“El proyecto estético-politico de Manuel Santos –dice Jorge Dubatti en la presentación de Los Internacioneles. Teatro político, libro que reúne varias obras del autor- continúa, reelabora y proyecta a futuro esas líneas históricas (se refiere a las del teatro internacional de izquierda) en el cruce entre lo internacional, lo latinoamericano y lo argentino proponiendo nuevas técnicas teatrales para la izquierda contemporánea.”

En esta nota, habla habla con Tiempo Argentino el actor, autor y director teatral quien además de estar al frente de Los Internacionales Teatro Ensamble, es coordinador del Área de Teatro, director adjunto de Artes del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini y miembro de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.  

-¿Cómo se define el grupo Los internacionales y cuál es el sustrato teórico que lo sostiene? Vos calificás el teatro que hacen como “teatro político y me gustaría que aclararas cómo entendés este concepto?

-Los Internacionales Teatro Ensamble o Les Internacionales Teatro Ensamble es un grupo de teatro independiente –esta característica es fundamental- que refleja el nombre de las Brigadas Internacionales que fueron a pelear a España  en contra del fascismo. De hecho, su logo es una estrella de tres puntas. Es un grupo de teatro que investiga sobre la línea de lo histórico, de lo político, de lo ético y lo épico a partir de Bertolt Brecht pero  para pensar un teatro nacional, latinoamericano, que se apropie de un relato como generación. Pretende ir hacia la búsqueda de muchas historias que creemos que están solapadas u ocultas. En cuanto a lo épico tomamos los recursos formales de Brecht ya sea de montaje o actorales como el distanciamiento, pero, fundamentalmente, para pensar desde lo irónico, no desde el bronce y el viaje del héroe, sino desde esas cosas que nos impulsan a vivir, a luchar, a soñar, a pensar, a ver un montón de gestos que hay en la simplicidad, en lo más corriente que es también lo más hermoso desde el punto de vista de lo poético. Es un grupo de teatro en construcción que va ir encontrando su forma espectáculo tras espectáculo sumando voluntades, sumando talentos que los hay y muchos en este país. Todo el que pase por los espectáculos del grupo formará parte del grupo se lo desea. Desde ese punto de vista, el grupo está abierto.

Hablaste de “historia solapadas y ocultas”. ¿Cuáles serían?

-Las que generalmente la historia oficial intenta ocultar o analizar más desde el punto de vista de la crónica y no de los fundamentos, del porqué. Por ejemplo, si abordamos la Revolución de Mayo teatralmente queremos hacerlo yendo hacia la profundidad para intentar comprender el suceso, el acontecimiento y no simplemente que en esa fecha se decretó el primer gobierno patrio, para tratar de ver y analizar los factores en pugna que, generalmente, tienen que ver con las fuerzas que siguen disputando un imaginario de país. Si lo analizamos, vamos a encontrarlo. Si analizamos, por ejemplo, La Guerra del Paraguay vamos a encontrar que podemos hacer una lectura de nuestro presente en el que están todos los actores de aquella época, que se sigue delineando un país o la forma que el país debe tener desde el punto de vista de lo político, de lo social, de los cultural, de lo económico. Todas esas historias tienen un “lado B” en el que es necesario profundizar. Estoy hablando de historias muy conocidas por todos, pero también hay otras historias que son atractivas para abordar y, de esa manera, comprendernos individual y colectivamente como sociedad.

Tu teatro en las tres obras que vi tuyas, Buenos Aires Épica, Eléctrico Carlos Marx y Construcción poética de un recuerdo. A Sivia Filler hay una estética particular que tiene que ver con el payaso, con la importancia de la palabra. ¿De qué modo definirías esa estética?

-Alguna vez para buscar una aproximación dije que era nacional en su forma e internacional en su contenido. Lo que uno busca es lo que tiene que ver con nosotros, con el payaso, los cómicos, los actores y actrices del teatro del actor. Esos son elementos que van a converger en algún momento en nuestros espectáculos. Creo que el payaso y la carpa están presentes en nuestras obras aunque traten de otros temas. Estos tienen que ver con una universalidad. En ese diálogo de forma y contenido buscamos el camino estético. El payaso está presente, el teatro de grupo, también. Quien vaya a ver nuestras obras va a ver que están producidas desde el teatro independiente, y esa manera de producir también es una forma estética porque buscamos un lenguaje colectivo en el que todos los intérpretes formen parte de un proceso estético. Lo actoral y el hecho de que sea teatro independiente son elementos de una estética reconocible, además de algunos otros que tienen que ver con lo brechtiano, como algunos recursos formales tales como una estructura dramática intervenida por poesía o canciones. Muchas de las veces hay un presentador, proyecciones, elementos que tienen la intención de generar un distanciamiento con el espectador y con el actor y su personaje para poder analizarlos desde una distancia crítica.  Además, hay una presencia de lo rítmico que es también una búsqueda.

-Ustedes definen su teatro como teatro político. ¿Es que existe algún teatro que no lo sea?

