Lucía Salatino, co-coordinadora del área de Varieté del Centro Cultural de la Cooperación, y Gabriel Mercado constituyen una dupla imbatible. Ambos son payasos y/o clowns (el tema se desarrollará en esta nota) y conocen a artistas sorprendentes, los únicos capaces de hacer olvidar al público por más de una hora de toda pesadilla existencial, incluso la de la política actual.

Gabriel tiene un largo recorrido en el área y, entre sus múltiples personajes, a veces encarna al padre Rubén, un cura payaso que da unas misas de la hostia. Su nombre de clown es Reimond y el de Lucía, Moderna.

Ambos son los presentadores payasos de una troupe maravillosa que varía sábado a sábado y que nunca deja de sorprender. Todos demuestran que la risa es un arma infalible y que no existe DNU presidencial capaz de vencerla.

Foto: Gentileza Manuel Santos

-Creo que nadie mejor que dos payasos para explicar qué se entiende por «varieté»

Lucía Salatino: -Es  un espectáculo compuesto por distintos números de diversos géneros. Puede ser clown, mimo, música, poesía…

Gabriel Mercado: -Es teatro de variedades. A mí me gusta poner dentro de las variedades cosas que no estén muy ligadas a lo teatral, por ejemplo, que alguien recite poesía. No es lo más escénico del mundo, pero tiene una gran potencia.  

-¿Esas variedades que están haciendo en el CCC las aglutinan de forma aleatoria o tienen una coherencia entre sí?

-LS: Diría que es una combinación de ambas cosas. Creo que le buscamos la coherencia a lo incoherente. Hay muchos factores que intervienen en la convocatoria que hacemos. El primero es quiénes están disponibles, porque todos están trabajando en distintos espectáculos. Luego nos fijamos en que haya variedad en cada función y por último cierta coherencia entre los números que tenemos en cada ocasión.

-GM: Tenemos una pequeña estructura: tiene que haber música en vivo. Hasta ahora hemos tenido un pianista, pero puede ser también alguien que toque la guitarra, un saxofonista, un bandoneonista, alguien que toque el acordeón. Además debe haber no sólo payasos  y payasas, sino también algo de títeres, monólogos teatrales que no tengan que ver con el clown…

-LS: …y que la función sorprenda todo el tiempo, que no sea previsible el número que sigue. Nos gusta generar la expectativa de que puede pasar cualquier cosa.

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-Por otro lado, según las dos funciones que vi, le dan un marco al aparecer como presentadores payasos y eso también le da coherencia al espectáculo.

-LS: Sí, somos los presentadores, los maestros de ceremonia que vamos intercalándonos entre los números.

-GM: En la primera varieté éramos unos presentadores de gala. En la segunda, éramos dos trabajadores de limpieza del lugar que caímos en el escenario y teníamos que presentar la varieté. En ambos hay algo que sobrevuela y es que Reimond, mi personaje, está embelesado por Moderna, por lo que hace de todo por sobresalir y ella piensa que soy un plomazo.

-LS: Ahí se genera un juego, una mini historia entre los presentadores.

-¿Qué diferencia  hay entre un clown y un payaso?  

-A coro: Uh, la pregunta difícil.

GM: Para mí la diferencia entre el clown que significa payaso en inglés (risas)… Hay toda una discusión teórica sobre eso porque el payaso viene del circo, su trabajo tiene que ver con aprender rutinas que son muy concretas…

-LS: …más relacionadas tal vez con el gag, con el chiste.

GM: Claro. El clown, en cambio, es más teatral y trabaja más con el vacío…

-LS: ..más sutil, trabaja con cosas más chiquitas. El payaso trabaja con un público que está más lejos en la carpa, mientras que el clown puede trabajar con cosas más sutiles, más teatrales. Aunque el payaso también puede desarrollar eso en ciertos momentos.

-GM: El clown que trabaja en un teatro puede hacer eso, mientras que el payaso que trabaja en la calle o en el circo no tiene esa posibilidad, por lo que se tiene que armar una rutina más concreta, mas cuadrada. Creo que esa es la diferencia.

-LS: Tienen dramaturgias distintas porque el público es distinto, el  ámbito es  distinto y, por lo tanto, las necesidades son distintas. En la calle  hay que llamar la atención del público para que lo vean. En el teatro, la gente sabe qué va a ver.

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-¿El payaso es necesariamente risible, mientras el clown puede no serlo?

-GM: Por lo que decía Lucía recién, el payaso tiene que ser muy efectivo. El clown, al estar en un teatro tiene una cuota de crédito que le permite hacer algo sentimental, triste, puede emocionar. El payaso también puede tenerla pero, como dije, necesita ser más efectivo.

-Alguna vez escuché decir que un clown no es un actor. ¿Es así?

LS: Hay algo de eso. Basándonos en el maestro Jacques Leqoc, se puede decir que el clown trabaja con la parte más inocente y más humana de cada uno. El clown trabaja con su parte más vulnerable y se ríe de esa vulnerabilidad.

-¿Al contrario del actor que debe meterse en la piel de otro, el clown debe meterse en su propia piel?

-GB: Exactamente. Pero hay otros maestros que dicen que el clown es  una herramienta del teatro y no mucho más que eso. Cuando tengo que hacer de otro me puedo defender y no mostrar mi vulnerabilidad, pero cuando puedo mostrar mi vulnerabilidad al hacer otro personaje creo que el trabajo del actor se vuelve más potente. Creo que el clown es una de las tantas herramientas del teatro.

