Cuando Natacha M me convocó para realizar la dirección artística de lo que hoy es un flamante trabajo discográfico, quedé atrapado. Me encantó la originalidad de su música, la intersección con el contenido dramático, escénico, las fronteras expansivas, su concepto.” Gillo Espel se refiere, por supuesto, a El mundo desde afuera, una personal experiencia sonora de Natacha M.

El comentario de Espel se confirma ni bien suenan los primeros momentos de la placa, en los que las palabras y la manera en que se deslizan y entrelazan con los sonidos cumplen un rol fundamental, tanto en el contexto de las melodías como en los momentos en los que esas mismas palabras adquieren forma de relato.

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Foto: Gentileza Anna Ciaffi

Esto ocurre, por ejemplo,  en “Universo en implosión”, el tema que abre el disco y en la enigmática y circular “Caracol”.

La expresiva interpretación a capella de la tradicional “Nana española” muestra el minucioso trabajo de matices con los que la artista interpreta cada frase, otorgándole a la canción una delicada fuerza poética y sonora.

Natacha M es una exploradora incansable del arte de narrar y representar. Su experiencia como artista la llevó a una búsqueda constante en la que el canto, la actuación y la composición musical la impulsan a buscar nuevos formatos de expresión de acuerdo con las tres áreas de su interés.

Una constructiva disconformidad con lo establecido la motiva de manera constante a explorar nuevos caminos expresivos, en este caso, por intermedio de un registro fonográfico.

Natacha M y la diversidad de recursos

Utilización de distintas formaciones instrumentales, efectos sonoros, la palabra empleada como elemento rítmico, el empleo de distintos idiomas son algunos de los recursos no convencionales de los que echa mano Natacha M.

Por ejemplo “Origami”, con su leve atmósfera oriental desemboca en “Scusatemi”, cantada en italiano sobre un loop en el que una palabra y el ruido de púa sirven de contención sonora.

El salto hacia «C´este la petite fille du prince» (versión libre de Natacha M sobre un motivo de Francis Poulenc) es subrayado por un quinteto de cuerdas luego de un conmovedor comienzo de la cantante en un íntimo diálogo con el cello.

La melodía modulante de “Me preguntás” encuentra su sostén armónico en el delicado trabajo del vibráfono y el clarinete, en tanto que en el valseado “Bicicletas” la circularidad del quinteto de cuerdas le brinda un fresco entorno a una melodía de tono amable.

“Renglones crueles” posee una inquietante atmósfera creada por las palabras y la instrumentación, con un texto misterioso y levemente oscuro sostenido por sonidos sutilmente experimentales, precede a “Así”, en el que esta palabra, repetida con diferentes modos de expresión cercanos a lo teatral, le van confiriendo a ese vocablo diversos significados.

Foto: Gentileza Anna Ciaffi

Rocío” y su densa instrumentación de fondo contrasta con “Canción de amor”, una catarata de frases nombradas en un acelerando casi opresivo, que es seguida por la sutil “Mariposa”, en la que la voz de Natacha M, acompañada solo por la guitarra de Espel, demuestra las múltiples posibilidades interpretativas de la artista.

“Las moradas”, canción lánguida y melancólica apoyada por un profundo trabajo de las cuerdas, “Ofelia” y su clima nostálgico enfatizado sobre la progresión armónica del “Canon” de Johann Pachelbel (1653-1706) y el casi clima de varieté de “Rigor mortis” preceden a C`est la petite fille du prince (Derrida reprise)» (versión libre de Natacha M sobre un motivo de Poulenc), canción interpretada en francés, que se aleja lentamente con el sonido de campanas y gongs.

En su flamante disco, Natacha M asume con audacia una propuesta musical en la que alternan momentos melancólicos, luminosos u oscuros, pero que son siempre ineludiblemente atrapantes.

Natacha M – El mundo desde afuera

Guillo Espel: producción, arreglos, guitarras, piano, sintetizador y ruidos varios, sánguches de miga y alfajorcitos. Natacha M: composición, pianos, voces, guitarra y ruiditos.

Músicos invitados:  Oscar Albrieu Roca: percusión, campanas, vibráfono, timbales, gran cassa ruidos, ruiditos y, por supuesto, crótalos con arco; Nahum Recalde: voz; Coti Moroni: clarinetes; Matías Spataro: batería; Guillermo Novelli: ruidos y asesoría ruidil. Quinteto de cuerdas: Elías Gurevich: violín I; Laura Bertero: violín II; Kristine Bara: viola; Pedro Carabajal: cello; Horacio “Mono” Hurtado: contrabajo; Dirección: Guillo Espel.