Un polémico proyecto digital recrea los últimos días de una víctima del plan de persecución y exterminio sufrido por los judíos durante el período en el que Adolf Hitler y el nazismo gobernaron Alemania entre 1933 y 1945. Bajo el nombre de Eva Stories, esta iniciativa reconstruye en una cuenta de Instagram las experiencias que la niña húngara Eva Heyman narra en el diario intimo que comenzó a escribir al cumplir 13 años, el 13 de febrero de 1944, y que concluyen bruscamente tres meses más tarde, con su deportación al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, donde fue asesinada el 17 de octubre del mismo año. Partiendo de un procedimiento anacrónico que se sintetiza en la pregunta “¿Qué habría pasado si una chica hubiera tenido Instagram durante el Holocausto?», Eva Stories convierte los relatos de Heyman en una serie de entradas y posteos diarios utilizando las herramientas y los códigos del lenguaje propio de esta red social, la favorita entre jóvenes y adolescentes, como fotos, videos, hashtags, emoticones, etc. La intención del proyecto, financiado por el empresario israelí Matti Kochavi y realizado por su hija Maya Kochavi, es la de utilizar las nuevas tecnologías para mantener viva la memoria de uno de los hechos más aberrantes de la historia.

«Cada vez quedan menos supervivientes” de aquel horror y por eso se vuelve “imperativo encontrar nuevos modelos para salvaguardar su testimonio», afirmó Kochavi al ser consultado por el portal informativo Times of Israel. La cuenta Eva Stories (Las historias de Eva) realiza en primera persona y con una narrativa juvenil un relato que comienza con la Eva contando cómo pasó con sus abuelos el día de su cumpleaños. Luego los registros avanzan dando cuenta de sus actividades cotidianas como adolescente, pero al poco tiempo su vida se ve conmovida por la entrada del ejército nazi en su ciudad, Oradea (por entonces Hungría, hoy Rumania). A partir de ahí el tono del relato se irá oscureciendo de manera paulatina, para terminar de la peor forma el día de su deportación al tristemente célebre campo de exterminio ubicado en Polonia.

La persecución sufrida por las personas de religión judía durante el gobierno de Adolf Hitler, en especial a partir de 1939, cuando el ejército nazi comenzó a extender su poder sobre Europa tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, es una de las tragedias más grandes de la historia humana. Esta matanza es conocida con el nombre de Holocausto (Shoá, en hebreo) y le costó la vida a unos seis millones de judíos. El número equivale a más de la mitad de las víctimas de un plan de exterminio masivo que también tuvo como blanco a gitanos, homosexuales, serbios, opositores, miembros de las resistencias de los diferentes países ocupados y otros grupos raciales y políticos. Pero aunque todos estos números tienen un carácter monstruoso, no dejan de ser una acumulación estadística que justamente por sus dimensiones corren el riesgo de volverse humanamente inabarcables. Efecto que de algún modo acaba moderando el alcance real de aquellos hechos.

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El horror de aquellas atrocidades recupera su escala humana cuando es posible volver a mirar cara a cara a las víctimas. Ese mecanismo es el que activan los diarios adolescentes de Eva Heyman o Anna Frank, que le permiten al lector apropiarse del miedo, del dolor y la desesperanza ajena. Ponerse en los zapatos o, todavía más, en la piel de los otros para entender la enormidad de sus sufrimientos y la crueldad inigualable que habitaba en la ideología nazi. Es eso lo que vuelve estremecedores a proyectos como el de Eva Stories u otros similares, como las fotos de las fichas de identidad de algunas de las personas asesinadas en los campos de Auschwitz-Birkenau, coloreadas digitalmente por la artista digital Marina Amaral (facesofauschwitz.com).

A pesar de ello, y de los casi dos millones de seguidores que la cuenta de Instagram Eva Stories ha sumado desde que fue activada el 2 de mayo, Día del Recuerdo del Holocausto en Israel, no pocas voces se han sumado en su contra. Entre ellas la del músico y profesor Yuval Mendelson, quien en una columna publicada por el diario israelí Haaretz calificó a la iniciativa como «una muestra de mal gusto». En su texto afirma además que no considera «legítimo» que exista «una cuenta ficticia de Instagram de una niña asesinada en el Holocausto». Finalmente añade: «El camino que va de Eva Stories a hacerse selfies en las puertas de Auschwitz es corto». Por su parte, en un texto publicado por el diario El País de España la escritora Elvira Lindo considera al proyecto como una forma de “banalización audaz de la historia”.

Quienes lo defienden, en cambio, advierten que en la actualidad los recuerdos del Holocausto son cada vez más lejanos para los jóvenes. Según surge de una encuesta realizada en los Estados Unidos en 2018, casi el 70% de los millenials (grupo que abarca a las personas nacidas entre 1983 y 1995) no sabe qué es Auschwitz, el campo de concentración más grande de todos los creados por el nazismo. Maya Kochavi, responsable directa en la producción de Eva Stories, se expresó en ese sentido y sostuvo al ser consultada por el diario británico The Guardian que «si queremos mantener vivo el recuerdo del Holocausto entre los jóvenes, tenemos que ir hacia donde están ellos. Y ellos están en Instagram».

Para poner en escena el diario de Eva Heyman en dicha red social, Kochavi contó con un presupuesto cinematográfico. Del rodaje participaron más de 400 personas y se diseñó una cámara especial para que la actriz que da vida a Eva (la británica Mia Quiney) pudiese manejar como si se tratara de un celular. El relato está formado por 70 episodios cortos, repletos de emoticones y hashtags, que se lanzaron como historias de Instagram. Los videos, de carácter cinematográfico y rodados en Hungría, empiezan mostrando la vida cotidiana de Eva viviendo con sus abuelos y concluyen con ella grabándose en el tren que la conducirá hasta Auschwitz, donde la espera la muerte. 

Lo mismo que le ocurrió a las otras 1.100.000 personas que fueron asesinadas en aquel campo del horror.