-Definitivamente no. Todo teatro es político, incluso el que niega esa condición. Pero como muchas veces abordamos temáticas históricas y políticas, nos montamos en esa idea para insistir en la definición. Por otra parte, el marxismo es un elemento de nuestra formación desde el que abordamos el análisis de determinados temas. Eso es innegable y quizá no se sea evidente en el primer plano, pero en la práctica puede reconocerse.

Foto: Prensa

-En este momento tenés en cartel dos obras: Construcción poética de un recuerdo. A Silvia Filler y Buenos Aires Épica que está haciendo su segunda temporada. ¿Cuál fue el origen la obra sobre Silvia Filler?

-Yo soy de la Ciudad de Mar del Plata y Silvia Filler también lo fue. Ella fue al Colegio Nacional Mariano Moreno y yo también. Pero yo no supe del asesinato de  Silvia  en el año 71 hasta luego de haber terminado la secundaria. Pero me fui encontrando con ella en varios momentos de mi vida, ya sea a través de la literatura en El libro de Manuel de Cortázar, donde unos padres militantes están armando un librito que es el registro de una época para su niño futuro para lo que van recortando diarios del momento. Uno de esos recortes es el asesinato de Silvia, cosa que me impresionó mucho cuando lo descubrí. También hay cuadros muy importantes de Alberto Bruzzone. Además, está el hecho de que en los años 90, en el recinto donde fue asesinada Silvia, se fundó el Teatro de la Universidad de Mar del Plata. La idea que de que en ese lugar exacto se fundara un teatro, siempre me conmovió profundamente.  A partir de eso y también por cumplirse los 50 años de su asesinato pensé en este diálogo entre un actor que busca a sus autores y una actriz que está interpretando a Silvia (Marina García). A partir de allí también es posible pensar Mar del Plata con todo lo que simboliza para la historia nacional, desde una arquitecta que no fue como Silvia, que estudiaba esa carrera. Entonces, hablamos de la arquitectura, hablamos del teatro y ponemos de manifiesto ese asesinato de una joven que participa de la vida social y cívica como una estudiante en una asamblea. Por otra parte, para Mar del Plata ese hecho es como un parte aguas de su historia. La violencia queda en evidencia a partir de él. Otro elementos a tomar en cuentas es que los juicios a los miembros de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) que luego forma parte de la Triple A, terminaros hace dos o tres años.

-¿Cuáles fueron los resultados de esos juicios?

-Varios de los responsables fueron enviados a prisión, otros habían fallecidos y otros estaban prófugos, pero fueron declarados culpables tipos que ocupaban puestos de una jerarquía social importante, puestos de poder en la ciudad de Mar del Plata como el fiscal Demarchi, al que se lo acusó, le dieron prisión domiciliaria y ya falleció. Fue uno  de los que formó parte de la patota de la CNU. Esa obra, que está en cartel actualmente en el Centro Cultural de la Cooperación, tiene elementos de nuestro teatro: el payaso, la poesía, la interrupción del relato, la idea de lo épico. Buenos Aires Épica la armamos al calor de las marchas del NiUnaMenos. La estrenamos en el CCK en 2017 y ahora la estamos haciendo en el Teatro El Crisol. Es un espectáculo que nos ha dado muchas alegrías y que nos gusta mucho hacer. En ella trabajamos desde el humor, desde el absurdo, ponemos las problemáticas de la mujer en el centro de la escena.

En ambas obras la palabra es muy importantes. ¿Pensás las obras a partir de ellas o a partir de la acción teatral?

-Es cierto que en las dos obras la palabra es muy importante, está muy adelante. Es una palabra puesta en una rítmica en la que hay muchos elementos que se lanzan y que se dicen, pero hay algunos silencios que remarcan unas ideas sobre otras. Es como hacer muchos gestos pero, en un momento, hacer uno que se destaca entre todos los demás.

Foto: Prensa

-¿De qué modo construís las obras?

-No tengo un único procedimiento, pero sí hay algo que me preocupa y es la musicalidad y la palabra juega en esa clave.

-En Silvia Filler sos a la vez actor y director, ¿Cómo funciona eso?

-Debo decirle a quien lea esta nota que es algo que no debe hacerse (risas). Pero como yo trabajo desde mi propio payaso, se torna más “fácil” de resolver. Tengo un grupo de compañeros actores y actrices que son los que lo guían a uno en ese camino. Tenemos muchos proyectos en curso, entre ellos montar nuestra propia sala. Algunos de esos proyectos los paró la pandemia y en otros tenemos que ponernos a trabajar. 

Construcción poética de un recuerdo. A Silvia Filler se presenta los sábados a las 20 en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC), Salar González Tuñón, 1º Piso, Avda. Corrientes 1543, CABA. Tel.5077-8000, int.8313, http:www.centrocultural.coop

Buenos Aires Épica se presenta los domingos a las 20.30 en el Teatro El Crisol, Malabia 611, Entradas por Alternativa Teatral