Liliana Suárez lleva 22 años de lucha. El 11 de julio de 1995, su hijo Daniel García fue asesinado por barras de Morón y Tigre en Paysandú, Uruguay, donde la Argentina había jugado con Chile por la Copa América. El caso quedó impune. Los barras estaban amparados por el exintendente de Morón, Juan Carlos Rousselot. Y Liliana señala a Jorge Laviuzza, actual titular del bloque massista en el Concejo Deliberante de esa localidad, como uno de los encubridores de la patota. Además de integrar la ONG Salvemos al Fútbol (SAF), Liliana es fundadora y presidenta de Familiares de Víctimas de la Violencia en el Fútbol Argentino (Favifa), la asociación de la que fue abogado Juan Manuel Lugones, actual secretario ejecutivo de la Aprevide. Aunque Lugones se muestra como un quijote contra las barras, Liliana critica su accionar. «No le creo nada», dice.

–¿Cómo conociste a Lugones?

–Se acercó a Favifa hace unos años, le interesaba el tema de violencia en el fútbol. Se acercó a nosotros, hace muchos años. Después también se sumó a SAF. Que era abogado, que podíamos contar con él para lo que necesitáramos. Mi causa jamás la fue a ver. La de (Cristian) Rousullis sí, la acompañó. Pero ya no nos gustaban algunas cosas. Nosotros nos dábamos cuenta que le gustaba figurar en los medios todo el tiempo. A mí me llamaban periodistas y yo les decía que hablaran con nuestro abogado. Lugones estaba chocho.

–¿Y cuándo llegó a la Aprevide?

–Él era del GEN, estaba con Margarita Stolbizer cuando me contó que le ofrecieron el cargo. Le dije que iba a contar con nuestro apoyo si hacía bien las cosas. Y que el día que hiciera algo que no me gustara se lo iba a decir. Me llevó a conocer la oficina, habló de una psicóloga para ofrecernos ayuda a los familiares. En SAF teníamos un acuerdo con la Facultad de Psicología, algo que consiguió Mariano Bergés. Hasta que el periodista (Pablo) Carrozza publicó unas fotos donde Lugones estaba cerca justamente de Bebote Álvarez. Yo algo dije del tema. Y él me mandó a llamar por un secretario, intimo amigo, porque metió ahí a un hermano, a los hijos. «Me extraña lo que hiciste, podías llamarme directamente», le dije. Después me echó en cara que yo le había pedido ayuda por un hijo que no tenía trabajo. 

–¿No volvieron a hablar?

–Nunca más. Habíamos hecho una revista de Favifa. De Morón me habían dado para colaborar. Y como no salió más, me preguntaban qué había pasado con Lugones. Esas cosas no me gustaban porque había otras mamás en el medio. Le dije que era un cobarde, que no daba la cara. Nunca más habló, nunca más habló con familiares de víctimas. Él siempre se llenó la boca hablando de que éramos los primeros. Todos estamos sorprendidos.  

–¿Sienten que se olvidó de ustedes? 

–El llegó donde llegó porque siempre se presentó como de Familiares. ¿Nosotros gastamos nuestro tiempo, nuestras cosas para que después te olvides de todo eso? Ya no le creo nada. Perdí la confianza totalmente.

–Hoy se muestra muy activo con el tema de los barras, ¿cómo observás su actuación? 

–Me pareció horroroso lo que hizo en Independiente, mandar a la Policía a entrar a la tribuna.Él criticaba tanto a la Policía, y ahora está íntimo con la Policía. Entonces, estoy desorientada. No le creo nada.