En medio de una crisis que afecta profundamente a casi todos los sectores productivos, el sector editorial no es la excepción. Los informes de la Cámara Argentina del Libro (CAL) son contundentes: han decrecido la producción y las ventas y las cifras referidas a ambos rubros no dejan de bajar. Pero uno de los rasgos distintivos del sector es el carácter espasmódico de algunos éxitos que suelen compensar, por lo menos en parte, la situación de las editoriales. La novela histórica, la autoayuda, los libros que tratan temas de género, las sagas como la de Harry Potter destinadas al público infantil y juvenil tuvieron y algunos continúan teniendo una amplia demanda incluso en tiempos de vacas flacas. Pero, curiosamente, los libros políticos parecen tener a las crisis como impulso

En el alicaído sector que gira en torno al libro, la aparición de Sinceramente de Cristina Fernández de Kirchner, económicamente hablando, fue la mejor noticia del año para sus editores y para los libreros de todo el país y aún continúan las repercusiones.  

Según lo especificó Juan Ignacio Boido, director editorial para Argentina del grupo Penguin Random House, se trata de un “suceso editorial sin precedentes”. En la primera hora de publicado ya se habían vendido 20.000 ejemplares y en el curso del primer día, 60.000. A 12 días de salir, la distribución en todo el país superaba los 300.000 ejemplares. Para junio, la editorial ya imprimió 380.000 ejemplares y considera que no se puede comparar con ningún otro éxito editorial, teniendo en cuenta la cantidad de libros vendidos en tan poco tiempo. El impacto fue tan fuerte que los partidarios bromeaban asegurando que a pesar de no haber asumido como presidenta (y, hasta el momento, sin haberse postulado oficialmente como candidata) Cristina Kirchner ya había comenzado a reactivar la industria. 

En Argentina, los libros políticos, ya se trate de denuncias por corrupción o memorias, tienen una tradición y, debido a los hechos de corrupción, según lo especifica Ignacio Iraola, director editorial para la Argentina del Grupo Planeta, desde hace décadas han generado títulos vendedores.  “Los libros de investigación política se pusieron de moda en los 90 –detalla- en que el gobierno menemista producía material para publicar un libro por semana por los casos de corrupción permanente. Planeta se puso en primer lugar con la colección Espejo de la Argentina, pero la producción excesiva en el afán de seguir la corrupción terminó por volverse en contra. El regreso del libro político se produjo en 2008 con El dueño de Luis Majul. Durante el kirchnerismo se publicaron muchos libros políticos, algunos con buena y otros con peor fortuna.“

Y agrega: “Entre los de mayores ventas figura, sin duda, Robo para la corona, de Horacio Verbitsky, que vendió unos 500.000 ejemplares;  El jefe, de Gabriela Cerruti estuvo aproximadamente en los 300.000 y Majul vendió otros 300.000 con El dueño. En este momento la media de los que más venden está estabilizada en unos 45.000 o 50.000 ejemplares que es aproximadamente lo que vendió hasta ahora el libro de Alconada Mon La raíz de todos los males.” 

Pero la ficción puede tener, de vez en cuando, ventas inusitadas. Iraola informa que la novela Padecientes del psiconalista Gabriel Rolón vendió 200.000 ejemplares: “Es una rara avis que marca el tope de lo que vende un libro de ficción en la Argentina.”

Oche Califa, director institucional y cultural de la Fundación El Libro, afirma que los libros políticos no se venden de manera uniforme durante todo el año, hace picos de venta muy altos en determinadas circunstancias y con determinados autores, mientras que la ficción tiene demanda más pareja,  aunque quizá de menos espectacular. Por segundo año consecutivo Stephen King estuvo en la lista de los de mayores ventas durante la Feria. “Los libros de género, con Rita Segato a la cabeza –informa- se venden muy bien desde hace tiempo. La editorial que edita a Segato es una pyme y el éxito le estalló en las manos. El año pasado, en la Feria del Libro de Rosario, sus ventas fueron una verdadera locura.” También venden bien los libros románticos como los de Florencia Bonelli. Pero en momentos de turbulencias políticas y sociales, que en el país no son pocos, el libro político se convierte en la vedette de las ventas.

El ranking del grupo ILHSA (cadenas de librerías Yenny y El Ateneo), comprendido entre el 06/05/19 y el 12/05/19 indica que Sinceramente encabeza la lista de los 10 más vendidos de no ficción. El libro político que le sigue en ventas ocupa el puesto 3 y es el de Martín Lousteau, Debajo del agua (Sudamericana), mientras el de Axel Kicillof), Y ahora ¿qué? (Siglo XXI), ocupa el número 5 y el de José Luis Espert, La sociedad cómplice (Sudamericana) está en el noveno lugar.

La otra cadena de librerías, Cúspide, organiza el ranking de manera diferente, mezclando ficción y no ficción. En él Sinceramente encabeza todos los rubros. El de Kicillof aparece en segundo lugar entre los libros políticos y el de Lousteau en el tercero, mientras que el de Espert no aparece en el top ten, sino que se ubica más abajo.

Pero no son solo las crisis las que impulsan las ventas de libros políticos, también son hijos de la democracia. El más vendido de todos los tiempos en este rubro es, sin duda, es Nunca más publicado por Eudeba en 1984. En este caso no se combinaron un autor exitoso y un gran grupo editorial, sino que se trató de un informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). El factor decisivo de sus ventas fue su gran valor testimonial. Por eso figura en la biblioteca de muchos argentinos que confiesan que no han podido leerlo por lo desgarrador de su contenido.

Hay otros dos títulos que se anticiparon al auge del libro político que comienza a manifestarse de manera clara en los 90, Malvinas, la trama secreta (1983), de Oscar Raúl Cardoso, Ricardo Kirschbaum y Eduardo Van Der Kooy y La Argentina del siglo 21 (1985), de Rodolfo Terragno.

Finalmente, otra de las características distintivas del libro político es su alta dependencia del contexto. Por supuesto, también cuenta el autor, pero la actualidad tiene un valor preponderante. En el éxito editorial de Sinceramente, sin embargo, el autor tuvo una importancia decisiva. El libro se vende como pan caliente aunque, según bromeó Boido, “es el libro de una autora novel”.