Como sucede con Julio Cortázar, Fernando Pessoa y todos los autores prolíficos, la muerte no constituye un obstáculo para que sus libros se sigan publicando. Umberto Eco también es de la partida. Bajo el sello Lumen acaba de aparecer De la estupidez a la locura. Cómo vivir en un mundo sin rumbo es su obra póstuma que entregó a la imprenta pocos días antes de morir, el 19 de febrero de 2016. 

Se trata de una selección de artículos aparecidos en distintos medios y que él mismo seleccionó para el libro. Las catorce divisiones del volumen dan una idea de la diversidad de los temas que aborda: “A paso de cangrejo”, “Ser vistos”, “Los viejos y los jóvenes”, “Online”, “Sobre los teléfonos móviles”, “Sobre los complots”, “Sobre los medios de comunicación”, “Distintas formas del racismo”, “Del odio y la muerte”, “Entre religión y filosofía”, “La buena educación”, “De libros y otros temas”, “La Cuarta Roma”, “De la estupidez a la locura”.

 El libro se inicia con una introducción titulada La sociedad líquida, un concepto, el de lo líquido, acuñado por Zygmunt Bauman. Eco se pregunta haciendo uso de esa noción: «¿Hay algún modo de sobrevivir a la liquidez? Lo hay, y consiste justamente en ser conscientes de que vivimos en una sociedad líquida que, para ser entendida y tal vez superada, exige nuevos instrumentos. El problema es que la política y en gran medida la intelligentsia todavía no han comprendido el alcance del fenómeno. Bauman continúa siendo por ahora una vox clamantis in deserto.»  Esta introducción escrita en 2015 bajo la cual se agrupan los artículos diversos es un posible denominador común entre ellos. Todos nacen en una sociedad en la que están en crisis el criterio comunidad, los partidos políticos, las ideologías y el concepto de Estado.

 A través de algo menos de 500 páginas Eco se formula preguntas e intenta respuestas a tópicos tan diversos como la publicidad y sus mecanismos de seducción,  la relación entre la literatura y la muerte,  Harry Potter y su influencia sobre los adultos, el significado y las posibles repercusiones de la fiesta de Halloween “que en Estados Unidos usan satanistas y pedófilos para abusar de los niños incautamente autorizados por sus padres a salir de noche”. 

Lo mejor de la erudición de Eco es que la pone al servicio de temas cotidianos sin que aparezca un segundo texto silencioso que pueada resumirse como “miren qué inteligente y culto soy”. En sus artículos habla con un lenguaje llano y recupera aun tratando los temas aparentemente más intrascendentes, aquello que está en la base de cualquier filosofía: el asombro, la curiosidad y la indagación sobre el porqué. 

No es un libro para leer de corrido, no porque resulte agobiante, sino porque su disposición fragmentaria impulsa a una lectura que tenga las mismas características. A pesar del rigor de sus apartados, también invita a ser leído en un orden que obedezca al capricho personal o a los intereses que asaltan al lector en distintos momentos. Por eso, De la estupidez a la locura es una buena compañía: no exige continuidad y se adapta, a pesar de su extensión, a los tiempos exiguos del lector de hoy y también a sus intereses. Además, Eco guarda siempre un as en la manga. Ducho en el ejercicio de la reflexión, siempre aporta algo nuevo a los problemas de hoy, ya sea que hable del uso y abuso del celular o de la bibliofilia.