Entre las 400 mil personas que presenciaron el funeral del papa Francisco y las 150 mil que acompañaron el féretro hasta la basílica Santa María la Mayor hubo, por supuesto, estadistas y diplomáticos. La delegación de cada país, por su composición, buscó representar algo. Comunicar una idea, una emoción, respecto del pontífice. Y eso es lo que sucedió con Israel. Ese Estado, a diferencia de lo que dispuso cuando murió Juan Pablo II, participó de la despedida a Francisco con una delegación muy acotada, limitada a su embajador en la Santa Sede, Yaron Sideman. No fue la única señal de distancia por parte del gobierno de Benjamin Netanyahu.
En las primeras horas posteriores a la muerte del Papa, el último lunes, Israel difundió sus condolencias desde su cuenta verificada en la red social X. Horas después eliminó el tuit, sin dar mayores explicaciones. Apenas la Cancillería israelí habló de un “error”. El posteo y posterior borrado no fue una torpeza, tampoco el atolondramiento de un community manager ansioso. Fue un mensaje, al mundo y a la Iglesia, en línea con la decisión de mantener las relaciones con el Vaticano “al nivel más bajo posible”. Esa instrucción fue confirmada por diplomáticos israelíes citados por el diario (editado en inglés) The Times of Israel.
¿Cuáles fueron los antecedentes de Francisco con relación a Medio Oriente? ¿Pueden ser relacionados con la frialdad que Israel buscó transmitir en las últimas jornadas? Un hecho determinante fue que el Vaticano haya reconocido a Palestina como un Estado. El reconocimiento del Estado palestino por parte del jefe de la Iglesia se concretó en junio de 2015. Fue parte de un acuerdo más amplio, en el que la Santa Sede abogaba por “una solución negociada y pacífica” del conflicto. El Vaticano, con el impulso de Francisco y en sintonía con el entonces mandatario de EE UU Barack Obama, impulsaba la coexistencia de dos Estados. La decisión de la Santa Sede se concretó apenas un año después de una visita clave de tres días que el propio Francisco hizo a Tierra Santa. Fue entre el 24 y el 26 de mayo de 2014 y la gira abarcó Jordania, Palestina e Israel (en ese orden, dato no menor).
Esa alternativa consistía en la famosa «coexistencia de dos Estados». Esa decisión, por otro lado, se concretó un año después de la visita de tres días que el propio Francisco hizo a Jordania, Palestina e Israel (en ese orden, dato no menor) entre el 24 y el 26 de mayo de 2014.
Aquel viaje ocurrió hace una década. Su impacto, sin embargo, persiste. En el segundo día de la visita, el Papa llegó en helicóptero hasta Belén, en Cisjordania, la ciudad palestina en la que nació Jesús. Allí celebró una misa en la Plaza del Pesebre y conoció la Gruta de la Natividad. Más tarde y por fuera de la agenda anunciada previamente llegó por tierra hasta el Muro de la Separación (“Muro de la Vergüenza” lo llaman los palestinos). Ese muro de hormigón fue construido por Israel; bloquea a la población de Cisjordania que vive en zonas urbanas. La imagen de Francisco rezando y apoyando su mano sobre el muro que estaba graffiteado con palabras en árabe y en inglés (“Bethlehem, Free Palestine”) recorrió el mundo.
Francisco concluyó esa gira en Israel, donde también realizó gestos fuertes. Tuvo una agenda intensa en Jerusalén, ciudad sagrada del cristianismo, judaísmo e islamismo. Y entre todas las actividades incluyó una visita al Monte Herzl, conocido como “Monte del Recuerdo”, donde están enterrados los líderes históricos del país, entre ellos el fundador del movimiento sionista, Thomas Herzl. En Israel interpretaron su presencia en ese lugar como un reconocimiento al sionismo. Así lo plantea el periodista especializado Ezequiel Kopel (autor de los libros La disputa por el control de Medio Oriente y Medio Oriente, lugar común. Siete mitos alrededor de la región más caliente del mundo).
