“La muestra Prisioneras de la Ciencia que está ahora en el Espacio para la Memoria de la ex ESMA la armamos con el Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social (Colectivo GUIAS) con fotos de su archivo provenientes de la campaña roquista de 1879, le explica a Tiempo Argentino el antropólogo Fernando Pepe, miembro del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y uno de los organizadores de la muestra. Las personas fotografiadas –continua Pepe- fueron capturadas por el Ejército en enero de 1885 en lo que hoy es la ciudad de Esquel y se las llevó caminando a Carmen de Patagones. Son mapuches tehuelches de la comunidad del cacique Inacayal. Son las últimas personas capturadas en la mal llamada Campaña del Desierto, porque no existía tal desierto, era territorio habitado por los pueblos originarios. Se las lleva al Museo de la Plata fundado por Francisco Pascasio Moreno que fue uno de los ideólogos de la Campaña del Desierto. Allí los exponen vivos, les sacan fotografías antes de morir y luego exponen sus esqueletos en las vitrinas.  En ese grupo está el cacique Inacayal, su mujer que no tiene nombre registrado por lo que es una NN para la Historia, lo que permite ver la invisibilización de género. También está su sobrina, Margarita Foyel, y una mujer del pueblo Káweqar, Tafá que vivía en la comunidad de Inacayal. Todas ellas mueren en la primavera de 1887 y sus esqueletos, sus cueros cabelludos, sus trenzas y sus cerebros son expuestos en las vitrinas del Museo de la Plata.”

Todos estos datos surgen de una investigación iniciada en 2006 para determinar de quién eran los restos humanos que estaban en el Museo. “Además de la tarea de identificación –dice Pepe-, pedimos que salgan de exhibición y la restitución de los restos de estos ancestros a sus descendientes. En 2014 logramos restituir a Inacayal, a su mujer y a Margarita Foyel. Ahora estamos trabajando para restituir a Tafá, la mujer de la comunidad Káweqar de las comunidades del sur de Chile. Estas mujeres fueron fotografiadas antes de morir. También está el caso de Damiana, una niña de la comunidad Aché, pueblo originario de lo que hoy es Paraguay. Aché era una beba de dos años cuando mataron a sus padres. La matanza fue el día de San Damián, protector de los niños, por lo que le pusieron el nombre de Damiana. La llevan a la ciudad de La Plata y la crían y la educan los científicos del Museo como sirvienta de la casa del famoso médico Alejandro Korn, que fundó el Melchor Romero. Cuando termina el crecimiento y desarrollo de esta niña, unos meses antes de su muerte abusan de ella sacándole fotografías desnuda. Se le ven golpes, moretones en el rostro y, aunque estaba en custodia de médicos, muere de una enfermedad que era curable en esa época. Encontramos su cuerpo en 2007 y en 2010 lo restituimos a Paraguay de donde era originaria.  En 2011 encontramos su cráneo que estaba en Alemania  y en 2012 también lo llevamos a Paraguay. Las fotografías que están expuestas en este momento son de Damiana, Tafá, Margarita y la esposa de Inacayal. Los restos de Tafá queremos llevarlos al sur de Chile que es a donde pertenece. ”

Las fotos en que aparecen, entre otras, Damiana y Tafá fueron intervenidas a través de la técnica de fotobordado por la bordadora mapuche mapuche Yazminne Pérez Alvarado, quien plasmó ellas diseños indígenas con hilos rojos, como una forma de “resaltar a través de los hilos –dice la artista- algo de las memorias impresas, de adquirir una visión más profunda sobre las imágenes formando tejidos que atraviesan lo visible”. Es una forma de reparación de la violencia y las humillaciones a que fueron sometidas.

También hay fotos de otras mujeres entre las que se cuentas las cuatro hijas del cacique Inacayal, una de las cuales los antropólogos creen que también murió en el Museo de la Plata. Además, hay registros fotográficos del Museo de la Plata y de los cuerpos de los integrantes de pueblos originarios expuestos en sus vitrinas. “Todo eso da prueba –añada Pepe- del genocidio roquista.”

“Prisioneras de la Ciencia” es parte de una muestra más amplia, “Prisioneros de la Ciencia”, que se armó en 2010 y que obtuvo diversos reconocimientos, entre ellos, el del Senado de la Nación en 2014 y que hoy exponen distintas comunidades tehuelche de Chubut. Cuenta con el auspicio del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y forma parte de la serie “Mujeres, disidencias y Militancias” del Espacio Memoria.

Liliana Ancalao, quien pertenece a la comunidad mapuche, acompaña esta exposición con su poema “Para que drene esta memoria”, de su nueva obra Rokiñ. Provisiones para el viaje.

Carolina Golder es subcoordinadora del área Actividades de Promoción del espacio de Memoria y Derechos Humanos. Explica que durante los meses que van de 2020 se está trabajando con muestras que tengan que ver con la militancia y la mujer. “Nos pareció interesante –dice- pedirle al colectivo GUIAS que hiciera esta muestra basada en fotos de su archivo. Las fotos son todas terribles. En todas se nota que quienes son fotografiados lo son contra su voluntad. Muchas comunidades, tenían, además, toda una concepción sobre la fotografía. Por supuesto, no son fotografías artísticas, sino de estudio. Se les estudia la cabeza, las extremidades, los senos y tienen que pasar por la humillación de la desnudez. Para los científicos de esa época los pueblos primitivos eran infrahumanos. Había que estudiarlos y dominarlos” Y aporta un dato interesante: “Recién durante el gobierno de Cristina Kirchner se aprobó una ley que prohibía la exposición de cuerpos en los museos”.

El jueves 12 a las 17, la muestra, que está disponible desde el 30 de octubre, será presentada oficialmente por la abogada del colectivo Guías, Cintia Chávez a través de una charla virtual que se transmitirá por la red Facebook del Espacio Memoria. La exhibición completa puede visitarse en:  https://espaciomemoria.ar/memoriaencasa/prisioneras/  y permanecerá alojada junto a todas las muestras que se subieron en tiempo de pandemia en el  Derechos Humanos ex ESMA en el espacio Memoria en Casa.