Gabriela es considerada la primera cantante que tuvo el rock en nuestro país. Su irrupción apenas iniciados los años setenta fue un incentivo para que otras mujeres ingresaran de a poco en un mundo musical dominado, en ese entonces, sólo por los hombres.

La cantante y compositora Cintia Arévalo acaba de publicar Somos sólo partículas, un disco en el que redescubre nueve canciones de Gabriela y les brinda su impronta personal. Será presentado hoy a las 21 en Cultural Thames, Thames 1426, Palermo, CABA. 

Este trabajo, sucesor de Mujer Río (2017) y Navegante (2021) fue producido por Juan Pablo Ferreyra y cuenta con la participación de notables músicos invitados, como Fernando Cabrera, Don Vilanova, Flor Bobadilla Oliva, Lorena Astudillo, Nicolás Sanucci y Cecilia Gauna entre otros.

Arévalo, cantante expresiva y de voz cálida y cristalina, encara con gran personalidad las composiciones de Gabriela y apuesta a arreglos sutiles no exentos de delicadas audacias sonoras en algunos casos. La acompañaron en esta propuesta Juan Pablo Ferreyra (guitarras, ronroco, bajo eléctrico y voces), Sebastián Forero (bajo y marimba) y Federico Ferraro (percusión)   

Temas como “Imágenes del Amazonas”, “Viento Rojo”, “Noches de Tilcara”, la delicada “Llevame a ver la Luna” o “La Furia” (grabados por Gabriela junto con el guitarrista estadounidense Bill Frisell), conviven con dos ecos del pasado: “Duerme / Ubalé” de 1981 y “Haz tu mente al invierno del sur” del primer disco de la cantante, aparecido en 1972.

Más que un homenaje o un tributo, Arévalo consigue hacer suyas estas canciones mediante una revisión fresca y decidida que permite descubrir (para quienes no lo hayan hecho todavía) una obra que permanece tímidamente oculta en los pliegues de la historia reciente de nuestra música popular.

Tiempo Argentino dialogó con Cintia Arévalo sobre todas las sensaciones que tuvo al encarar este trabajo conmovedor.

gabriela

¿Cómo conociste la música de Gabriela?

-Estaba mirando un documental sobre muchos artistas del rock argentino y escuché que mencionaron a una tal Gabriela. De ella hablaban con mucho énfasis y respeto, en especial porque había abierto muchas puertas a las mujeres en el rock. Me llamó poderosamente la atención y empecé a buscar más información sobre ella. Busqué su música en internet, pero a lo primero que llegué no fue su primer disco, que estaba más vinculado con el rock que se hacía en ese entonces.

Lo primero que escuché de ella fue Viento rojo, que salió en 1999. Es el segundo de los tres que grabó con Bill Frisell. Y me encontré con una música maravillosa, tanto en lo referido a la composición y a su poesía como a su particular manera de cantar.

-¿Qué fue lo que tanto te atrajo de la música de Gabriela?

-Cada canción que escuchaba me despertaba la necesidad de apropiármela como intérprete. Tuve la necesidad de cantar esas canciones. Fue un deslumbramiento absoluto, al punto que en un día terminé escuchando toda su discografía.

Además, como buena obsesiva que soy, me puse a buscar toda su historia y todo acerca de su trayectoria. Pero me sorprendió lo poco que había, porque pensé que podía encontrar más información y más datos. Esto lo digo teniendo en cuenta que había sido la mujer que abrió las puertas para otras cantantes del rock ya que, en el momento en el que ella apareció, estaba absolutamente ese género estaba totalmente dominado por los hombres. Continué investigando hasta finalmente poder llegar a Gabriela y hablar con ella, con quien desde ese momento, tengo contacto. Empecé hace dos años a trabajar en este disco con sus canciones.

-Lo llamativo de ella es que siempre mantuvo un perfil bajo.

-Es verdad esto que decís. Es muy interesante que ella, a pesar de haber sido una pionera, haya elegido tener un perfil bajo. Creo que tiene que ver también con una cuestión personal, con su sensación de no poder vivir de la música y tratar de poder pasar inadvertida en su vida personal.

Foto: Prensa / Julieta González

-¿Cómo seguiste desentrañando ese misterio que rodeaba a su figura?

-Lo que fui encontrando en la web era muy poco. Fui buscando notas, traté de ver si había registros en vivo de ella y, salvo su presentación en el BARock, que quedó registrada en la película “Rock hasta que se ponga el sol”, no había lo suficiente como para conocer su historia. Finalmente la encontré a ella por medio de las redes y así me pude contactar, justo cuando estaba por lanzar Las mil vidas de Gabriela, su autobiografía. Esto fue en 2022 y pude conocer más de su trayectoria y preguntarle más cosas.

-¿De qué manera encaraste sus canciones, teniendo en cuenta su manera tan personal de interpretarlas?

-Traté de hacerlo no como lo hizo ella, sino que cada canción la elaboré como si fuera un pequeño mundo. Viento rojo es el primer disco que escuché de Gabriela, es un disco increíble y me ha inspirado muchísimo respecto a cómo encarar las canciones desde mi propia perspectiva. En todos mis trabajos llevé adelante el proceso de enfocarme en hacer una nueva versión, pero sin perder la esencia natural de la canción. No encontraría sentido alguno en hacer un cover.

La selección de temas tuvo que ver con conformar un concepto que me interpelara. El disco se llama Somos sólo partículas porque creo que en la selección de temas trato de plasmar todos o gran parte de los estadios que podemos atravesar como partículas, como parte de algo más grande que somos los seres humanos.

Los arreglos los hicimos junto a Juan Pablo Ferreyra. Con él nos ocupamos de la orquestación, de los invitados y hasta de la forma de cantar cada canción. Me interesaba que se entendiera lo que quería manifestar y hacer foco en ese proceso interpretativo, ya que naturalmente las canciones seleccionadas iban a tener una conexión.

Foto: Prensa / Julieta González

-¿Por qué caminos te llevó interpretar sus composiciones?

-Junto con Juan Pablo tratamos de ver dónde me llevaba poética, espiritual y emocionalmente cada una de las canciones. Buscamos una sonoridad para cada una y elaboramos los arreglos en función de eso. Traté de encontrar el significado de cada canción más allá de lo que había querido decir Gabriela. Por esto creo que este disco no solo es un homenaje, sino que le aplico mi propia impronta.

Yo venía de hacer dos trabajos más hermanados a lo folklórico argentino. Este disco tiene una sonoridad más amplia, más latinoamericana que, en cierto modo, se respira en las composiciones de Gabriela. Esto causó sorpresa en las personas que lo escucharon, lo cual me agrada, porque no me gusta etiquetarme, me gusta ser ecléctica y cantar porque tengo necesidad o porque alguna canción me conmueve, como lo que pasó cuando descubrí a esta gran artista y persona.

Cintia Arévalo con músicos invitados, presenta su nuevo disco Somos sólo partículas hoy, 10 de mayo,  a las 21 en Cultural Thames, Thames 1426, Palermo, CABA.