El viernes pasado, las secciones deportivas de las webs –y de los diarios en papel, al día siguiente- le dieron un espacio a la muerte de Alfredo Rojas, el Tanque, reconocido como uno de los 100 jugadores que pasaron por River –en 1961, al comienzo de los 18 años sin títulos del club de Núñez- y por Boca –con mucha mejor suerte, campeón en 1965, club con el que se relacionó desde entonces-.

También fue especialmente querido en Lanús, donde surgió y debutó en Primera en 1956, y luego en Gimnasia, durante su paso previo a Boca. El Tanque, que fue un delantero con más fuerza que habilidad –y con muy buen cabezazo-, tenía 86 años cuando se desvaneció en la cochera del edificio en el que vivía, en Retiro. Pero además fue, sobre todo, el primer jugador en llevar un número icónico: la camiseta número 10 de Argentina en los Mundiales.

La numeración en las camisetas de fútbol, un poco para ayudar a los árbitros pero también a los espectadores y a los relatores, se estableció definitivamente en 1949. Ángel Labruna, por ejemplo, fue el primer 10 de River: ocurrió en un 4-0 ante Gimnasia, en el Monumental, el 12 de octubre de ese año. Hasta entonces, Argentina había jugado dos Mundiales a tono con la época: sin números en los dorsales. Como la selección no competiría en las dos Copas del Mundo siguientes, en Brasil 1950 y Suiza 1954, su primer Mundial con numeración sería en Suecia 1958. Y allí entró en acción el Tanque Rojas, entonces un joven de 21 años.

Es cierto que el 10 aún no tenía la fuerza que ganaría después gracias a Diego Maradona y a Lionel Messi –y se puede sumar a Mario Kempes, Ariel Ortega y Juan Román Riquelme en la selección, y a Ricardo Enrique Bochini en Independiente-, pero en aquel Mundial ya lo usaría Pelé, un joven brasileño de 17 años que en Suecia 1958 ganaría la primera de sus tres estrellas personales.

Lo curioso es que el primer 10 de Argentina no fue un 1 más un 0 sino un 1 más una D. Así, al menos, lo recordó Rojas en noviembre del año pasado, cuando concedió la que sería su última entrevista periodística. Tras 24 años de ausencia, Argentina debía debutar en el Mundial ante Alemania Federal (de blanco) y las camisetas corrían el riesgo de confundirse.

“El problema fue que nosotros solo teníamos la celeste y blanca de siempre. No existía la azul, la alternativa de ahora. El árbitro quería que un equipo cambie de camisetas y tuvimos que ir a un sorteo antes del partido, en la zona de vestuarios. Lo perdimos. Y tuvimos que salir de apuro a buscar una camiseta nueva. Le pedimos al club que jugaba en el estadio de Malmö si tenían camisetas y los tipos aparecieron con una amarilla (del IFK Malmö, un equipo que entonces jugaba en la Primera División sueca y en la actualidd deambula en la Tercera)”, le dijo a El País.

Los problemas, sin embargo, siguieron -y no sólo porque Argentina jugó «de Brasil», o al menos de amarillo-. “Los suecos no tenían camiseta número 10 y me dieron una con el 11. Lo tuvimos que arreglar con una cinta adhesiva, de apuro, usando el dedo para medirle el cero que le faltaba. Con el Negro (José) Ramos Delgado (José, defensor, luego figura de River y del Santos de Pelé), que entonces era mi compañero en Lanús, usamos la patita del segundo 1 pero lo hicimos más o menos y el 0 nos quedó como una letra D. Jugué de 1D más que de 10”, agregó Rojas, a este cronista.

Lo curioso fue que, durante muchos años, el origen de la camiseta que luego harían mítica Messi y Maradona pasó desapercibido. «Mirá, fui el primer 10 de Argentina en los Mundiales y no lo sabe nadie, nunca me lo habían preguntado. El único malo fui yo. Después vinieron Maradona y Messi, pero fui el primero.

-¿Por qué dice que era malo? ¿Cómo era como jugador?

-Yo era más un goleador. Era un tronco pero jugué en River y en Boca, y estuve en dos Mundiales, y fui el goleador en la Copa de las Naciones, y le hice el gol a Inglaterra en el Maracaná (se refiere a un cuadrangular internacional que Argentina ganó en Brasil en 1964).

El Tanque Rojas luego jugaría un segundo Mundial, en Inglaterra 1966, pero allí el número 10 fue Antonio Rattín, mediocampista central de Boca. Evidentemente, el número que luego usarían Maradona y Messi aún no había alcanzado su significado posterior: un premio al jugador más talentoso. Pero el primero de todos fue el Tanque Rojas, aunque casi nadie lo haya recordado.