-LS: La pedagogía de Lecoq comienza en la máscara neutra, en la que uno se despoja de todo lo que es  y pasa por muchas otras dinámicas y máscaras y termina en el clown, que es lo más personal. Por eso, como decía Gabriel, se puede ser clown sin ser actor.

-GM: Suele pasar que los clowns que nunca hicieron teatro cuando hacen actuación ya tienen un terreno ganado. Le resulta más fácil cuando quiere ser actor interpretar un personaje que al actor que viene del teatro poder meterse en el clown. Son trabajos muy distintos y uno es más difícil que el otro, porque el clown, con la enorme apertura que tiene, con la posibilidad de mostrar tanta vulnerabilidad, le resulta más fácil trabajar un personaje.

-¿Ustedes se autodefinen como payasos, como clowns o como ambas cosas?

-GM: Siempre que me lo preguntan, digo que soy payaso, simplemente porque me parece que está mal nombrar lo que hago en inglés (risas). Hay algo patriótico detrás de la definición.

-LS: A mí me pasa  un poco lo mismo. Cada vez que preguntan qué es el clown digo que es como el payaso, pero no.

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-GM: -Es que es una discusión grandísima sobre el payaso y el clown. Hace poco vi una discusión escénica sobre el tema entre dos maestros, el payaso Chacovachi y Chamé, cada uno en su posición por su trabajo en distintas áreas.

-LS: Es una discusión muy interesante que no tiene fin.

-GM: Creo que ambos, el payaso y el clown, se alimentan mutuamente.

-LS: Son cosas complementarias que suman, están lejos de ser opuestos. Eso es lo lindo. El payaso tiene que ver con la idiosincrasia argentina comenzando por los Podestá. El payaso es una tradición del que uno se puede despegar. Por más que hagas clown de la escuela de Lecoq, el payaso va a aparecer.

-Hasta hace un tiempo los artistas de variedades eran marginales respecto de un centro de la escena artística. En esto incluyo también a los títeres. Ahora creo que eso cambió. ¿Es así?

-GM: Sí, eso pasó. Dentro del teatro el payaso siempre fue marginal. Incluso hoy en día cuando decís que sos payaso hay gente que te pregunta si hacés malabares con pelotitas. Pasó también los títeres.

-Se necesitó que hubiera títeres en el Teatro San Martín para hacer del títere casi un objeto de culto.

-LS: Sí, la institución de las cosas parece que las eleva, aunque no necesiten ser elevadas.

– GB: Cuando el off, la actividad independiente comienza a llegar a lugares más comerciales eso lo va poniendo en otro lugar. Me refiero, por ejemplo, a las obras de clown de Chamé que hoy están en la calle Corrientes. Entonces, cierta elite del teatro la empieza a valorar. Pasa lo mismo con el teatro de variedades. El under de los 80 eran las variedades. Se  presentaba Batato Barea, luego alguien tocaba un tema o recitaba una poesía.

-L.S: En un formato o en otro, más en el anonimato o menos, creo que el teatro de variedades siempre estuvo vigente.

¿Cómo nació el proyecto y qué se propusieron?

-LS: En los inicios del CCC, en 2001 y 2002 hubo varieté, Luego de lo que sucedió en Cromañón, la cosa se complicó mucho más, cambiaron los formatos, cambió la burocracia y ya no era tan simple convocar a artistas diversos para hacer una función y entonces dejó de hacerse varieté.

Fueron cambiando los coordinadores del área, estaban la intención y las ganas de volver a hacerlo, pero no se concretaba aunque era un deseo de todos. Por esas cosas de la vida coincidimos con Gabriel en una obra de Manuel Santos Iñurrieta, Los Minimax y el cazador de talentos. Nos conocíamos hacía mucho y también conocíamos mucha gente en común, nos  hicimos amigos y decidimos hacer varieté en el espacio del Centro Cultural de la Cooperación.

-GM:Estuvo muy bueno que Lucía lo propusiera. Siempre le decía que en un lugar tan emblemático como el  CCC había un área que se llama varieté y no había espectáculos de varieté. Nos pusimos de acuerdo, empezamos a charlar y todo surgió muy rápido. Armamos una modalidad de trabajo muy expeditiva. La verdad es que las dos funciones que hicimos hasta ahora superó nuestras expectativas.

-LS: La necesidad del CCC también, parece, era una necesidad de la gente. Todos nos dijeron qué bueno que se haga esto acá.

-GM: El CCC es un centro cultural y está bueno que pueda venir gente que no tenga mucho recorrido en escenarios. Para los artistas de varieté, tanto los que ya tienen un trayectoria como los que se está formando poder estar en un lugar como éste es un paso importante. Nuestra idea fue cruzar gente con experiencia con otra que recién está empezando.

Yo vi las dos funciones que hicieron y me sorprendió muchísimo el elevado nivel de los números, algo que no tiene nada que envidiarles a muchos espectáculos europeos que llegaron al país en otro momento. La verdad es que cada número fue exquisito, con perdón de la palabra que tan mal utilizó el vocero presidencial.

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-GM: Sí, los dos vamos buscando cosas que vimos y nos gustaron o cosas que no vimos pero conocemos muy bien a la gente que las hace.

-Sí, eso es lo lindo de la varieté: tirarse a la pileta sin saber si hay agua. Al final, siempre funciona.

Humoris Causa Varieté se presentan los segundos sábados de cada mes, a las 10.30, hasta el mes de noviembre, en la Sala Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación, Avda. Corrientes 1530, CABA. Entradas por Alternativa Teatral o en boletería.