Entre el palacio y la calle, el peronismo apuesta por la calle. Dentro de las instituciones políticas, Unión por la Patria, que gobernó hasta diciembre, está siendo avasallada en el Congreso. El primer ataque fue en el Senado, donde quedaron fuera de la conducción de las comisiones. El segundo, en Diputados, donde esta semana también perdieron lugares de importancia. Ahora todos miran al 24 de este mes, cuando habrá paro general, una fecha que puede ser un punto de inflexión y cuyo significado está en disputa.

Por el momento hay varios focos de activismo. En Diputados el bloque de Unión por la Patria está enfocado en recibir a distintos sectores afectados por las medidas de Javier Milei: jubilados, inquilinos, trabajadores. Es una forma de generar una caja de resonancia de los múltiples conflictos que desata la política gubernamental de ajuste. Por ahora es lo único que pueden hacer.

El presidente de la Cámara Baja, Martín Menem, repitió la estrategia de su par del Senado, Victoria Villarruel. Ambos construyeron una mayoría circunstancial con todos los bloques que no son UxP: UCR, PRO y partidos provinciales, para quedarse con las autoridades de las comisiones por donde pasará la mega ley y el mega DNU, que este viernes ingresó a la Cámara Alta para ser tratado por la Comisión Bicameral, que ya cuenta con los senadores, pero a la que le faltan los diputados, justamente porque hay un desacuerdo con UxP que reclama más lugares.

Fuera del Congreso, otro de los puntos de aglutinamiento peronista es la CGT, la central obrera que puso la fecha para fines de enero para hacer el primer paro general y a la vez una reunión que, según pudo saber Tiempo, tendrá lugar en Mar del Plata, y, si responden a la invitación, podrá contar con la presencia de gobernadores y legisladores.

La idea del encuentro es construir una mesa de conducción política que funcione en los hechos ya que el Partido Justicialista está virtualmente paralizado. Su presidente, Alberto Fernández, se fue de viaje a España y por ahora no hay señales de que quiera activar desde la estructura partidaria.

Este jueves hubo una reunión en el sindicato del Seguro que duró cuatro horas. Estuvo la cúpula cegetista y se sumó el excandidato presidencial Sergio Massa. También estuvieron Andrés Rodríguez (UPCN), Pablo Moyano (Camioneros), José Luis Lingieri (Obras Sanitarias) y Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), Héctor Daer (Sanidad).

Allí se habló por primera vez de armar esa “mesa federal peronista” para la última semana de enero y a la que invitarán a gobernadores, legisladores y sindicalistas para que se alcancen acuerdos sobre “cómo encarar este proceso”. Es que esta “mesa de conducción peronista”, en caso de conformarse, reemplazaría a la Comisión de Acción Política, una instancia institucional de PJ nacional, que por ahora no está activo.

Si bien trascendió que Massa pidió que se postergue el paro, el sindicalismo está muy presionado por sus bases que quieren salir a la calle ya y no esperar hasta el 24, por lo que no habría por ahora posibilidad de postergación. Además, a diferencia de la “mesa política”, el paro con movilización es una instancia de participación masiva, no cerrada a la dirigencia. De hecho, a la movilización que hizo la CGT a Tribunales para llevar el amparo contra el DNU concurrió mucha gente suelta que quedó luego en los alrededores.

A todo esto, los cacerolazos, si bien disminuyeron en intensidad, ganaron en articulación, ya que, en algunos puntos del conurbano, pero también de la Ciudad de Buenos Aires, los vecinos comenzaron a organizarse en por ahora poco articuladas asambleas.

En el peronismo se debate una máxima napoleónica: no interrumpir al enemigo mientras se equivoca. Si bien está siendo presionado por sus bases, territoriales y sindicales, algunos dirigentes y dirgentas, desde kirchneristas hasta massistas, sostienen que la crisis económica recién está empezando a mostrar su vértice y que todavía las grandes consecuencias no se sienten en los bolsillos de los sectores populares, aunque sí en la clase media trabajadora.

En tanto, desde el kirchnerismo están sosteniendo una política de denuncia pública a cada línea de avance del presidente ultraderechista. Con Axel Kicillof abocado a la gestión bonaerense en medio de la tormenta, las voces que se escuchan de manera pública son las de Máximo Kirchner, Juliana Di Tullio y Paula Penacca. Por fuera del peronismo, pero también cerca de la exvicepresidenta Cristina Fernández, se suma Juan Grabois. Pero por ahora no hay mucho más.

Las distintas tribus se debaten entre la resistencia y el paso a la acción. No quieren quedar despegados de las demandas de las bases y pretenden recuperar una representación perdida tras la erosión de los salarios, pero tampoco quieren quedar en “orsai” y aparecer desgastando a un gobierno elegido por el voto popular, en especial por esos mismos sectores a los que dejó de representar. La encrucijada está planteada y no hay respuesta hasta el momento. «