Poco antes del inicio del receso de verano, el Concejo Deliberante de Ushuaia promulgó la ordenanza 6317 que prohíbe la instalación de antenas para la tecnología de comunicaciones 5G en la capital fueguina, hasta tanto se confirme su inocuidad para la salud. Se sumó así a la lista de cuatro municipios argentinos que fueron por ese camino, pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) planteó en 2020 que “después de muchas investigaciones realizadas, no se ha relacionado causalmente ningún efecto adverso para la salud con la exposición a tecnologías inalámbricas”.

La normativa declara a Ushuaia como “zona libre de radiaciones” derivadas de la tecnología 5G y tecnologías de transmisión de datos de generaciones futuras. Desde la intendencia de Walter Vuoto presentarán un proyecto de derogación de esta normativa en la primera sesión de marzo. La idea es que el tema “sea lo primero que se trate en el Concejo” cuando se reanuden las sesiones, según indicaron a Tiempo fuentes gubernamentales.

La aprobación de la ordenanza que frena la llegada de la tecnología de quinta generación a la ciudad más austral del país fue impulsada por integrantes de la agrupación Ciudadanos Organizados para Regular las Telecomunicaciones (CORTE), que tiene referentes en Tierra del Fuego. Argumentan que “hay muchos estudios, miles, en la Argentina y otros lugares, que avalan que esta tecnología y las anteriores que ya tenemos –desde que se instaló el sistema inalámbrico- producen efectos adversos graves”. La misma decisión tomaron se tomó antes en Comuna de Lechmann (Santa Fe), Gualeguaychú (Entre Ríos), Azul (Buenos Aires) y Capilla del Monte (Córdoba).

“No tiene asidero. No hay nada que diga que afecta a la salud y no hay nada que diga que las redes 5G producen más radiación no ionizante que las 4G, que ya las tenemos todo el tiempo a nuestro alrededor”, sostuvo Natalia Zuazo, consultora en políticas tecnológicas y autora de Guerras de internet y Los dueños de internet. “Si querés ser muy técnico, las 5G permiten más conexiones por metro cuadrado. Podrías tener funcionando bien más teléfonos en la misma cantidad de metros cuadrados. Pero Ushuaia no es una ciudad con tanta cantidad de habitantes, no es Tokio. Tampoco desde ese punto de vista es razonable el planteo”.

Para la especialista, el reclamo contra este tipo de tecnologías “está enmarcado en un contexto, es parte de una relativización de verdades. Es un terraplanismo tecnológico. No digo que no se pueda seguir estudiando, que no haya que hacer análisis de impacto ambiental de las tecnologías. Pero, en este caso, está relativamente estudiado. Hay otros casos de impactos de tecnologías que sabemos que sí son negativos. Las tecnologías de reconocimiento facial, por ejemplo, sabemos que tienen impacto negativo en la sociedad -por otros motivos- y hay que frenarlas. No es el caso del 5G”.

Por la vuelta del teléfono con cable

“Desde que se instalaron las antenas y el servicio inalámbrico, aumentó 200 veces el autismo, el Alzheimer como 70 veces. Hay un incremento muy marcado del cáncer. Son estudios que se vienen haciendo en diferentes instituciones independientes, como el STOA (Panel para el Futuro de la Ciencia y Tecnología) que trabaja para el europarlamento. Se viene investigando cómo aumentaron este tipo de enfermedades, porque se produce estrés occidativo en las células (…) Es como el horno microondas, es como si fuera un gran horno. Ya desde hace mucho se sabe que no es conveniente usarlo por esto mismo. Las antenas producen un gran microondas sin paredes ni techo, y nosotros estamos dentro”. Así explicó su rechazo a las antenas 5G Aleth Lede, referente de CORTE en Tierra del Fuego y una de las impulsoras de la ordenanza que frenó la tecnología de quinta generación en Ushuaia.

En diálogo con Radio Buenos Aires, Lede aclaró: “No estamos en contra de la comunicación. Cuando es a través de cables, no hay problema. El problema surge con la comunicación inalámbrica, que necesita antenas y generan campos electromagnéticos en forma artificial que atraviesan nuestro cuerpo y afectan la salud”. Su preocupación no se limita al 5G. Abarca las tecnologías de comunicación predominantes de las últimas décadas.

Tal y como pasó con el lanzamiento de la 2G, la 3G y la 4G, se repiten los mensajes que anuncian el fin del mundo…. Pero, una vez más, sin evidencias”, decía en 2019 Alberto Nájera López, profesor de Radiología y Medicina Física la Universidad de Castilla-La Mancha, en declaraciones al diario español ABC. “Desde los años 90 venimos encadenando mensajes alarmistas con cada nueva generación de telefonía que no se han visto reflejadas en un incremento de enfermedades ni nada parecido”, afirmaba por entonces.

Los temores en torno a las novedades tecnológicas inalámbricas tuvieron un nuevo auge durante la pandemia de Covid-19, al punto que una versión que adquirió gran difusión sostenía que las antenas de 5G tenían que ver con la propagación del virus SARS-CoV-2. Ningún elemento científico abonaba tal teoría.

Cuestión global

“En el mundo casi no hay países que tengan prohibida la tecnología 5G. La OMS dice que es segura. Que no hay evidencia sobre los daños de la radiación electromagnética no ionizante. Es la que emiten las antenas de televisión, de celulares, 2G, 3G”, explicó en la TV Pública la periodista especializada en tecnologías Irina Sternik. Y agregó: Hay países que prohibieron a las empresas Huawei y ZTE (compañías chinas de 5G) por cuestiones geopolíticas. No hay que mezclar cuestiones de seguridad, que no tienen que ver con la salud y el medio ambiente”.

“Cuando empezaron a desplegarse las redes 5G en Europa, este tipo de reacciones paranoicas se vieron mucho –recordó Zuazo- Acá el año pasado, muy al final del mandato de Alberto Fernández, se licitó el espectro 5G. Las empresas ya pueden desplegar equipamiento y en algunas ciudades comenzaron a poner antenas. Como arrancó el despliegue, ahí empiezan los problemas”.

Pese a aquellos reclamos, “el despliegue sigue” en Europa. “El 5G es una tecnología que no solo sirve para hablar. También para conectar cosas. Es una tecnología que tiene una latencia menor, tardás menos en recibir más cantidad de información. Por el mismo pelo de fibra entra más data, entonces por ejemplo un hospital de Santiago del Estero puede compartir una operación a corazón abierto con uno de Ushuaia. En vivo y con HD (alta resolución). Es más, lo podés compartir con todos los hospitales universitarios para conectar a todos los estudiantes de medicina si querés”, graficó Zuazo sobre los alcances del 5G.