Los medios reaccionarios no tardaron en relacionar la huelga más importante de la sanidad pública británica con el aumento de infecciones respiratorias y la anulación de miles de citas. Pero relativizan la importancia central del paro por seis días que iniciaron 75 mil médicos residentes, la mitad de la masa laboral del Servicio Nacional de Salud, verdaderamente degradado, pero por las políticas públicas que los gobiernos conservadores de David Cameron (2010-16), Theresa May (2016-19), Boris Johnson (2019-22), Liz Truss (2022) y el actual de Rishi Sunak.

Los médicos residentes retomaron de este modo una protesta por mejores condiciones salariales, que se inició el miércoles y que perdurará hasta el martes 9, incluido. Nunca se produjo un paro tan prolongado, aunque durante 2023, efectuaron 28 días de paro. Además, en esta ocasión volvieron a salir a la calle y realizaron piquetes en distintos puntos del país, especialmente en la propia Londres. Son cada vez más multitudinarios, aunque en diciembre se haya producido una fractura con el sindicato de Asociación Médica Británica, por su discutible acercamiento al gobierno central. Los profesionales rechazaron una oferta de aumento salarial de un 8,8%, y contrapusieron el requerimiento de no menos de un 26%, cifra que consideran esencial para recuperar la pérdida de poder adquisitivo que sufren desde 2008. Actualmente perciben 15,50 libras esterlinas por hora, unos 20 dólares. Muchos de los médicos residentes plantean que no pueden hacer cargo de las deudas que contrajeron cuando estaban en la facultad, una práctica habitual en los estudiantes británicos y de otras universidades de Europa, con la garantía (que no tienen ahora) de que una vez recibidos, podrían ponerse al día.

Uno de los piquetes se desarrolló en las veredas del muy emblemático St Thomas Hospital, sobre la calle Westminster Bridge Rd, a pocas cuadras del centro londinense y del río Támesis. Forma parte de la Escuela de medicina del King’s College de donde salió una gran cantidad de los facultativos en paro. Muchos de los eventuales afectados por el corte y la falta de atención (se calcula en 200 mil consultas) en el gran nosocomio se solidarizaron con la actitud de los huelguistas.

Mientras la secretaria de Salud del Reino Unido, Victoria Atkins, se muestra ineficaz para poder efectuar una propuesta que atraiga a los huelguistas, y sólo parece replicar el argumento de que durante el 2023, el sistema de salud sufrió la cancelación de más de 1,2 millones de citas, con un costo de unos 2000 millones de libras. Esa postura no ayuda a encontrar una solución.

Al mismo tiempo, los médicos residentes en Gales también anunciaron un paro de 72 horas a partir del 15 de enero. Sus colegas de Irlanda del Norte podrían sumarse a la protesta.

La situación laboral en el Reino Unido padece un notable aumento de conflictividad en función de la política social del gobierno. En el sector sanitario persisten conflictos con distintos sectores de médicos, enfermeras y personal de ambulancias. También son masivas las acciones entre los trabajadores del correo, portuarios, ferroviarios y aduaneros. Incluso por primera vez en muchos años se mencionó la posibilidad de que se realice una huelga general.