“Su visita a la tumba del fundador del sionismo moderno, Theodor Herzl, fue la primera realizada por un Papa a ese lugar. Esa visita puede ser leída como condonar o no repudiar la ideología del sionismo”, analizó Kopel en diálogo con Tiempo. Y agregó: “Visitar el monte Herzl produjo bastante escozor en el lado palestino, porque ahí están también los (israelíes) caídos en las guerras. Francisco hizo eso, y lo hizo al lado de Netanyahu”.
En paralelo, Kopel remarcó que la foto que Francisco se había sacado el día anterior, en Palestina, mientras tocaba el muro de hormigón construido por Israel y rezaba en silencio, había causado molestia en Tel Aviv y Jerusalén. “El gesto que les molestó a los israelíes ocurrió cuando Francisco volvía de Belén y pidió a su comitiva detenerse para acercarse al Muro de Separación”, dijo. Y recordó que el Papa “evitó hacer declaraciones al respecto”, acaso porque era consciente de la potencia icónica del hecho que había protagonizado. Con eso alcanzaba.
Aquel gesto de 2014 en las afueras de Belén sigue siendo recordado por los representantes de ese país. Consultado por Tiempo, el diplomático palestino Riyad Alhalabi destacó que Francisco haya “orado por la paz en la Iglesia de la Natividad y ante el Muro de la Separación”. Primer consejero de la embajada de Palestina en Buenos Aires, Alhalabi incluyó aquella acción en una serie de gestos y palabras de Francisco que, en su opinión, reflejaron “un compromiso activo, sincero y constante” en el llamado “a cultivar el deseo de paz entre palestinos e israelíes”.
“Para el pueblo palestino el papa Francisco ha sido una brújula moral en tiempos de oscuridad. Una voz valiente y profundamente humana. Fue un defensor incansable de la paz, la justicia y los derechos humanos. Y hasta los últimos momentos de su vida alzó su voz en defensa de las vidas inocentes en la Franja de Gaza, exigiendo un alto el fuego y el fin del genocidio”, resaltó.
Alhalabi repasó los pronunciamientos de Francisco en relación a los cinco millones y medio de palestinos. En particular, con los dos millones aislados en la Franja de Gaza, quienes padecen una “situación catastrófica” según denunció el año pasado la relatora especial de Naciones Unidas para los DD HH en los territorios palestinos, la abogada italiana Francesca Albanese. La representante de la ONU llegó a exhortar a los Estados miembros de la organización con sede en Nueva York a “evitar, detener y castigar” los crímenes contra esa población. Mencionó incluso la palabra “genocidio”.
La situación en Gaza, como se sabe, se agravó a extremos inimaginados producto de la guerra terrestre y los devastadores bombardeos masivos realizados por Israel luego del ataque de Hamas a territorio israelí, en octubre de 2023. En ese ataque fueron asesinadas 1200 personas y hubo 250 secuestrados, según cifras consignas por la ONG Amnistía Internacional.
En diálogo con este medio, el representante de Palestina recordó que Francisco supo invitar al Vaticano a los mandatarios Mahmud Abbas y Shimon Peres para rezar juntos por la paz (2014). Además, en la última Navidad instaló un pesebre con el niño Dios tallado con madera de Belén y acunado sobre una kufiya (pañuelo) palestina (2024).
Además, el diplomático mencionó las llamadas telefónicas que Francisco hacía casi todas las tardes al sacerdote argentino Gabriel Romanelli, a cargo de la parroquia Sagrada Familia, la única católica de Gaza. Quería saber cómo estaban los 500 refugiados que viven allí, muchos de ellos niños. El Papa argentino hizo el último llamado dos días antes de su muerte, como relató el propio Romanelli en una entrevista con AM530. “Esas comunicaciones han sido bálsamo y aliento. Hablan de un pastor que no se aleja del rebaño en peligro, sino que se involucra, escucha y acompaña en medio de la violencia”, señaló Alhalabi. «