Lo primero que uno piensa es que se trata de un error. Pero si uno revisa la carrera de Griselda Siciliani, que se extiende por más de veinte años, se topará con una sorpresa: la actriz prácticamente no hizo cine en la Argentina. Salvo un pequeño papel en El último Elvis, de Armando Bo Jr., hace ya doce años, su carrera en el país se ha movido entre la TV, el teatro y las series. El cine siempre ha quedado al margen. Hace poco tiempo, sin embargo, empezó a acercarse a la pantalla grande. En 2020, hizo una película española llamada Sentimental, dirigida por Cesc Gay. Y dos años después tuvo su gran lanzamiento internacional al ser la coprotagonista de la ambiciosa Bardo, de Alejandro González Iñárritu (Birdman, Amores perros), que compitió en el Festival de Venecia y representó a México en los Oscar.

Así que Descansar en paz, de Sebastián Borensztein, representa el demorado desembarco de Siciliani en el cine argentino. En la película –que se estrenó en Netflix el miércoles 27 y en la que actúa junto a Joaquín Furriel y Gabriel Goity–, la actriz de Farsantes y Educando a Nina interpreta a Estela, una odontóloga, esposa de un empresario llamado Sergio (Furriel), con dos hijos, que se topa de un día para el otro con la noticia de que su marido está muy endeudado y a punto de perderlo todo. Desesperado, Sergio aprovecha que está cerca de la AMIA cuando sucede el atentado terrorista de 1994 y desaparece, haciéndose pasar por muerto para que ella cobre un millonario seguro de vida. Y de ahí en adelante la película del director de La odisea de los giles seguirá lo que pasa por un lado con él, mientras que por el otro Estela debe atravesar el duelo de “perder” a Sergio e intentar rearmar su vida, sin saber del engaño ni que, involuntariamente, se está metiendo en otros problemas.

“Desde que hice El último Elvis me ofrecieron algunas películas, pero tampoco tantas”, admite la actriz. “Algunas no me convencían y otras veces estaba justo haciendo teatro y se me complicaba un poco a nivel logístico, sentía que tenía que estar más libre para hacer cine y no podía. Siempre trabajé un montón, entonces por ahí durante el día estaba haciendo una serie y a la noche hacía teatro y a la trasnoche un show con Carlitos Casella y no encontraba el espacio. Hubo algunas veces que encontré guiones que me gustaban, no voy a decir cuáles (risas), pero no pudimos coordinar fechas con los directores.”

Sergio (Furriel) y Estela (Siciliani) parecen tener una pareja perfecta.

-¿Qué hizo que cambiara la situación?

-Me pasó lo mismo que con la tele, que tampoco era una posibilidad en un momento de mi vida. Para mí, en una época, el mundo era la danza y el teatro. El audiovisual me parecía cosa de otra gente. Y así como la tele apareció un día y se abrió un canal en el que me sentí como pez en el agua, un día también apareció el cine. Pero fue hace poco, con Sentimental.

-¿Y te sentís cómoda? Supongo que habiendo hecho tanta televisión tampoco es tan distinto, pero en cine te tocaron directores muy diferentes, como Iñárritu y ahora Borensztein…

-Me siento muy cómoda. En el momento en el que sentí que quería hacer cine me empezó a pasar algo como en el cuerpo, no sé, algo físico que me dice “es ahora”. Y quizás sea por esa misma energía que me empiezan a llegar muy buenos guiones de grandes directores. Estoy muy agradecida, no sé, al universo. Es como que en el momento en el que siento que algo me gusta y que lo quiero hacer, eso aparece. Ahora es impresionante la cantidad de buenos guiones que recibo y tengo que estar eligiendo. Me parece loquísimo, especialmente porque era un lenguaje que hasta hace no mucho tiempo no era el mío.

–¿Y cómo sentiste la experiencia de trabajar acá después de hacer películas en España y en México?

-Y, acá siempre entendés más todo, te sentís en casa, pero no es tan diferente en realidad. Bueno, el caso de Iñárritu fue distinto por una cuestión también de producción y presupuesto, pero en lo demás es lo mismo. El rodaje de Descansar en paz fue una fiesta.

-¿Cómo apareció esta película y por qué dijiste que sí?

-En principio, por Borensztein. Quería trabajar con él. Cuando me mandan el guión, me acuerdo, lo leí todo yendo en el avión a Venecia y me pareció muy entretenido. A priori ya tenía una sensación positiva por la productora (Kenya, de Ricardo y Chino Darín), por Sebastián, porque era hacer cine en la Argentina, tenía muchas ganas, y estaba Joaquín también. Y después el personaje en sí. En general miro eso: quién dirige, con quién tengo que actuar, el equipo y después analizo el personaje. En ese sentido, soy medio obsesiva.

-¿Y qué te enganchó de Estela?

-Había un textito que ella dice en un momento, en el que habla de “no sé qué les voy a decir mañana a los chicos” que me conmovió. Me acuerdo que me largué a llorar sola en el avión. Algo especial me conectó con esa madre que vive la tragedia tan terrible de perder a su marido.

-El personaje tiene que atravesar situaciones difíciles ligadas a los días posteriores al atentado. ¿Cómo fue filmar esas escenas? ¿Te trajo a la memoria lo que pasó?

-Yo era adolescente cuando pasó y me acuerdo perfectamente, es un recuerdo muy vívido. Esas cosas que ocurren en la adolescencia quedan muy grabadas, como hitos. Además, a lo largo de mi carrera me ha tocado colaborar con muchos eventos conmemorativos del 18 de julio, ir a actos, así que siempre lo tuve muy presente. Si bien el tema de la AMIA es algo circunstancial en la película, para mi personaje es fundamental, porque es la parte de la trama que más la involucra, la de buscar a su marido. Para mí fue muy impresionante filmar esas escenas, de las cosas más tremendas que me tocaron hacer como actriz. Yo llegaba al set de la explosión de la AMIA y al del juzgado, y estaba tan bien hecho el arte y todo que tardé muchos días en sacarme la sensación del cuerpo.

