“Hay palabras cargadas con flechas. Hay gestos que lanzan granadas. Hay miradas que pueden empujarte por un acantilado”, dice el texto de Magela Demarco (editorial La Brujita de papel). Pero si descubrimos el poder que hay en las palabras, los gestos y las miradas, podemos hacerlos germinar y lograr que no lastimen, sino que acaricien, acompañen y abriguen.  Este es el cuarto libro que realizan en conjunto Caru Grossi y la autora para colección Cuentos para sanar.

El libro, le cuenta Demarco a Tiempo Argentino, nace de experiencias de su propia infancia que su hijo le hace traer al presente: “Últimamente, -dice- muchas cosas surgen a partir de mi hijo que tiene diez años y está viviendo experiencias que me hacen remitir a mi propia infancia.”

Y agrega: “Los niveles de violencia que se están viviendo hoy  en el colegio son muy grandes. Pero, en realidad, esta violencia que se expresa en la escuela viene desde los hogares. El colegio es un detonante de lo que los chicos y las chicas traen de sus casas.”

En un mundo cada vez más hostil, la violencia verbal o la de los pequeños gestos cotidianos tiende a naturalizarse. Por eso, el libro es una interpelación, una forma de ayudar a ser conscientes de cuánto se puede dañar a los demás incluso sin darse cuenta. El colegio puede convertirse en un espacio de sufrimiento cuando las palabras y las actitudes son discriminatorias. Este sufrimiento deja cicatrices e incide mucho más de lo que suele creerse en la vida adulta.

La propia autora recuerda ese dolor: “De chica, del primero al segundo grado pasé de un colegio público a uno privado. Tardaron un año y medio en darme bola. Mi mamá me hizo acordar de que, cuando estaba en segundo grado,  llegaba a casa todos los días, la abrazaba y me ponía a llorar. Me costó mucho integrarme o que me integraran a ese nuevo colegio. Esos chicos seguramente no pensaron en el gran dolor que le causaba a otra o a otro. Creo que mi hijo es mi gran maestro y el que me va despertando cosas que traigo de mi infancia. Lo mismo que sucede con las palabras, pasa con los gestos. En ese nene o nena al que le hacen gestos que lo burlan, esas actitudes tienen un efecto corporal, le duele la panza, el corazón. Yo me acuerdo de esas cosas. Esos gestos y esas palabras son poderosos.”

El problema tiene una extensión preocupante. Según datos de Unicef que provee Demarco, 1 de cada 3 estudiantes en el mundo sufre discriminación y burla. En Argentina, de acuerdo con datos proporcionados por la ONG Bulling Sin Fronteras, un estudio realizado entre enero de 2021 y febrero de 2022, establece que el incremento de este tipo de violencia respecto de 2019 es del 20 por ciento.

El problema no se da solo en la infancia. También los adolescentes son víctimas de discriminación por parte tanto de pares como de  adultos y también esto Demarco lo sufrió en carne propia: “Cuando era adolescente –cuenta- sufrí porque gente que no me conocía en la calle me gritaba gorda. Eso me pasó dos o tres veces. Esas personas que me gritaron gorda nunca pensaron que quizá yo ya estaba traumada con eso y que estuve años deprimida por estas cuestiones, que no fui bulímica porque no podía vomitar, pero me daba atracones. Creo que hay que ser consciente de cuánto podemos lastimar al otro o la otra.”

“Palabras semilla” apunta, precisamente, en esa dirección, porque el tomar conciencia permite, no solo cuestionarse las actitudes negativas naturalizadas sino también tener una actitud de reparación. Es un libro en  lenguaje poético que acompañan muy bien las ilustraciones ayudando a la comprensión por parte de la infancia.

La guía para madres, padres y docentes, por su parte, es un instrumento útil para comprender el problema y ayudar a solucionarlo. “Como ustedes saben –dice la guía-, los libros abren puertas. A historias, emociones, sensaciones, juegos, anécdotas, sonrisas y más. Son ventanas que nos conectan a los adultos y adultas con las niñas y los niños y con nuestros niños interiores. Son puertas para llegar más rápido. Este libro trata sobre el gran poder que tienen nuestras palabras, miradas y gestos, el efecto de lo que nos dicen y decimos; cómo nos hacen sentir y cómo hacemos sentir a las demás personas. Por eso, sirve para trabajar el acoso escolar, la discriminación y la burla.”

Trae una serie de actividades concretas que se pueden realizan tanto en la casa como en el colegio y es una invitación a recordar la propia infancia, cuáles eras las palabras y los gestos que nos herían y cuáles los que nos hacían bien y nos alegraban el día.

Tanto el libro como la guía contaron con el asesoramiento de la licenciada en Educación Ivana Rugini, quien trabaja en una institución terapéutica para personas con discapacidad mental y en el Consultorio Terapéutico Interdisciplinario.