Parece ciencia ficción, pero ocurre. Cada vez más. Posiblemente, muy cerca de tu casa tengas uno. En este momento hay más de 260 puntos en los cuales una empresa extranjera escanea el iris de las personas en la Argentina. Como un virus, se expanden hacia otros sitios aprovechando la venia de gobiernos locales y la necesidad de dinero de las personas (sobre todo jóvenes vulnerables), que pueden recibir a cambio hasta 300 dólares. Si bien el fenómeno no es nuevo, y ya se percibía en 2023, este verano explotó.

Worldcoin es un producto de OpenAI, cuyo CEO (Sam Altman) creó ChatGPT. Hace unos días, la empresa tuvo un fuerte revés porque la Agencia Española de Protección de Datos suspendió sus actividades por tres meses, tras recibir denuncias relacionadas con la poca información que brindaba a los usuarios, la captación de datos de menores de edad y que no permite la retirada del consentimiento. Allí, más de 380 mil españoles ya cedieron sus datos biométricos. Tal como narraron especialistas al diario El Mundo días atrás, el iris o la huella dactilar son los pilares más esenciales de una identidad. ¿Su consecuencia más grave? Ser utilizados para suplantar la identidad de los usuarios: «Y tienes que demostrar a un sistema judicial sin formación al respecto que tus datos unívocos e irrevocables no son tuyos. Con tu iris pueden clonar tu identidad y tomar decisiones por ti”.

La captación recuerda mucho a las estafas piramidales, casi un símbolo de estos tiempos. Primero, los usuarios deben bajar la aplicación a su celular y registrarse. Luego, buscarán al Orb (una futurista bola que escanea el rostro y el iris) más cercano para validar que es un “humano”. Antes se reservan los token WLD (cripto) que se liberarán cuando las personas se sometan al escáner. No se abona con dinero en efectivo, sino virtual.

Una vez en el lugar, entran en juego los “operadores”. De acuerdo a información oficial, son “emprendedores” que forman un equipo local para “educar” e “informar” a las personas sobre cómo “verificar de forma segura su World ID en un Orb”. Son quienes manejan la bola metálica en diferentes sitios: desde un local de shopping, kiosco, centro de jubilados, hasta un boliche, la playa o una parrilla.

Horas después del escaneo, los token aparecen en la billetera virtual. Pueden ser intercambiados en los exchanges de criptomonedas. Todos ganan tokens: el usuario, los operadores y las personas que refieren (con límite de cinco) al circunstancial usuario nuevo.

Costumbres argentinas

El abogado Daniel Monastersky, experto en ciberseguridad, presentó una denuncia contra Worldcoin en agosto de 2023 ante la Agencia de Acceso a la Información Pública de Argentina (AAIP) por entender que la empresa, radicada en Islas Caimán, viola la Ley Nacional de Protección de Datos Personales (25.326) por la presunta falta de cumplimiento de estándares de privacidad y seguridad en el relevamiento de datos biométricos. La AAIP le pidió a la firma “que informe una serie de puntos respecto del cumplimento en materia de protección de datos, pero la respuesta fue muy vaga”, afirma a Tiempo Monastersky, de Data Governance Latam y director del Centro de Estudios en Ciberseguridad y Protección de Datos de UCEMA.

Representantes de la Agencia se reunieron con miembros de la empresa y advirtieron que no tiene sucursales ni personería jurídica en el país. Se les “sugirió” inscribirse en el “nuevo registro de bases de datos personales para responsables que no se encuentren establecidos en el territorio argentino, lo cual a la fecha no fue realizado”, informó en enero el organismo. Pero los centros de escaneo de iris siguen creciendo. Se ven las largas colas. A excepción de Ituzaingó y La Plata, en general no han sufrido controles de las autoridades. Salvo en casos extremos, como el jueves pasado en Club Zone de San Miguel, donde falleció una mujer de 75 años en la fila.

Humanidad

En el Club Centro Artiguense de Parque Patricios funciona uno de los 261 Orbs. Tiempo se acercó a hablar con los “operadores” (en su mayoría, venezolanos). Prefieren no responder preguntas. Entregan tres hojas fotocopiadas elaboradas por la agencia Bond PR.

