“Coloco la harina –no sé la cantidad porque cocino un poco al tun tun-, le agrego azúcar, mezclo y luego le agrego manteca fría en cubitos…” Así mostraba Estela de Carlotto de qué modo hacía la pastrafrola, en 2014, en Cocineros Argentinos, a tres meses de haber encontrado a su nieto Ignacio. En 36 años de búsqueda seguramente imaginó muchas veces en cocinarle ese plato que se transformó en un clásico de su familia. Era un intento de devolverle parte de la infancia junto a su familia biológica que le fue arrebatada. Es que los sabores de la niñez no se olvidan nunca y, por eso para Estela, como para el resto de las Abuelas de Mayo, cocinar para sus nietos, los encontrados y los todavía ausentes, es algo más que seguir una receta. Es una forma de devolverles la identidad negada.

Este lunes 27, pasado el Día de los Abuelos, Estela volvió a Cocineros argentinos de manera virtual, debido a la pandemia. El domingo 26, a través de Instagram, otros conocidos cocineros preparaban las recetas familiares de varias de las abuelas de Plaza de Mayo a modo de legado culinario para sus nietos. La cocina de cada abuela quizá sea la versión gastronómica del ADN familiar.

Clarisa Veiga, quien recalca que es solo una más del equipo de prensa de Abuenas, le cuenta a Tiempo Argentino el origen de este proyecto. “La propuesta –dice- fue tomando distintos formatos, pero la idea es de un publicista, Pablo Tajer, que la acercó hace unos años. También nosotros teníamos la idea de que las Abuelas cocinaran. Hace poco, con la cuarentena, nos dijo que era la situación precisa para pedirles a distintos cocineros que concretaran la propuesta. Así comenzamos a contactar cocineros que se fueron sumando. No hicimos una convocatoria muy amplia porque queríamos que fuera acotada pero potente. Teníamos el contacto de Juan Braceli de Cocineros Argentinos y el de Narda Lepes. Ella, a su vez, nos acercó a Lele Cristóbal y a Christophe y luego contactamos a Juan Ferrara, también de Cocineros Argentinos. El objetivo era que cada uno hiciera una receta de una abuela que aún estuviera buscando a su nieto. Ahí surgió la idea de incluir a Estela que pudo concretar el deseo de hacer una pastafrola para Ignacio. Sumamos, además, la receta de una abuela ya fallecida, Nélida Navajas. El proyecto se fue ampliando y es probable que prolonguemos la campaña haciendo una segunda edición.”

¿Podría armarse en el futuro una suerte de banco de recetas como existe un banco de ADN. “Abuelas tiene un proyecto que ya tiene más de veinte años –dice Clarisa- que es el Archivo Biográfico Familiar, contesta Clarisa. En ese archivo hay mucho de esto, del ADN cultural de la familia. Cuando se encuentra un nuevo nieto ese archivo permite saber cosas tales como que al nieto no le gustaba, por ejemplo, el sabor de la remolacha del mismo modo que no le gustaba a su madre desaparecida. Hay muchas cosas referidas a los sabores que también hacen a la identidad. Esto es algo que nos pasa a todos, por eso cualquiera puede identificarse con la abuela, con la aglutinadora que pone su amor en la comida. Lo que hicieron los cocineros fue de una generosidad increíble porque fueron los productores, pusieron su tiempo, su materia prima para hacer la receta, editaron videos. Nosotros les pedimos que hicieran lo que estuviera a su alcance, lo que pudieran. Por eso, Christophe hizo una receta francesa de la abuela Ledda Barreiro en un vivo que duró una hora y veinte. Y descubrimos de Ledda un costado de entrevistadora muy bueno porque terminó haciéndolo hablar a Christophe de cosas de su historia.

Mientras tanto, los integrantes del programa Cocineros Argentinos hicieron nuevamente la famosa pastafrola que Estela ya había tenido la posibilidad de cocinarle varias veces para su nieto. Esta vez, la presencia de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo fue virtual.

