origen africana que llegó a la Argentina hace ocho años con sus dos hijos, tras descubrir que su expareja y progenitor de los chicos, abusaba sexualmente de ellos y de que la justicia del país europeo le dé la espalda y amenace con quitarle la tenencia.

Tras dos audiencias y los alegatos, en la tarde del miércoles 28, la fiscala de la causa María de los Ángeles Gutiérrez, pidió la absolución para Michelle: “En el debate se pudo ver que ella creyó en sus hijos y quiso protegerlos, y el sistema y la justicia de dos países se le vinieron encima”, dijo a Tiempo Sara Barni, su abogada y presidenta de la Red Viva, la asociación civil que defiende a niños, niñas y adolescentes.

El 6 de marzo se espera la sentencia de esta causa a cargo del presidente del TOC 22, Adrián Paduczak. Mientras, las redes feministas argentinas y francesas reclaman la absolución de Michelle y la protección de sus hijos.

La declaración de los testigos

En la audiencia del 21 de febrero, dos testimonios ratificaron el estado de vulnerabilidad de Michelle y los abusos sufridos por sus hijos. Daniela Portillo Gonzáles, madre de una compañera de la escuela de uno de los hijos de Youayou en CABA. Ella relató lo que le contó su hija: “Mamá, ¿sabés por qué se separaron los papás de M. (hijo de Michelle)? Porque su papá abusaba de él”.

En otra declaración, la monja María José Miguel, quien conoció a Michelle en el hogar familiar Amparo maternal, contó que fue testigo del padecimiento de esta familia y de los chicos cuando se enteraron que tenían que volver a Francia.

“A Michelle la desaparecieron como persona”, sintetiza Barni, quien acompaña a Michelle desde el minuto uno, primero como activista y ahora como abogada. Con una causa penal y su pasaporte retenido por el juzgado, Youayou no puede conseguir trabajo y ni siquiera la atienden en los hospitales, denuncian las mujeres que conforman la red de apoyo.

“Ella es una negra africana en este país que tiene una causa penal. Los estereotipos los tiene todos. No duerme, este año la tuvieron que trasfundir porque está totalmente anémica. La está consumiendo el hecho de pensar que los hijos están con quien abusó de ellos y que probablemente haya seguido abusando”.

Michelle llegó a la Argentina buscando protección para sus hijos, víctimas de abuso sexual por parte de su progenitor.
Foto: Alejandro Santa Cruz / Télam

Desprotección y persecución

La mujer de 45 años llegó a este país hace ocho años sin hablar una palabra en castellano, pero con la esperanza de encontrar la protección que no tuvo en el país europeo, pero tampoco la halló acá. La justicia argentina, en sintonía con la francesa, dictó una sentencia favorable al progenitor y ordenó la restitución internacional de los chicos.

Al desacatar la orden, el 31 de mayo de 2019, la Policía la detuvo la detuvo frente a los niños mientras paseaba con ellos en Parque Lezama y la encarceló durante 15 días en el penal de Ezeiza por el delito de “desobediencia”.

Fue la última vez que los vio. Ahora, sus hijos están en Francia, con su progenitor, la persona que, según ellos mismos relataron en varias ocasiones, los abusó. Es Michelle sobre quien, en cambio hoy pesa una orden de captura internacional, acusada de haber secuestrado sus hijos.

Red feminista de apoyo

Desde hace ocho años, una red de mujeres acompaña a Michelle, intentando garantizar su subsistencia, vivienda y atención para su salud física y mental.

Michelle recibió el acompañamiento de organizaciones feministas.
Foto: Alejandro Santa Cruz / Télam

Militantes del Movimiento Evita, Red Viva, personalidades como María Elena Naddeo y organizaciones francesas que se sumaron en el último tiempo, acompañan el reclamo por su absolución, denunciando la estructura patriarcal de la justicia que protege a los abusadores y revictimiza a las víctimas y a las madres protectoras.

“Hacen los que quieran con los pibes. El 99% de las denuncias por abuso no llegan a término y ahora está empezando una tendencia de judicialización a las madres protectoras”, relata la abogada Sara Barni.