Dicen que donde hubo amor, cenizas quedan. En este caso, parece haber quedado más que eso: nada menos que un violín que Frida Kahlo le regaló a quien fuera su amante, León Trotsky. Se trata de un instrumento policromado y dedicado por la artista al revolucionario ruso, que estuvo exiliado en México junto a su esposa y que fuera asesinado en 1940 por el español Ramón Mercader.

Trotsky se hospedó durante dos años en la ya legendaria Casa Azul que Frida Kahlo compartía con Diego Rivera. En el dorso de la obra están pintadas dos mariposas que tienen un sol entre ellas en el que se ubica una hoz y un martillo. En el reverso, la dedicatoria dice: “Prochilas: un hombre sin Patria es como un viejo violín sin cuerdas, espero que muy pronto recupere su Patria, su hogar, su ideal y su lucha y vuelva a ser el director de la Historia mundial. Atentamente Frida Kahlo”.

La relación entre Frida Kahlo y León Trotsky

Por aquel tiempo, Diego se había convertido en el amante de la hermana menor de Frida, lo que la sumió en la desesperación  y en una depresión muy intensa. El romance que mantuvo con Trotsky, más allá de  la atracción que pueda haberse dado entre ambos, puede tener como objetivo vengarse de su marido mujeriego y paliar el intenso dolor que le produjo la relación con su hermana. La relación entre Kahlo y Rivera siempre fue tormentosa y las infidelidades estuvieron a la orden del día.

Frida Kahlo
Frida Kahlo.

El actual dueño del violín tiene título de propiedad del instrumento, que se encuentra fuera del país. El peritaje multimillonario violín estuvo a cargo de los abogados Gallego y Sánchez Rollón, quienes se encargaron de coordinar el grupo de peritos y técnicos que constataron su autenticidad. Por su parte, la pericia caligráfica de la dedicatoria estuvo a cargo de Guillermo Pastor Vázquez, presidente de la Asociación de peritos calígrafos de España.  Además, una empresa española confirmó en un estudio de pigmentos que la pintura fue realizada en la década de 1930 y que algunos de los colores empleados solo se utilizaban en América Central.

Los expertos estiman que el valor de esta obra, cuando salga a subasta será superior al del cuadro Diego y yo, pintado por Frida en 1949 que fue subastado por la casa Sotheby’s de Nueva York vendió en 34.883.000 millones de dólares, marcando un nuevo récord latinoamericano. Esa obra que adquirida por Eduardo Costantini, fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).

El célebre romance entre la artista y el revolucionario fue plasmada en Los amantes de Coyoacán, una novela romántica de Gérard de Cortanze. Según el autor, quien no es el único que le ha dedicado un libro a este romance, el hecho le fue relatado por el gran escritor mexicano Carlos Fuentes en 1970 en París y ese fue el punto de partida de su novela que escribió 40 años después.

Además del violín, uno de los testimonios del romance es una carta que Trotsky le escribe a Frida, con algunas frases ilegibles: “Frida, amada, Al contemplar esta noche tu rostro de cervatillo he descubierto que jamás conseguiré hacerte a un lado de mi cabeza, no se diga de mi corazón. Arde mi sangre como una lámpara votiva al lado de mi mesa, y es como un cerrojo (parte ilegible en el original) una noche en Coyoacán. Dejo este papel debajo de tu puerta. Y debo volver a aclarar que no hubo diferencias entre nosotros. Ni la espina dorsal abre un surco insalvable en los hemisferios de una espalda. Me cuesta precisar en cualquier caso, tal vez por mi alma eslava, si ese espacio abierto entre nosotros podrá cerrarse y cicatrizar. Te amé desde siempre y a escondidas. Me encontraba dueño de un juego de principios en los que me arrellanaba como un castor, y esquivaba el fantasma de tu bigote, tu porte de soldadera y esa sed de besos capaz de (parte ilegible en el original).”