El presidente Javier Milei propone un escenario de desregulación y “libre” competencia en casi todos los sectores productivos y de servicios. En el sistema de obras sociales supone una vuelta de tuerca más en el proceso que se inició en 1997 durante el gobierno de Carlos Menem. La mercantilización del sistema de obras sociales, que ahora nos proponen, pone en jaque la solidaridad a la hora del acceso a la salud de las y los trabajadores al profundizar la crisis de financiación del sector.

La reforma menemista, en el caso de la Obra Social para la Actividad Docente (OSPLAD), tuvo una doble implicancia: por un lado, debió competir con el resto de las obras sociales y las prepagas encubiertas que se quedaban con los aportes de los trabajadores de mejores ingresos mediante un convenio con obras sociales y, por otro lado, Menem transfirió las escuelas nacionales a las provincias, con lo cual la OSPLAD se quedó sin sus aportantes naturales.

Tras más de 25 años la OSPLAD, con diferentes gestiones que dejaron mucho que desear, pasó de ser la quinta obra social del país en cantidad de afiliados (con prestaciones, delegaciones, afiliados y trabajadores de Ushuaia a La Quiaca) a estar hoy en concurso de acreedores por segunda vez. Y sus trabajadores pasamos de tener salarios similares a los de los docentes, a cobrar hoy sueldos que apenas llegan al salario mínimo y la mayoría solo alcanzamos a cubrir la mitad de la canasta básica. Por lo tanto, las medidas anunciadas por el gobierno de Milei implican un salto sin red.

Desde 2018 las y los trabajadores de OSPLAD estamos en emergencia salarial, ya que quienes hasta este año “negociaban” las paritarias (SOEME y AMAP–FEMECA) firmaron “acuerdos” por debajo de la inflación, con el 50% del salario por fuera del sueldo básico, y con 18 años de padecer el congelamiento del adicional por antigüedad (desde 2005). A pesar de que nuestra patronal es una organización plurisindical (con conducción y mayoría de CTERA, y acompañada por AMET y SAEOEP), la OSPLAD solamente otorgó unilateralmente aumentos por debajo de la inflación que continuaron profundizando la tragedia salarial que estamos padeciendo. A pesar de que la OSPLAD redujo en más de un 30% la planta de trabajadores, y consecuentemente el costo salarial, la patronal sindical se niega a revertir esta situación a pesar de que en la actualidad cuenta con superávit en el sistema financiero.

La negociación colectiva comenzó a cambiar este año a raíz de que el Sindicato de Trabajadores de OSPLAD (SiTOSPLAD) logró tener vigente su personería gremial y participar de las discusiones salariales. Este mes de diciembre también ha quedado conformada la nueva mesa con mayoría del SiTOSPLAD en su carácter de sindicato mayoritario. Las y los trabajadores ya tenemos paritarias representativas, transparentes y participativas lo que resulta un significativo avance.

El costo de vida y nuestros salarios no son compatibles, las y los trabajadores de la OSPLAD no tenemos más espalda para más ajustes porque hace años que los venimos padeciendo. Por eso exhortamos a la CTERA, AMET y SAEOEP a recomponer los salarios y las condiciones de trabajo de las y los trabajadores, a mejorar el sistema de gestión y los servicios, y a buscar nuevos afiliados y fuentes de ingresos.

Desde el SiTOSPLAD tenemos en claro los desafíos presentes y futuros y vamos a dar todas las peleas que sean necesarias porque ya no nos podemos bancar más “ajustes”, ni de afuera ni de adentro.