-El personaje de Furriel en la película cumple una especie de fantasía de muchos, que es la de desaparecer del mapa y reinventarse como otra persona, tener otra vida. ¿Alguna vez fantaseaste con algo así?

-La verdad que no. Me gusta bastante la vida que me ha tocado. Lo que sí me gusta de la película es la incorrección de esa decisión. Es una de las cosas que más me fascinó del guión. Yo no había leído la novela de Martín (Baintrub) y entonces, cuando leí el guión, esa incorrección política del personaje de utilizar tremenda circunstancia como el atentado a la AMIA en beneficio propio me atrajo mucho. Lo que hace está muy mal y a mí me encanta que la película tome ese riesgo.

Un secreto pondrá distancia entre Sergio (Furriel) y Estela (Siciliani).

-Tomando en cuenta que venís del teatro y la danza, ¿te gustaría hacer un musical por ejemplo?

-Sí, claro, me encantaría hacer un musical o algo más enrarecido, algo que tenga que ver con el lenguaje que yo conozco por la confluencia de formaciones que tengo. No sé, algo más físico, más deforme y no tan costumbrista. Me encantaría y sé que mi instrumento está más preparado para eso que para algunas otras cosas. Después, agradezco que me llamen para hacer un dramón o lo que sea. Digo “mirá cómo pensaron en mí para esto” y bueno, me meto ahí. Yo soy una especie de mezcla entre la italianidad y la arianidad y me meto de lleno, como una loca en el mar, a vivir la situación que me toque. Eso me juega a favor pero sí, me gustaría hacer algo mucho más deforme en cine.

-¿Cómo ves el panorama del cine y la cultura argentina en este momento en relación a las medidas del Gobierno?

-Trato de pensar un poco más allá de la conversación acerca de cómo se financia el cine, porque veo que ahí están instaladas unas fake news acerca de que la cultura le saca la comida a los chicos, algo que es absurdo, y no se puede salir de ahí. El otro día pensaba qué películas se van a seguir haciendo si deja de haber apoyo al cine. Quizás esta se va a poder hacer (Nota: las producciones de Netflix no suelen buscar subsidios) y algunas otras películas comerciales también, pero hay una diversidad de voces que no va a existir. Yo vengo del teatro y me resulta más fácil explicarlo por ahí: las obras comerciales se van a seguir haciendo pero si no está el Instituto Nacional del Teatro las otras voces que surgen desde espacios más pequeños o de experimentación no van a estar. Y en el cine es lo mismo. Si terminan sacando todos los apoyos, lo que no va a existir, lo que se está boicoteando, son esas otras voces. Y esas películas son las que hacen a nuestra identidad. Si no sería todo lo mismo. Como si en el teatro sólo existieran las obras de la calle Corrientes y nada más. Todo se empobrecería muchísimo. No tendríamos ni el teatro ni el cine que tenemos. Yo vengo de un espacio de experimentación, de pequeñas salitas en las que se hacen obras de danza contemporánea. Entonces no puedo entender, me aterra pensar que todos esos espacios y todas esas voces se anulen. Eso es lo que están apuntando a destruir y me parece muy peligroso.

Descansar en paz

Director: Sebastián Borensztein. Reparto: Joaquín Furriel, Griselda Siciliani, Gabriel Goity, Lali González. Estreno: 27/3, en Netflix.

Siciliani, entre las series y el teatro

Griselda Siciliani tendrá unos meses con muchos estrenos. En breve llega a Amazon Prime Video “Menem”, la serie dirigida por Ariel Winograd en la que interpreta nada menos que a Zulema Yoma, esposa de Carlos Menem, quien será encarnado por Leonardo Sbaraglia. “Lo de Zulema fue una locura. Me encantó y me permitió mucho juego y cierta locura con un personaje tan alejado de mí –dice–. No había trabajado nunca con “Wino” (El robo del siglo, Coppola) y lo amé, comulgué mucho con su manera de trabajar. Creo que eso va a ser espectacular, ya se verá cuando salga”.

Ahora está en pleno rodaje de Envidiosa, una comedia de Netflix que dirige Gabriel Medina (“Los paranoicos”) y produce su ex marido Adrián Suar. En la serie, en la que trabaja con Esteban Lamothe, Pilar Gamboa, Violeta Urtizberea, Marina Bellati, Bárbara Lombardo y Benjamín Vicuña, entre otros, interpreta a Vicky, una mujer a punto de cumplir 40 que sufre porque todas sus amigas se casan antes que ella, por lo que decide dejar a su novio y rearmar su vida. “Recién terminamos de filmar la primera parte y estoy fascinada porque es volver a la comedia, a la payasada total. Me encanta”, dice.

Y el 16 de mayo estrenará en El Nacional Felicidades, en la que estará acompañada por Suar (será la primera vez que actúen juntos en teatro), Benjamín Vicuña, Jorgelina Aruzzi y Peto Menahem en una obra escrita por Mariano Pensotti y dirigida por Daniel Veronese. “Me parecen brillantes todos y estoy encantada con el proyecto –dice Griselda acerca de la obra que transcurre durante un festejo de cumpleaños que se complica–. Recién ahora estamos empezando con los ensayos y la obra es muy particular. Va a estar buenísima y se van a sorprender”.

Siciliani tendrá un 2024 muy intenso.