“Me confundo en una lógica de círculo: la causa del dolor está en la imaginación, la causa de la imaginación está en la fantasía, la causa de la fantasía está en la realidad, la causa de la realidad está en el deseo, la causa del deseo está en empezar de nuevo”. El luminoso párrafo es la entrada 16. Integra 36 desintegraciones, el libro de Gustavo Toba, recientemente publicado por la editorial Barnacle. Una obra que construye un mosaico de escenas, reflexiones, anécdotas, historias mínimas de gran potencia narrativa.

Hemingway decía que un buen relato debe ser como un iceberg; lo que se ve es siempre menos que lo que queda oculto bajo el agua, y otorga fuerza, misterio, intensidad y significación a lo que flota en la superficie. Los textos de Toba se bañan en esta premisa. Tensionan, inquietan, fascinan, atrapan. Una incursión sonámbula por la Biblioteca del Congreso y sus durmientes, una deriva geométrica con aires situacionistas, el eterno retorno por el andarivel de un natatorio, el arte de ganarse el mango en un dojo.

“Toda metáfora me resulta un maquillaje; las imágenes no me dicen mucho. La vivencia se presenta intransmisible, como si ese fuera el criterio primero de su manifestación. Especular sobre ella es un ejercicio tan grande como imaginarme habitar en otro cuerpo mientras sigo siendo yo mismo”. El cuerpo, los límites difusos entre el dolor físico y el psíquico, el sentir, el registro de la supervivencia. Ecos de William Burroughs llegan en la lectura.

En una bella reseña de la revista Otra Parte, el dramaturgo Marcelo Pitrola hermana 36 desintegraciones con El crack-up, el célebre ensayo de Francis Scott Fitzgerald. Apuntes, reflexiones, cartas que narran una caída brusca, pero también una voluntariosa recuperación. Cómo desaparecer completamente. Y siempre el deseo de empezar todo de nuevo. Cuánta razón.

Presentación

Este viernes 28 de abril, a las 19 horas, en la sala Meyer Dubrovsky del Centro Cultural de la Cooperación se realiza un conversatorio y lectura de los libros 36 desintegraciones de Gustavo Toba y Estirpe del Juncal de Olga Suárez. Avenida Corrientes 1543, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.