Una movilización gigantesca llegó hasta el Palacio Pizzurno entrada la tarde. La convocatoria surgió de las propias autoridades y algunos de los sindicatos de la Universidad de Buenos Aires con el eje puesto en la asfixia presupuestaria que sufren las universidades nacionales en general y la UBA en particular.

La medida resultó la antesala del paro general que se producirá el viernes convocado por el conjunto de los gremios universitarios agrupados en el Frente Sindical de las Universidades Nacionales. Ya el lunes y martes se produjo un paro de 48 horas convocado por CONADU Histórica en todo el país y la tendencia es a que las acciones confluyan y reabran definitivamente el conflicto universitario. Es que, a pesar de las masivas movilizaciones del año pasado, el gobierno no cede en su política deliberada de vaciamiento de las universidades públicas nacionales con el eje puesto en los salarios de sus trabajadores.
Ajuste sin fin
Un informe de Fundar al que tuvo acceso Tiempo Argentino da cuenta de la situación en momentos en los que el gobierno pretenden imponer un cepo salarial con paritarias cerradas en forma unilateral y siempre por detrás de los precios. El estudio muestra que, mientras que desde la asunción del actual gobierno los salarios de los trabajadores privados registrados retrocedieron cerca de un 1% y los de los empleados públicos registrados lo hicieron en más de un 15%, para el caso de los docentes y no docentes de las universidades la caída en términos reales acumula un 26,8% desde noviembre de 2023 y llega al 33,7% para los científicos del CONICET.

Se trata del equivalente a cuatro meses de sueldo perdidos en un año que tiene como propósito inducir un vaciamiento de la universidad pública en favor de la educación privada o, incluso, de nivel medio donde por primera vez en la historia los salarios, habiendo retrocedido, superan a los de nivel superior.

Es que, el haber del cargo testigo de Jefe de Trabajos Prácticos con dedicación semi exclusiva llega a los $500 mil sostenido apenas por la garantía salarial establecida en la paritaria nacional docente que, ella misma, sufrió un retroceso superior al 25%.
Pero el informe de Fundar da cuenta de un retroceso presupuestario sostenido en tanto, en 2025 retrocedió un 30% con relación al de 2023 y un 5% con relación al ya ajustado del año 2024. Si se tomara como referencia el año 2017, el retroceso presupuestario de las universidades nacionales en términos reales acumula un 37,6%.

La marcha, por eso, resultó masiva. La columna de la APUBA destacó por su masividad y combatividad. Pero las de los sindicatos docentes como AGD-UBA y ADUBA también aportaron millares de manifestantes. El movimiento estudiantil acompañó a través de los centros de estudiantes y la FUBA.
Testimonios
Jorge Anró, secretario adjunto de la Federación Argentina de Trabajadores Universitarios (FATUN) señaló que “ha sido una marcha importantísima, histórica. La situación es realmente agobiante. Después de la lucha del año pasado estamos peor. No solo no se recuperó el salario sino que, mes a mes, la inflación supera la pauta salarial, las becas estudiantiles están congeladas, los programas de ciencia e investigación no se han reeditado y el presupuesto de funcionamiento está congelado a mayo del año pasado”.
Para el dirigente de los trabajadores no docentes, “es un deber salir a la calle en la UBA y en todo el país para hacerle entender a este gobierno que no es posible tener un país fuerte y desarrollado sin una universidad que esté a la altura. Le decimos al pueblo de que la universidad es de ellos, es el futuro, representa la ilusión de tener un hijo que progrese en la vida. Sacarle esa ilusión a un pueblo es sacarle todo”.
Pablo Perazzi, secretario general de uno de los sindicatos docentes, FEDUBA, consideró que “construimos esta marcha como germen de un camino de unidad en la UBA con una orientación clara: dar la pelea contra un gobierno que ajusta y entrega la soberanía. El desafío ahora es volver a nacionalizar el conflicto».
Por su parte, Laura Carboni, secretaria general de AGD-UBA destacó que «venimos de una gran marcha de los trabajadores y estudiantes de la UBA. Llevamos nuestros reclamos al Palacio Pizzurno empezando por el presupuesto y el aumento salarial ya que los trabajadores tenemos licuados los salarios. El plan de lucha continúa y lo queremos profundizar. Exigimos una nueva marcha pero de carácter nacional. Los trabajadores mostraron una férrea disposición a salir a luchar por lo propio. Por eso es que se hace necesario un plan de lucha nacional, progresivo y que sea coordinado en una unidad real para frenar el ataque brutal de este gobierno contra la universidad pública y la investigación”.