La figura de Francisco Salamone, el ingeniero que levantó la que tal vez sea la más monumental, prolífica y reconocible obra arquitectónica de la Argentina, es en la actualidad objeto de admiración y culto. Sus imponentes portales de cementerios, sus mataderos modelo y sus palacios municipales, construidos por todo el territorio bonaerense, se han convertido en destinos de peregrinación turística. Sin embargo, menos de tres décadas atrás casi nadie conocía su nombre y sus trabajos no eran más que una manada dispersa de elefantes blancos, perdidos en la eternidad de la pampa.

Fue necesario que pasara medio siglo para que su obra fuera valorada en su justa medida, volviéndose icónica. La publicación del libro Ruta Salamone, invaluable iniciativa de Ediciones Bonaerenses, el sello público de la provincia de Buenos Aires, confirma el estatus mítico de las creaciones de este ingeniero que fue capaz de aportarle una nueva identidad al perfil entre urbano y rural de la provincia.

Salamone

Durante la segunda mitad de la década de 1930 y por iniciativa del entonces gobernador Manuel Fresco, la fisonomía de casi cuatro decenas de pueblos de la provincia se vio alterada por una serie de obras que sobrepasaban, por mucho, su modesta arquitectura rural. En un intento por lograr que su gestión dejara una marca en la obra pública lo suficientemente fuerte como para sostener sus aspiraciones presidenciales, Fresco había impulsado una iniciativa que le permitió a los municipios bonaerenses subirse a la avanzada civilizatoria.

Ya habían pasado 50 años de la mal llamada Conquista del Desierto, pero los pueblitos, que en su mayoría no eran más que apretados caseríos, todavía estaban más cerca del supuesto pasado bárbaro que del futuro de grandeza soñado por la Generación de 1880. Pero lejos de tratarse de un plan integral, la propuesta de Fresco liberaba a cada municipio a gestionar sus propios proyectos. Fueron la habilidad de Salamone para ofrecer una serie de diseños modernos y revolucionarios, y su olfato para hacer negocios con la gestión pública, los que le permitieron levantar más de 70 edificios, todos deslumbrantes, en sólo cuatro años.

Excursiones a la obra de Francisco Salamone

Foto: Gentileza Martín Aurand

Lo que propone Ruta Salamone es una serie de cinco recorridos por la obra del hoy célebre constructor, a través de cinco textos firmados por René Longoni, Florencia Di Paolo, Sebastián Russo Bautista, Alejandro Gómez Monzón y Patricia Ratto.

El primero de ellos es un estudio histórico que echa luz sobre la ensombrecida figura salamónica, misterio que por un lado se apoya en el carácter único de su corpus arquitectónico y, por el otro, en la ausencia de documentos clave que ayuden a rellenar los agujeros de su biografía de forma fidedigna. Los otros cuatro trazan distintos itinerarios sobre el mapa de la Provincia que, a partir de diferentes géneros que van desde el diario de viaje o la crónica hasta los relatos de ficción, sugieren algunos recorridos posibles para tras el rastro que las obras de Salamone dibujan sobre la llanura.

Foto: Gentileza Martín Aurand

En ninguno de los casos los autores pueden abstraerse del efecto irreal que provoca la visión de esas desmesuradas edificaciones, que en muchos casos se alzan solas, en mitad del campo. Di Paolo traza un oportuno paralelismo con el diseño de arte de la película de 1927 Metrópolis, del cineasta alemán Fritz Lang, imaginando que sus escenas trascurren en distintas locaciones salamónicas, en los pueblos de Coronel Pringles, Tornquist o Saldungaray. En el otro extremo, Ratto imagina cuatro cuentos ambientados en Chaves, Rauch, Azul y Chillar, en los que la ficción es la herramienta que permite medir el impacto que los trabajos de Salamone representan en la identidad de esos pueblos.

Por su parte, Russo Bautista y Gómez Monzón dan cuenta, a través de la recolección de anécdotas ajenas o de impresiones personales, para dar cuenta del carácter mítico de esas obras. Las fotos de Martín Aurand y los diagramas diseñados por Baires Baires terminan de darle una forma perfecta al grato recorrido que el lector podrá realizar a través de las páginas de Ruta Salamone.

Foto: Gentileza Martín Aurand
Para Leer

Como ocurre con todos los libros de Ediciones Bonaerenses, la edición impresa de Ruta Salamone se encuentra disponible en bibliotecas públicas y populares a lo largo y ancho de todo el territorio provincial. Pero próximamente la editorial pondrá todo su catálogo para que pueda ser descargado de forma gratuita. Enterate más a través del Instagram de la editorial: @edicionesbonaerenses.