“Worldcoin es una iniciativa que tiene como objeto mejorar la seguridad de los usuarios en internet y facilitar el acceso de la humanidad a la economía global a través de la creación del World ID – un pasaporte digital de humanidad. En ningún momento se registran datos personales. La única información que se mantiene es un código de iris, un conjunto de números único generado por el Orb, diseñado para demostrar la unicidad y humanidad de una persona”, señala la agencia. «De forma predeterminada, todas las imágenes se eliminan del dispositivo una vez que se genera el código de iris y la humanidad ha sido verificada”. Sin embargo, aclaran que los datos sí se almacenan “si las personas lo aceptan a partir de la firma de un consentimiento legal previo”. Consultando a la treintena de personas que aguardan en la fila previa al escaneo, se comprueba fácilmente: ninguna sabe qué significa la protección de datos ni qué están dejándole a la empresa. Tampoco les importa. Aclaran que vienen por el dinero. Todas firman.

“La falta de descripción clara y específica sobre la finalidad del tratamiento de datos constituye un incumplimiento del principio de limitación de la finalidad –precisa Monastersky–. Se debe explicar de manera concreta y acotada la finalidad perseguida. De lo contrario, se estaría otorgando a la empresa un permiso en blanco para hacer un uso indeterminado de los datos personales”.

La Ley 25.326 estipula que las personas tienen el derecho a conocer cuál es el destino de sus datos personales, dónde serán almacenados y las posibles consecuencias de su uso.

Monastersky puntualiza: “la falta de transparencia en documentos tan trascendentes como la política de privacidad y el consentimiento informado constituyen faltas graves que pueden terminar viciando todo el tratamiento de datos personales que se realice”.

Los municipios que clausuran

La multiplicación de Orbs en suelo porteño no resulta ser un problema para el Gobierno de la Ciudad, aún en las zonas más vulnerables. Del otro lado de la General Paz, algunos municipios optaron por ponerle un freno. El primero en plantarse fue Ituzaingó que a principios de mes clausuró la disco Club Leloir luego de advertir que en su interior se estaba escaneando el iris. “No estaba habilitado ni registrado para hacer eso dentro de la órbita municipal. Tampoco habían mandado ningún permiso y, sobre todo, no se sabe qué es lo que están haciendo con estos datos. No tienen ninguna reglamentación. Por lo tanto, la decisión política fue que en el distrito no se realicen este tipo de actividades”, explica el secretario de Gobierno, Juan Manuel Luna.
La clausura y la multa aplicada al boliche desalentó que los operadores de Worldcoin replicaran la iniciativa en el Club Atlético Ituzaingó, tal como tenían previsto. Días después, el Municipio de La Plata y la Provincia clausuraron los locales Burger Club y Go Tronic LP por llevar adelante “actividades no declaradas”. Este jueves, por caso, también se suspendió preventivamente el Orb dispuesto en Club Zone de San Miguel, pero en este caso por la muerte de una mujer de 75 años tras descompensarse, mientras acompañaba a un familiar.

«No duele, solo te hacen mirar con los ojos grandes la bola esa»

Es el mediodía del jueves. Margarita se acerca junto a su hijo Leandro al Club Centro Artiguense, en el barrio porteño de Parque Patricios. Es podóloga, tiene su consultorio a un par de cuadras y aprovechó su horario de descanso para escanearse el iris y ganarse unos dólares. “Te bajás la aplicación, te registrás y buscas los lugares donde está el Orb. Venís, mostrás el código y te escanean el iris. Después seguís los pasos que te dicen en el celular y te dan unas 10 monedas (token – WLD) que a valor de hoy están a 8,52 dólares cada una. A partir de mañana ya podemos intercambiarlas en Binance, por ejemplo, y venderlas por dólares virtuales hasta que las convertimos en pesos”, explica Leandro, quien en la actualidad estudia y entrena. Conoce el sistema y fue quien convenció a su mamá y a su hermana. A su vez, él llegó como uno de los referidos de un amigo del barrio. Los que «traen» gente nueva. “Por referido te dan 6 monedas más, que son otros 50 dólares”, señala el joven. “La gente más grande tiene un poco de miedo, pero yo le pregunté al pibe de la puerta y me contó que era ‘para verificar que sos una persona única y que no tenés ninguna cuenta, nada que te perjudique’. No necesitás presentar documentos, no duele, solo te hacen mirar con los ojos grandes la bola esa”.
El Orb rompe con la rutina en este club barrial. En su interior hay varios “operadores” con diferentes rangos. Ellos se encargan de recibir a los usuarios que arriban con sus celulares en mano.
Lo que ocurre en los alrededores llama aún más la atención. Decenas de repartidores en moto y en bicicleta, prácticamente todos venezolanos, se agolpan y atajan a diferentes personas que paran en la zona, la mayoría en situación de calle o con consumos problemáticos. «Rotos», los definen. Muchas sin celular. No parece ser un problema. Rápidamente aparece algún teléfono que ya tiene instalada la app, con varios de los pasos ya cumplidos. Solo resta escanearles el iris.