El próximo viernes, 22 de marzo, la atención del fútbol argentino estará pendiente del primer partido de la selección campeona del mundo, el amistoso ante El Salvador en Estados Unidos. Pero lejos del un campo de juego, en los Tribunales porteños, la Justicia dará el primer paso para un asunto mucho más incómodo para el fútbol: comenzará el juicio por abuso sexual contra el extécnico del equipo femenino de Boca, Jorge Daniel Martínez. La denunciante es la periodista Florencia Marco, empleada del club durante 12 años y jefa de prensa del plantel femenino cuando ocurrió el supuesto abuso, en 2022 -sigue en relación de dependencia laboral, pero bajo una licencia sin goce de sueldo-.

La acusación contra Martínez por situaciones de abuso, acoso, violencia psicológica y moral y manoseo fue presentada en la Justicia hace un año, en marzo de 2023. Previamente, en febrero, la víctima había informado sobre lo ocurrido al Departamento de Inclusión y Género de Boca, en el marco del Protocolo de Prevención y Acción Institucional, pero en el club le pidieron que se tomara vacaciones y luego una licencia. En paralelo, sin embargo, Martínez –que entre 1993 y 2002 fue futbolista de Boca, el seleccionado, River e Independiente– siguió en su puesto como técnico, con menores de edad a cargo. Fue entonces que Marco decidió radicar su denuncia en la Justicia. Recién cuando el caso tomó estado público, Boca desligó al DT del plantel femenino.

En una entrevista en el programa Era por abajo, de Radio Ciudad, Marco celebró el inicio del juicio sin dejar de mencionar términos como «tormento de emociones», «infierno» o «monstruo»:

«En 2023 dejé de recorrer canchas y empecé a recorrer tribunales. Por suerte me llegó la información del inicio del juicio, pero también me genera un tormento de emociones: ya estar hablando de la fecha me resulta difícil. Para una víctima de abuso sexual hay mucha violencia de por medio».

«Después de haber presentado la denuncia, dormí mucho. Necesitaba descansar. Durante el año que fui abusada no dormía y tenía mucho dolor en el cuerpo. Así que este año me sirvió para volver a conectarme conmigo, descansar, pensar y prepararme para el 22 de marzo. Las terapias con mi psicóloga fueron fundamentales para enfrentar este momento, que va a ser un antes y un después, pero también va a ser difícil estar ahí, volviendo a recordar todo esto que fue un infierno».

«Sentí una expulsión total del club (Boca). Que no era el club: era en mi casa. Estuve de lunes a lunes, prácticamente, recorriendo los pasillos durante 12 años. Este juicio es contra Martínez, pero los abusos sexuales fueron dentro de la institución. Se daba la paradoja de que Boca estuvo acompañando el crecimiento del fútbol femenino y ahí me dije que me tenía que correr de eso. Como jefa de prensa, yo comunicaba el crecimiento y no podía seguir haciéndolo, teniendo al monstruo dentro de casa».

«Yo tenía que comunicar lo bien que estaba el fútbol femenino cuando en realidad sabía que adentro estaba todo mal, y que no había ningún tipo de contención para nadie. Entonces había alguien que tenía que dar un paso al costado para que esto se terminara. Y principalmente lo hice por mí, porque yo no podía llegar a trabajar llorando e irme llorando. No podía estar caminando por el pasillo teniendo miedo de que me pasara cualquier cosa. Entonces era necesario hacer un corte y la única manera que encontré fue haciéndolo público porque, haciéndolo de manera privada, no se escuchaba».

«El click fue cuando pude tomar conciencia de lo que había vivido durante todo 2022, que fue el año del abuso, de enero del 2022 a casi enero del 2023. Ahí hubo un parate en el fútbol, las vacaciones, después de un año de abusos, de un campeonato tras otro, de una Copa Libertadores en Ecuador en la que estuve 20 días conviviendo con él (Martínez) en el mismo piso del hotel, que fue un infierno total. Así que cuando se paró el fútbol y estábamos de vacaciones, ahí pude empezar a acomodar dentro de mí para poder expresarlo. Porque hasta el momento solamente lo podía compartir con las mismas personas que estaban atravesando lo mismo que yo, pero era muy difícil con el afuera. Yo también hago trabajo social y considero que las personas tienen que hacer valer sus derechos. Y yo decía cómo puede ser que esté acompañando a menores de edad para que hagan valer sus derechos y yo no esté haciendo valer los míos«.

«Desde ahora quiero reconstruir mi vida. Hoy me encuentro sin hacer lo que me gusta y no tengo un sueldo, o sea que mi situación es bastante complicada, pero espero que a partir del 22 empiece el camino de la Justicia. Pude empezar a ver la luz en todo este infierno cuando llegué a la Justicia: fue la primera vez que me sentí escuchada».

«Me siento feliz cuando veo en la plaza a una niña jugando a la pelota con su mamá. Y me siento parte porque desde la comunicación aporté mi granito de arena. Ahora quiero que esa nena, si llega a un club, lo pueda hacer de una manera profesional, cuidada. Que esto sea un antes y un después, que las personas que van a ocupar cargos en el fútbol femenino sepan llevar adelante un protocolo. No que pueden hacer lo que quieran. Porque hay personas que son atravesadas por estas acciones que no corresponden y de repente te destruyen la vida». «