“Los sabores de la infancia –le dice a Tiempo Ignacio Carlotto- se van construyendo. Cuando me encontré con la pastafrola de mi abuela Estela yo ya tenía mi paladar construido, sin embargo, me gustó mucho. La comí varias veces. Pero en nuestra relación las cosas se dan al revés. Cuando nos encontramos, el que cocina soy yo. El rito es así: ella se sienta y yo cocino. Por supuesto, ella ha cocinado muchas veces, pero en líneas generales las cosas se han dado a la inversa y me parece que está buenísimo que sea así. Una de las cosas que más le he cocinado son tallarines caseros que hago bastante seguido y que ya son un clásico en la familia. A mí me gusta mucho cocinar y ella se deja querer, de modo que dimos vuelta un poco la historia. Ésa es mi forma de mimarla y a ella le encanta. Pero la pastafrola, por supuesto que la comí y es muy rica.”

Juan Braceli, de Cocineros Argentinos cuenta que Clarisa lo convocó hace poco más de un mes para hacer a través de las redes recetas de las Abuelas que aún no habían encontrado a sus nietos. Esas recetas integrarían parte de su legado. “A mí me surgió la idea –dice- de integrar esto a Cocineros Argentinos, donde siempre estamos a la búsqueda de recuperar muchas cosas, de aportar a la unidad social. Me pareció que de esta forma el proyecto podía tener una amplitud aún mayor. A Matías Catopodis que es el productor ejecutivo del programa le gustó mucho la idea y se puso en marcha. Estaba pensada para el Día de los Abuelos, pero fue tan potente que veremos en qué deriva todo esto, porque claramente no queda acá. Espero que continúe. Fue mucha la gente que vio el programa que preguntó si esto iba a seguir. No pudimos pasarlo el domingo porque ese día el programa va grabado con una compilación de recetas de la semana. Entonces lo hicimos el lunes. También a Estela le gustó la idea, por lo que se sumó de manera virtual aunque ella ya encontró a su nieto. Hicimos también la receta de una abuela ya fallecida, Nélida Navajas, que tiene un nieto que está en la Comisión de Abuelas. Nélida fue una abuela muy importante y muy presente y ahora su búsqueda la continúa uno de sus nietos. Esas recetas son un legado para que los nietos que se vayan encontrando recuperen las tradiciones familiares y la cocina de su abuela. Me parece una idea hermosa y muy potente. A mí me interesaron siempre las recetas heredadas, esas recetas de familia que si alguien no se encarga de hacerlas y difundirlas, se pierden. Y esto me sucede no solo con las recetas de las Abuelas de Plaza de Mayo. El otro día, cuando hice en cámara la receta de mi abuelo Andrés, la situación me atravesó y me convertí en un nene que lloraba. Nunca me había pasado algo así en cámara. La verdad es que le ponemos mucha fuerza al programa y ahora tratamos de ser un servicio para la gente. “

La abuela de Plaza de Mayo Nélida Navajas, se fue sin haber encontrado a su nieto. Pero dejó para él una serie de recetas. Otro de sus nietos, como contaba Braceli, es el que continúa en la búsqueda de su hermana o hermano nacido en alguno de los centros de detención clandestina de la dictadura cívico militar. Lo llaman El Tano, y es también él quien da a conocer la tarta de ricota y chocolate que hacía Nélida. Su apodo se debe a que vivió hasta su adolescencia en Italia. “Luego de que mi madre desapareció -cuenta por vía virtual en Cocineros Argentinos mientras preparan la tarta de Nélida-, pude reencontrarme con mi papá en Italia. Mi hermana o hermano tiene que haber nacido en febrero del 77. Cuando regresé a la Argentina en el 93, me fui a vivir a la casa de mi abuela Nélida. Pero cuando mi padre pudo regresar a la Argentina, me fui a vivir con él. Mi familia era una familia tradicional, de las que les gusta reunirse alrededor de la mesa. Cuando me fui de la casa de Nélida, mi abuela siempre me reclamaba que fuera a visitarla. Me esperaba a la hora de tomar el té con esta tarta. Incluso eso se transformó en una forma de pedirme que fuera a verla. Cuando la llamaba por teléfono, siempre me decía “mirá que estoy preparando la tarta. Por eso, para mí, este plato tiene mucha importancia afectiva.”

Los sabores forman parte de nuestra memoria. Ellos son capaces de llevarnos al pasado, de hacernos revivir situaciones que creíamos olvidadas para siempre. Son parte de nuestra identidad, identidad que en el pasado reciente de la historia argentina, les fue arrebatada a tantos bebés nacidos en cautiverio. Por eso es necesario conservar encendido el fuego de memoria. Tamizar la harina, medir y combinar ingredientes repitiendo el gesto de quienes ya no están, también es un hecho político.